La capital china se impuso a la antigua capital de Kazajstán, Almaty, tras una votación en la que participaron 85 de los 101 miembros del comité (entre los que no votaron estaban los tres representantes chinos y el presidente saliente de la FIFA, Sepp Blatter). Pequín se ha impuesto por sólo 4 votos (44-40).
Los principales argumentos de la candidatura eran el gran potencial financiero de China, la experiencia de la ciudad en importantes eventos deportivos y la posibilidad de aumentar la afición por los disciplinas invernales entre cientos de millones de seguidores chinos.
Tras el anuncio, la delegación china, liderada por la viceprimera ministra Liu Yandong y en la que también estaba el exjugador de baloncesto Yao Ming, estalló en alegría, tras casi dos años de carrera por lograr esta designación. Pekín ha tenido éxito con una arriesgada propuesta, que celebrará las pruebas sobre hielo en Pekín (muchas de ellas en los mismos estadios que acogieron los JJOO de 2008), las de esquí nórdico en Zhangjiakou, a 250 kilómetros, y las de esquí alpino en Yanqing, a mitad de camino y al pie de la Gran Muralla. Frente a la lejanía de las instalaciones, Pekín ha argumentado que estarán unidas por trenes de alta velocidad, por lo que la distancia entre unas y otras se recorrerá en menos de media hora.
La posible falta de nieve, algo habitual en el árido norte de China, se compensará con el uso de cañones artificiales, mientras que Pekín invertirá en los próximos años unos 160.000 millones de dólares para reducir su contaminación atmosférica.
Por otro lado, la suiza Lausana, sede precisamente del COI, se encargará de organizar los Juegos Olímpicos de Invierno de la Juventud de 2020 tras imponerse en la votación a la rumana Brasov, que acogió el Festival Olímpico Europeo de Invierno de la Juventud.