El Ejecutivo ha agilizado los trámites con idea de poder disponer de nieve artificial en la próxima temporada. No solo porque los técnicos opinan que esa nieve, por artificial que sea, insuflará vida a la estación, sino porque la Consejería de Industria, tal y como adelantó El Diario Montañes, sigue pensando en ceder la gestión de las instalaciones a una empresa privada y no disponer de sistema de innivación complicaría las cosas.
De hecho, las conversaciones que el Gobierno inició en diciembre de 2012 con Saetde, una de las sociedades que gestiona el dominio Grandvalira (Andorra), quedaron pendientes de que la firma realizara un estudio de mercado.
Un año después trascendió que, realizados los primeros sondeos, Saetde habría estimado que la estación de esquí necesitaría, para empezar a despegar y ser rentable, y para que ellos puedan comenzar a pensar en las instalaciones como negocio, una inversión de casi veinte millones de euros. Mucho dinero para una estación familiar, de fin de semana, con 28 kilómetros esquiables, en el mejor de los casos. Por eso, habría propuesto al Gobierno que cargue con los gastos de la instalación que permitirá producir nieve artificial, y de esa manera volver a valorar la propuesta.
En este escenario, la maquinaria del Gobierno se ha puesto en marcha tratando de ganar tiempo. Con el primer obstáculo salvado (el permiso de la Confederación Hidrográfica del Ebro para aprovechar las aguas del río Híjar en la zona de Brañavieja), durante varios meses se han celebrado reuniones hasta lograr una decisión de consenso sobre dónde instalar las balsas para el almacenamiento de agua. La idea de instalar una gran balsa en la zona de Las Hoyas no convencía a todos. Técnicos de la zona aseguraban que hacerlo en ese lugar podría acarrear serios problemas de seguridad. Sin embargo, después de encendidas reuniones, se ha llegado a un acuerdo que parece convencer a todos y que suma más protecciones de las previstas inicialmente.
Esta es, en cualquier caso, la tercera vez que la obra sale a concurso. El Gobierno PRC-PSOE ya licitó los trabajos meses antes de las últimas elecciones. El plan lo frustró más tarde el Ejecutivo de Ignacio Diego, aduciendo que regionalistas y socialistas habían empezado la casa por el tejado; que había proyecto, pero no había agua. Todo apunta a que ahora ya saben de dónde sacarla. Mucho antes, en 1989, otro Gobierno del PP compró e instaló 80 cañones de nieve que nunca funcionaron bien, con lo que, por el camino, se perdieron dinero y esfuerzo.
El Gobierno suma la licitación de los cañones de nieve, con los que confía en relanzar la estación de esquí, al anuncio, hace sólo unos días, de la inminente publicación del concurso para construir una telecabina que permitirá a los visitantes «volar sobre el parque de Cabárceno». Ambos proyectos compartirán protagonismo en Fitur, la feria de turismo que a partir del jueves se celebra en Madrid, además del centro Botín y el mundial de vela que el año próximo se celebrará en Santander.
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