Hace no mucho Carolo nos explicaba en uno de sus magníficos artículos cuatro campos en los que mejorar nuestro esquí, hoy querría añadir mi granito de arena a ese discurso, me gustaría hablaros de un elemento en el que podéis trabajar para mejorar vuestro esquí: la harmonía y continuidad de movimientos.
La verdad es que son elementos un poco ‘intangibles’ (si me permitís la expresión), a veces difíciles de entender y más aún de trabajar, pero la realidad es que la harmonía, continuidad y gradualidad de movimientos son de esos elementos que, sin mejorar técnicamente nuestro esquí, nos harán crecer como esquiadores.
De hecho la temporada pasada abordé ya este tema como un elemento a trabajar para esquiar mejor en nieve primavera, hoy me gustaría ahondar un poco más en este tema y en su importancia si queremos ser grandes esquiadores sobre cualquier tipo de nieve y pendiente...
Si por ejemplo os paráis en una pista de dificultad media y dedicáis un rato a ver esquiar a los que os rodean os daréis cuenta de que hay algo que en algunos casos llama la atención más que la técnica o la velocidad: la continuidad, facilidad y naturalidad de movimientos. De hecho en muchos casos veréis esquiadores que pese a no esquiar muy rápido o no tener un esquí técnicamente espectacular, demuestran una esquiada continua, fluida, fácil y natural, enlazando una curva con la siguiente sin tiempos muertos o fases estáticas. Curiosamente, es sobre esos esquiadores a los que van a parar las miradas.
¿Y cual es el secreto os preguntaréis la mayoría? Pues la clave es entender que esquiar estable y equilibrado no es lo mismo que esquiar estático, y que esquiar rápido no necesariamente implica moverse bruscamente. El misterio reside en buscar el encadenamiento de las curvas y la continuidad en todos nuestros movimientos, que el final de una curva sea el principio de la siguiente, que cada uno de nuestros movimientos empiece donde acaba el anterior: que no haya fases estáticas en nuestra esquiada.
Pero, sobretodo, es necesario entender que a veces el total es más importante que la suma de las partes: entender el esquí como un ‘todo’, una compleja máquina en que muchos engranajes pequeños trabajan a la vez para lograr un resultado final. No nos interesa tanto que cada una de las piezas funcione bien sinó que todas juntas, funcionando a la vez, produzcan el resultado esperado.
En demasiadas ocasiones tendemos a centrarnos en un solo gesto, en trabajar una parte de la curva, o un movimiento que hace una parte del cuerpo buscando un análisis y trabajo ‘parcial’ de nuestro esquema motriz pero, aunque sea de vez en cuando, es conveniente abrir un poco el plano y, en lugar de fijarnos en un aspecto, gesto o parte concreta del cuerpo, fijarnos en la globalidad de los movimientos que hacemos y como se unen, enlazan, contrarestan o complementan entre ellos.
Si me permitís la analogía, esquiar es un poco como bailar, no basta con hacer una serie de movimientos correctos, no basta con tener una técnica pulida, hace falta sentir el ritmo y buscar que los movimientos sean fluidos, continuos y naturales. Hace falta encontrar la harmonía.
Winter is coming!
Como nuestra, un botón, esta bajada no es más que una demostración de paralelo elemental en la que he buscado
una correcta continuidad de movimientos y un correcto enlace de las curvas, evitando fases estáticas.
La demostración realizada en este vídeo no pretende ajustarse a los canones de ninguna escuela ni centro de formación concretos
y debe entenderse solamente como un soporte audiovisual que pretende ilustrar el contenido de este artículo.
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Sam Suarez,
Técnico deportivo superior