Canfranc estación nació entorno a su estación internacional con las primeras obras a principios del siglo XX. Desde entonces la terminal y el pueblo han llevado vidas paralelas tanto para lo bueno como para lo malo. En 1970 se cerró la línea y el pueblo entró en caída libre.
Pero esto no fue todo. En el año 1993 se cerraron las aduanas, lo que supuso otro duro golpe para la vida en el municipio. Siempre se había vivido del paso y del intercambio y no se sabía subsistir de otra manera. Con la decisión de construir el túnel carretero del Somport se abrieron nuevas expectativas, pero pronto nos dimos cuenta de que posiblemente uno y otro túnel, además de ser casi paralelos físicamente, podrían llevar también vidas paralelas.
Por ello, sin renunciar a nuestra vocación de sitio de paso teníamos que buscar otras formas de desarrollo. Canfranc, a pesar de la cercanía de las estaciones de esquí, nunca había vivido del turismo, pero llegado a este punto y para poder renacer se tuvo que iniciar la reconversión del municipio, cosa que no está siendo nada fácil.
La rehabilitación de la estación de Canfranc debe de suponer ese motor que nos lleve a recuperar la vida del pueblo y del valle. El 11 de octubre de 2005 debe pasar a la historia como un día clave de un nuevo Canfranc, y que se refrendará (estoy seguro) con la futura ¡reapertura de la línea internacional!
Con la firma del convenio, la estación pasa a propiedad del Gobierno de Aragón y se desbloquea el proyecto de urbanización de unas 18 hectáreas del entorno que no son necesarias para el proyecto de reapertura de la línea.
La estación internacional deja de ser una estación de tren para transformarse en un hotel de lujo en su ala norte y una zona de servicios en su ala sur (restaurantes, bares, museo...). La financiación de la operación se consigue con subvenciones de entes públicas (DGA y el 1% Cultural del Gobierno Central), pero fundamentalmente con las plusvalías de las 18 hectáreas que se desafectan.
En la zona norte, en las proximidades del llamado paseo de los Melancólicos, se construye una nueva estación (apeadero) y se dejan entorno a 7 playas de vías para la futura reapertura de la línea. El proyecto de rehabilitación de la estación ya lo tenemos y, como ya se sabe, es del arquitecto Pérez Latorre. Asimismo, el plan parcial para urbanizar las hectáreas que se desafectan lo ha empezado a hacer el equipo de arquitectos de Oriol Boigas, ganador del concurso de ideas.
Muchas han sido las personas de Aragón, pero también de otras comunidades autónomas e incluso de otros países, que nos han ayudado a conseguir ¡salvar la estación!. Todos los 18 de julio desde que se cerró, muchos anónimos nos han visitado y nos han ayudado en nuestra demanda.
Si algo tenemos claro los canfranqueses es que la estación no es nuestra, sino de todos los aragoneses y españoles. Es un proyecto de Estado, que en su día costo mucho esfuerzo (incluso vidas humanas) y lo que no es de recibo es que la dejáramos caer. Los políticos hacen al final lo que la sociedad les demanda y el pueblo ha decidido. Estamos seguros de que sin la ayuda de todas aquellos que han estado en las reivindicaciones no habría sido posible salvar este edificio. Por ello: ¡FELICIDADES A TODOS!
Pasado y futuro de Canfranc
La estación internacional deja de ser un edificio ferroviario para convertirse en un hotel de lujo, en su ala norte, y una zona de servicios, en su ala sur.