El Gobierno de Aragón negocia la compra de la estación de Candanchú por un «precio testimonial» con el objetivo de integrarla en el grupo Aramón y asegurar su futuro. Las conversaciones con el director y accionista del complejo, Eduardo Roldán, se alargan desde hace meses por las diferencias abismales de valoración económica entre las partes, ya que Roldán reclama diez millones de euros tras rebajar sus pretensiones iniciales y la DGA está muy lejos de asumir esta cantidad.
La Administración no puede hacer frente a las pretensiones de Candanchú, que inició las conversaciones reclamando 28 millones de euros por deshacerse de la concesión. Conforme han avanzado los contactos, las pretensiones económicas se han reducido hasta los citados diez millones. Sin embargo, la cifra no se acerca ni por asomo a la cantidad que está dispuesta a desembolsar la DGA, socia de Aramón a partes iguales con Ibercaja.
La integración de Candanchú en Aramón ya la intentó el Gobierno de Iglesias, pero fracasó porque la estación no reducía su objetivo de ingresar 28 millones de euros. Además, los negocios que verdaderamente generan ingresos, los alquileres de esquís y la escuela, se sacaron de la sociedad, lo que terminó por arruinar cualquier tipo de acercamiento entre las partes.
Dos informes de valoración de la estación reducen a mínimos la tasación del complejo. Uno de ellos fue solicitado en su día por el grupo Aramón, mientras que el segundo fue solicitado hace solo unos meses por la Corporación Empresarial Pública de Aragón para encarar la negociación. El director y accionista de la estación, Eduardo Roldán, consideró a finales de agosto que el complejo tiene «un valor intrínseco» por su historia e imagen, independientemente de la valoración de la situación financiera, y confió en cerrar un acuerdo dada la importancia estratégica de la integración.
Las conversaciones se desarrollan al mismo tiempo que ha salido a relucir la crítica situación financiera de la estación, que no paga las nóminas a sus trabajadores desde hace tres meses y se ha quedado sin luz por impago.
Antes esta panorama, el consejero de Presidencia, Roberto Bermúdez de Castro, señaló tras el Consejo de Gobierno que la DGA ayudará a Candanchú «si se deja ayudar». En este sentido, incidió en que el Gobierno «no es un fondo buitre ni un especulador ni nada que se le parezca», pero dejó bien claro que con la estación puede llegar hasta donde le deja la ley. «Ni un euro más», añadió.
Bermúdez también reconoció que las inversiones realizadas en la estación Formigal han podido perjudicar a las del valle del Aragón, provocando una fuga de esquiadores, y reafirmó su apuesta por el sector estratégico de la nieve. «Vamos a intentar echar una mano a Canchanchú por todos los medios, si se dejan», dijo antes de considerar que si la estación hace un «ajuste importante» de costes, sin tocar la plantilla, podrá abrir la próxima temporada.
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