A los Alpes puedes ir de dos maneras. Meterte en una de esas estaciones de altura con grandes edficios y apartamentos a destajo, o ya que vas, lo haces como mandan los cánones: te metes en una estación de esas que están en esas montañas y esos valles con esos pueblecitos, tal como te explicaban de pequeño que eran los cuentos. Si te decides por esta segunda posibilidad, uno de esos destinos es Villars, en Suiza.
El lugar es realmente como te cuentan que son los Alpes. Casitas de madera, sin edificios altos, niños jugando con trineos por los parques, y hasta gente esquiando por las calles más altas del pueblo. No está Heidi, porque de pequeño nos enseñaban que prefería el verano, pero seguramente hubiera estado mirando entre los visillos de algunos de esos chalets típicamente suizos.
Villars-Diablerets es un complejo invernal de gran tamaño, con unos 125 kilómetros de pistas, pero repartidas por un area en hectáreas tan inmensa, que allí dentro caben tres estaciones, varios teleféricos de vértigo, un pueblo, varias aldeas en mitad de pistas y hasta un tren que hace parada en el corazón de la estación. Y esto es literal: tiene una parada, la última, en cotas altas. Te puedes bajar del vagón, calzarte los esquis y empezar a bajar durante un largo rato directamente. Eso sí, si quieres volver a subir deberás comprar un forfait!.
Se trata además de una de las estaciones más cercanas a Ginebra. Se puede visitar en plan 'express'. Swiss por ejemplo tiene un vuelo directo desde Barcelona que llega a las 19.30h y de allí en un par de horas en tren te plantas en el hotel, y tienes la vuelta a las 19:05h para aterizar a las 20:25h. a precios de low-cost (ahora mismo acabo de mirar, y por menos de 100€ ida y vuelta) y te llevan los esquis gratis.
Pero para el que quiera visitar Villars bien visitado, lo mejor es escaparse un mínimo de 5 días. Entonces lo mejor es empezar por Diablerettes. Es la zona de glaciar y desde hace muy pocos años vuelven a abrir en verano, lo que da una garantía de que siempre encontrarás nieve para esquiar. Es una estación que en invierno no tiene ningún aliciente, sobretodo cuando ves el resto del complejo invernal. Pero merece la pena ir a visitarla por tres razones:
- La Combe d'Audon.: Mítica pista negra que parte de los 3.000 metros y te deja en los 1.837 metros. Son 1.100 metros de desnivel en 7 kilómetros. Una bajada no solo para expertos, sino para gente que esté en forma. Es una de esas pistas que todo esquiador ha de hacer aunque sea una sola vez en la vida.
- La bajada en teleférico: Tanto para subir como para bajar, si no se hace la Combe d'Audon, se debe tomar dos teleféricos. El segundo de ellos, que te devuelve a la carretera, salva un desnivel importante no apto para vertiginosos. Una especie de montaña rusa a velocidad lenta.
- El Puente Peak Walk by Tisot: Está colgado a mas de 3.000 metros de altura, y te lleva a un mirador desde el que puedes ver una panorámica de 360º de todos los Alpes, al menos los que te alcanza la vista!
Visita indispensable si te entra el apetito, es una visita al Refuge Espace. Diseñado por el arquitecto Mario Botta, el lugar es una especie de cabaña recubierta de papel de chapa, pero cuando entras la decoración está muy cuidada, donde la madera lo inunda todo, excepto la pequeña cocina de su propietaria, quien cocina de maravilla especialidades de la zona.
Especialmente recomendable la sopa de salchicha o el 'Tomme Fleurette', queso suave caliente con aceite de trufa y patatas fritas... También puedes optar por quedarte fuera a tomarte un café caliente y admirar las vistas.
Gran parte de este recorrido de vuelta lo haces entre los chalets de la gente del pueblo, hasta el punto que las pistas cruzan calles. Tienes preferencia sobre los coches, pero siempre hay que estar atento, como es lógico. El descenso acaba en la misma carretera, donde te indican que debes quitarte los esquís. Luego si quieres puedes volver a ponértelos para o bien tomar el telecabina para volver a subir, o meterte en el pueblo para llegar a Villars.
La estación tiene unos 125 kilómetros de pistas. Puede parecer una superficie del montón, pero estamos hablando de una configuracion de trazados a lo suizo. Es decir, si una pista va para aquella dirección, ninguna otra le acompaña, o lo que es lo mismo, no hay pistas paralelas. El area esquiable es enorme, con una muy amplia variedad de sectores muy distintos unos de otros. Tanto podemos estar en un pico alto con vistas a media Suiza, como esquiar entre grandes árboles nevados, o hacerlo en una pista de bumps. Incluso podemos deslizarnos junto a alguna aldea, o pasando entre sus casas. Aquí encontraremos también, mas que pistas anchas, trazados amplios y largos.
En general es una estación bastante homogénea con pistas para todo tipo de nivel por todo el dominio esquiable, ideal para las familias. Si habría que hacer una clara diferencia habría que hacerla entre la parte alta, más despejada, y la de cotas medias a bajas con zonas boscosas. Esta zona es especialmente atractiva, sobretodo la que va hacia el pueblo de Villars, porque vas en paralelo a las vías del tren, atraviesas un pequeño túnel e incluso pasas junto a los chalets de la parte alte del pueblo. Es mas, puede que hasta tengas que atravesar una carretera, en esta ocasión sin quitarte los esquís porque dejan un pasillo de nieve. Una vez abajo tienes toda una población con todo tipo de servicios que no ha querido perder su identidad de pueblo de montaña suizo, con edificaciones de madera y muchas calles nevadas en invierno. Es una zona muy activa los fines de semana por la noche, y no falta una amplia oferta de supermercados para el que decida hacer su estancia en un apartamento.
Desde el mismo pueblo parte un tren accesible con el forfait, que discurre serpenteante hasta llegar al centro neurálgico de la estación, a una altura de 1.800 metros.
Como pasa en la mayoría de estaciones de los Alpes, aquí cada restaurante lo lleva una familia ajena totalmente a la estación. En nuestro caso escogimos L'Etable, un lugar que como bien indica el nombre, era un antiguo establo. Sorprende ver allí arriba caballos, gallinas y algún que otro animal que hace las delicias sobretodo de los mas pequeños. Una vez dentro lo mejor es dejarse aconsejar por sus propietarios. Comer en estos restaurantes no es barato, y mas para un español, pero debería pertenecer a una parte de la experiencia de venir a esquiar a Suiza. Estos restaurantes merecen la pena por el hecho de que la comida que ofrecen es toda de gastronomía local, quien cocina suele hacerlo desde hace años, y el ambiente y decoración es puramente de esquí y esquiadores. No comer en un restaurante alpino es dejar incompleta tu experiencia en un viaje de estos.
Para el que no se sepa mover bien en el francés, ni tampoco se desenvuelva en la lengua de Shakespeare, en cada lugar suele haber alguien que hable español. No es que seamos muchos los que vamos allí, sino que o bien a ellos les encanta nuestro idioma porque vienen a veranear, o hay algún trabajado español o sudamericano.
Para más informaciçon, antes de partir, no te olvides de visitar algunas de estas webs:
- My Switzerland: Podrás conocer más detalles del destino, e incluso requisitos para tu estancia
- Swiss.com: Sin duda la mejor opción para viajar. Precios económicos, facturación gratuita de material de esquí, y horarios compatibles si has de hacer un viaje express
-villars.ch: La web oficial con algunas ofertas y el plano al detalle.