El otro día explicábamos que, para visualizar lo que hacemos al esquiar, debíamos tratar de ver las cosas desde una perspectiva interna y utilizar vívidamente todos los sentidos, para recrear lo más realistamente la situación. Así, activamos los canales neuronales que se emplean en el movimiento real y nos preparamos – casi nos programamos - para llevarlos a cabo en el futuro.
Pero una de las cosas más importantes para que la imaginación funcione, es hacerlo con convicción y tener confianza; realmente creer en el movimiento o la maniobra que queremos hacer. Si no nos vemos capaces de ejecutar eso que visualizamos, difícilmente podremos luego aplicarlo.
Para creer en algo tiene que ser realista, como realistas tienen que ser los objetivos que nos planteemos. Quizás imaginarnos dando un salto de doce metros sea demasiado, pero visualizar uno, simplemente, un poco más grande del que solemos hacer, hará que nuestra mente crea en la posibilidad de ejecutarlo y sea capaz de imaginarlo verosímil y vívidamente. O sea, que para “ver”, primero hay que creer, juas.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2012