Quería estrenar bien el año, quería hacerlo esquiando y poniéndome un poco a prueba. La estación del Puerto de Navacerrada iba a abrir, pero las dudas sobre si el aparcamiento podía utilizarse o no por los residentes en Madrid me hicieron decidirme por el skimo por los alrededores de Valdesquí. Habían anunciado que abría el parking y allí que me iba a ir de cabeza.
Madrugar un montón tiene sus inconvenientes, la quitanieves me avisó de que el parking todavía no estaba limpio, pero que en Cotos había sitio. Decidí parar allí para luego subir hasta arriba, iluso de mí. 10 cm de nieve en el asfalto y la cantidad de coches colapsaron el parking (sobre todo su entrada) a las 8 de la mañana y me hicieron imposible salir. Así que tocaba decidir: Peñalara o Valdesquí.
Me decidí por la segunda opción. Empecé subiendo poco a poco, disfrutando del paisaje del bosque y parando a grabar de vez en cuando. Hacía frío pero sin viento la sensación era muy agradable. Pocas veces he visto estos bosques tan bonitos y tan calmados.
Seguí subiendo y a medida que la vegetación disminuía, el viento aumentaba. Seguía siendo bastante soportable, el ejercicio constante de ir subiendo y la ropa adecuada funcionan de perlas contra el frío. Los problemas venían cuando había que grabar. Las baterías, a pesar de llevarlas en la capa interior, duraban minutos. Y los mini botones de la cámara o del grabador de audio eran un sufrimiento ya que tenía que quitarme los guantes unos segundos.
Pasé la Peña del Águila casi sin ver el remonte. Tras bordear el remonte del Noruego un atisbo de claridad me permitió llegar a ver la cafetería de Valdesquí y lo que imagino que era el remonte de Valdemartín. La motivación fue en aumento y decidí subir hasta el Alto de Las Guarramillas, me sentía fuerte.
Lo sí que era fuerte era el viento cerca de la cumbre. Me costaba mantenerme de pie. La mochila daba bandazos para los lados y tenía que llevar los esquís separados un metro para estar estable. Decidí abortar sin llegar a ver el edificio de la cumbre y pasé un momento durillo del que he aprendido algunas cosas. No me gusta llevar el casco puesto para subir, las mochilas que tengo permiten llevarlo enganchado en el exterior cómodamente. Lo que nunca había sufrido era ponerme el casco congelado.
Me quité el gorro, que era como un cartón y me intenté colocar el casco. Imposible. O el casco había mermado, o mi cabeza agrandado. No solo estaba muy frío, si no que parecía dos tallas menos. Pensé que a lo mejor la rosca se había girado para un menor tamaño, y estuve un minuto, que se me hizo muy largo, intentando abrir el casco al máximo. Al final, me dí cuenta de que el problema es que toda la parte mullida y blandita era como una piedra. Así que me lo apreté como pude, me puse la máscara y quité las focas con mucho cuidado de que no saliera ninguna volando. Las metí sin ningún cuidado dentro del anorak, puse las fijaciones en modo bajar y me fui para la pista Estadio corriendo.
Solo 20 metros menos de altura pero unas condiciones mucho más favorables me permitieron parar, recolocarme un poco todo el material e incluso sacar la cámara. Últimamente uso la Insta360 One R, que tiene dos lentes para grabar en 360º, pues en 2 minutos que tarde en quitarme y ponerme la mochila una de las lentes se me congeló. Nunca me había pasado, otra cosa que sé que no tengo que hacer en el futuro.
La bajada fue un poco complicada, poca visibilidad, montoneras de nieve por el viento y zonas donde asomaban las piedras de la pista. Al final, me acerqué a uno de los paravientos y pude hacer algunos giros decentes y disfrutar de la nieve polvo y de mi primera esquiada en montaña desde Marzo. Llegué hasta la base de Valdesquí muy contento y pensando que me tocaba la última parte dura. Subir hasta la Peña del Águila para volver a Cotos.
En menos de 15 minutos estaba arriba, ya solo quedaba disfrutar del bosque hasta Cotos. Y vaya si lo disfruté, no tiene mucha pendiente, pero la nieve estaba suelta, la visibilidad era buena y no se rascaba en ningún giro. Ideal para acabar un gran día.
En resumen: un día que en cualquier otra temporada hubiera sido horrible y de condiciones durísimas me dejó con una sonrisa en la cara y satisfacción de una actividad muy divertida.
Os dejo el vídeo como siempre: