El madrileño Javier Fernández, que venía de revalidar en Budapest el título de campeón de Europa logrado en Zagreb el año pasado, en el que logró el bronce en el Mundial de London (Canadá), se quedó a muy poco de la medalla, que perdió, por un error de cálculo en el programa largo, tras el cual logró, no obstante, a sus 22 años, un meritorio y esperanzador cuarto puesto.
Que fue el mejor de entre todos los deportistas que en Sochi representaron a España, que deberá seguir esperando por su tercera medalla en unos Juegos de invierno, toda vez que durante éstos -los 22º de la historia- cumpliesen 42 y 22 años los trofeos logrados por los hermanos madrileños Paco y Blanca Fernández Ochoa, respectivamente. Paquito, único campeón olímpico español en una cita invernal, se impuso en el eslalon de esquí alpino de los Juegos de Sapporo-72 (Japón), mientras que su hermana Blanca logró el bronce en idéntica disciplina en los de Albertville-92 (Francia).
'SuperJavi' encabezó en el 'Iceberg', con solvencia, la representación de la Federación Española de Deportes de Hielo (FEDH), entidad joven que se estrenó en los Juegos de Vancouver, hace cuatro años, presidida por María Teresa Samaranch y dirigida con enorme cordura por su vicepresidenta, Gloria Estefanell. Con escasos recursos, la FEDH dio una buena imagen en Sochi, ya que contó -gracias a los buenos resultados de su tocayo Fernández- con un segundo patinador, el también madrileño Javier Raya; y, por primera vez en la historia, presentó una pareja de danza. La integraron el catalán Adrià Díaz y la madrileña Sara Hurtado, que debutaron con la mejor actuación de su carrera y, tras acabar 12º el programa corto, concluyeron la prueba, tras la danza libre, en 13ª posición.
La andaluza Carolina Ruiz, la única española que ha ganado un descenso de la Copa del Mundo, apuntaba alto, tanto en esa disciplina, como en el supergigante, pero salió en blanco de Krásnaya Poliana, sede del esquí alpino. La esquiadora de Sierra Nevada arriesgó y se salió en ambas pruebas, por lo que se fue triste de Rusia, consciente de que, a sus 32 años, ésta -su cuarta- era su última cita olímpica.
La catalana Queralt Castellet, que tenía muchas ganas de sacarse la espina de Vancouver -donde, tras haber pasado a la final tercera, se golpeó la cabeza antes de disputarla y fue trasladada a un hospital de la capital de la Columbia Británica como medida preventiva-, volvió a clasificarse para la final en el 'halfpipe' de snowboard de forma clara: con la segunda mejor marca. Pero la 'rider' de Sabadell, de 24 años, acabó la competición en 11ª posición y deberá esperar a la cita de Pyeongchang (Corea del Sur), dentro de cuatro años, donde sería olímpica por cuarta vez, para optar de nuevo a medalla.
El sábado, durante la penúltima jornada de competición, el esquí de fondo también lanzó un destello esperanzador, gracias a la catalana Laura Orgué, que logró un meritorio 10º puesto en la prueba de 30 kilómetros, estilo libre, en la que Marit Bjoergen encabezó un 'triplete' noruego y, al alzarse con su sexto oro, se convirtió en la más laureada de la historia invernal olímpica. La fondista brilló al lograr en el centro de esquí de fondo que llevaba su nombre (Laura) el mejor resultado, con diferencia, de su carrera deportiva en un gran evento internacional. Con 27 años, Orgué aún tendrá la oportunidad -si cuenta con los apoyos necesarios- de volver a pronunciarse deportivamente dentro de cuatro años en PyeongChang. Su décimo puesto fue, junto con los anteriormente reseñados, de lo más destacado de la delegación de veinte deportistas que representaron a España en Sochi.
España, que había tenido en Vancouver-2010 un decimosegundo puesto de Queralt Castellet en freestyle y un decimocuarto en patinaje artístico con Javier Fernández, obtiene mejores resultados en Sochi que en la cita canadiense.