Aunque el dato parezca increíble, cada año muere una media de un Ski Patrol en Estados Unidos mientras realiza tareas de control de avalanchas. La mayoría de ellos cuando lanzar cañonazos no era suficiente, y han tenido que ir hasta el lugar para colocar una carga y tratar de marchar pitando antes de que explote. No siempre se logra, y alguno ha acabado enterrado en varias ocasiones, con la suerte que lo han podido sacar a tiempo, Pero no siempre se tiene la misma fortuna, y mas de uno ha acabado sepultado para siempre.
Una empresa norteamericana se ha fijado en este problema, y ha desarrollado un dron para soltar explosivos en aquellos puntos exactos donde sea necesario. De esta manera el piloto podrá manejar el aparato cómodamente sentado en el cuarto de operaciones. Aunque a veces esta operación se puede hacer con un helicóptero, el viento provocado por las hélices no siempre permite acercarse al punto exacto sin riesgo de provocar la avalancha sin control alguno.
En 2013 tres socios pusieron en marcha una empresa llamada Mountain Drones, que tal como indica el nombre, está especializada en octopóteros para ser usados en zonas de montaña. Un amigo de uno de los socios murió en Vail colocando una carga en un punto de montaña, y se pusieron manos a la obra para desarrollar un modelo que pudiese operar en las difíciles zonas donde se amontona la nieve.
La compañía realizó algunos vuelos de prueba la temporada pasada, y este invierno quiere lanzar los modelos definitivos en estaciones de Colorado, entre ellas Telluride, donde tiene la sede la empresa. Las empresas que dirigen estos complejos invernales están lógicamente muy interesadas, pero todavía les falta el permiso de la Federal Aviation Administration (FAA). Dado el nivel de alerta terrorista que tiene Estados Unidos permanentemente, regularizar el vuelo de drones que tienen explosivos enganchados para que vuelen libremente por los cielos del país, es algo que probablemente no será sencillo.
Actualmente la FAA no permite que los drones vuelen en zonas con multitudes, y no permiten que suelten nada durante su vuelo, y mucho menos una bomba. De momento las pruebas se han hecho con explosivos falsos que tienen el mismo peso que una carga real antiavalanchas, y se ha logrado dejar con éxito en el punto exacto.
El modelo para las estaciones tiene ocho hélices de 76 centímetros de largo, y una batería que les permite volar durante 45 minutos. La capacidad de cargas en dinamita es de la mitad de su peso total, la suficiente para dejar cinco explosivos en una operación. Además tiene unos sensores que permiten medir el espesor de la nieve para que los patrulleros elijan que tipo de dinamita necesitan para explosionar con seguridad.
Los drones actuales no operan bien en situaciones de meteorología adversa. El modelo de Mountain Drones tiene una estructura estanca patentada por ellos y luces led para una mayor visibilidad del operario.
Mientras esperan que la FAA les permita hacer volar drones cargados de dinamita por los cielos norteamericanos, tratan de expandir su mercado hacia otras necesidades, como la cartografía de montañas mediante GPS integrado en sus aparatos y el monitoreo ambiental. También buscan clientes en otros países con más permisividad.