Fuentes sindicales apuntan que la dirección estudia nuevos productos como las planchas de kitesurfing, que serían complementarias a los esquís y reducirían la estacionalidad de la producción y de la plantilla (muy concentrada en los meses de verano, que es cuando se hacen los pedidos por en invierno). La dirección de Rossignol, sin embargo, no da todavía ningún detalle de hacia dónde puede ir esta diversificación de la planta más allá de decir que tienen diferentes proyectos en estudio para llevarlos a Catalunya.
El giro en la estrategia de Rossignol es fruto del cambio accionarial que culminó la empresa hace dos años, cuando el fondo escandinavo Altor adquirió el 80% del capital. Desde entonces, explican fuentes de la empresa, Rossignol ha concentrado en mejorar resultados. De hecho, en el último ejercicio obtuvo unas ventas en todo el mundo de 241 millones de euros, un 8% superiores, mientras que el mercado mundial del sector del esquí está en pleno descenso, con caídas cercanas al 7% .
En paralelo, la compañía también da el primer paso hacia la diversificación en el sector de la moda. Rossignol Apparel acaba de sacar al mercado una línea de ropa de deporte de nieve y montaña y de estética urbana, tanto para hombre como para mujer. Proyecta abrir tiendas en Francia, Suiza e Italia y acaba de inaugurar una en Artés, junto a la fábrica.
Un segundo proyecto que tiene en marcha el grupo es la compra de la reconocida marca de bicicletas francesa Time Sport. Las negociaciones están avanzadas, pero aún no han culminado. El fabricante de bicis, nacido hace 30 años, factura 12 millones y ocupa 120 personas.
La fábrica catalana confía en facturar 34 millones de euros este año, una cifra similar a la del 2014. La plantilla la forman 240 personas pero crece hasta un 40% con empleados fijos discontinuos que trabajan sólo durante los meses de producción fuerte y terminan justo cuando comienza la temporada de esquí.
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