En el mes de julio sacábamos en este blog dos interesantes (artículo 1 y artículo 2) , en mi opinión, artículos para ver qué opinaban cuatro expertos profesores de esquí respecto al uso de material de competición por parte de los aficionados. Refiriéndonos por aficionados a la mayoría de esquiadores, como se dice ahora, "recreativos". Siempre encontraremos excepciones, como es lógico. Quizás ahora que viene el frío y la nieve de nuevo apetezca leerlo de nuevo y tenerlo en cuenta a la hora de comprar el material para la temporada que viene.
Me gustaría que quedara claro que nos referimos a material de competición y por parte de esquiadores aficionados como esquís habituales. Lógicamente a todos nos gusta tener un escarceo con material "del duro de verdad", pero más como prueba que como compra para esquí definitivo.
A continuación os hago un resumen de lo que nos contaron nuestros expertos de Nevasport, a los que agradezco de nuevos su colaboración. Son muy conocidos por todos vosotros:
- Robert Puente. (Enpistas.com). (Nevasport). (Libros).
- Sam Suárez. (Winter is coming).
- Aitor Ortiz de Mendibil. (SAFE)
- Carlos Guerrero Castillo (Carolo). (Esquiar con los pies) (El rincón de Carolo).
Aitor Ortiz de Mendíbil
Aitor es Formador y coordinador de área de nieve y montaña de SAFE Formación, también es Instructor y Entrenador de esquí alpino y telemark desde hace más de 25 años. Y, además, Delegado Técnico RFEDI de esquí alpino y telemark. Sobre todo destacaría su pasión por el telemark y lo definiría como un “espíritu libre” dentro del mundo de la nieve. Esto es lo que nos cuenta Aitor:
Vaya por delante que el concepto de esquí duro o blando es un concepto bastante relativo y sujeto a muchas variables.
Un esquí de especificaciones FIS es un esquí de competición, está diseñado, pensado y construido para correr en determinadas condiciones de nieve, cuanto más dura mejor. Eso tendríamos que tenerlo claro. Y una estación de esquí un fin de semana, y en pista abierta no es un estadio de competición, eso también creo que lo entendemos todos.
Un esquí FIS puede tener diferentes durezas y comportamientos: no es lo mismo un SL que un GS (entiendo que aquí no hablamos de esquís de velocidad, SG y DH), y está pensado para que su rendimiento máximo se saque a determinada velocidad, flexando el esquí en puntos concretos dependiendo del momento dentro de la curva, y con ciertos requerimientos físicos.
Sin estas premisas se estará utilizando un material en un rango entre el 20 y el 40% de su potencial. Y ese será el rendimiento que le sacaremos a esos esquís fuera de la competición y en un ambiente de esquiador recreacional, que es el que tenemos la inmensa mayoría de los esquiadores cuando realizamos nuestras bajadas por pista abierta, profesores incluidos.
Luego está el componente psicológico del asunto, que nos viene a decir que si creemos que utilizando ese material vamos a esquiar mejor, y lo creemos a pies juntillas ahí ya no hay nada que decir, puesto que, seguramente, nuestra apreciación nos confirmará que, efectivamente, esquiamos mejor, al margen de lo que pueda decir un observador externo. Esto es así y no hay vuelta de hoja. Si alguien quiere conducir un coche de rallye para sus desplazamientos diarios, con sus suspensiones durísimas, sus asientos rígidos y sin elevalunas, y piensa que va cómodo no hay nada más que hablar, los gustos y las sensaciones son personales y soberanos.
Ahora bien, si alguien pregunta si ese esquí es el más adecuado para su nivel, y sobre todo, con la vista puesta en que este nivel evolucione, y está dispuesto a aceptar las respuestas aunque vayan en otra dirección que la que él lleva, entonces está claro que hay multitud de esquís más ligeros, más dulces, más fáciles de llevar, con un comportamiento noble, que nos permitirán esquiar más y mejor durante nuestras jornadas en la montaña.
Y esto es así porque los esquís, todos los esquís, están muy bien pensados, y no son ellos los que plantean problemas sino nosotros y nuestras expectativas.
Un esquí de gama media o media-alta, bien preparado en cantos y suela, con una medida acorde con nuestras características, si es “pilotado” de manera adecuada es más que suficiente y gratificante, y será un excelente compañero de progresión en un 90% de los casos en esquiadores obsesionados con el material FIS o tope de gama.
Podría hablar también del tema de los radios de giro de los diferentes esquís, y de lo idóneo o no que para un esquiador en progresión (la inmensa mayoría) puede ser un esquí de radio corto (un SL o similar), en el que confiamos ciegamente para que sea él el que “pilote” y no nosotros.
La combinación de esquí FIS y SL se me antoja, por lo tanto, como enemiga de la evolución técnica para el común de los esquiadores “terrestres”, entre los que me incluyo. De vez en cuando me gusta probar este tipo de esquís, pero tengo claro que su requerimiento no encaja con mis pretensiones, y aunque pueda pasar un rato divertido dando a este material aquello que pide a gritos, uno no está por la labor de esquiar así un día entero, ni cobrando.
Si me piden recomendación recomiendo, pero si el que la pide comienza a poner “peros” uno no insiste, no merece la pena. Seguramente el esquiador se sienta mejor con los esquís con los que él piensa que va a esquiar mejor, al fin y al cabo de eso trata el esquí, de sensaciones.
Carlos Guerrero Castillo.
Carolo fue, en mi caso y en el de muchos, el enganche con Nevasport. Hace tantos años que lo sigo que no sé cuántos y en cada uno de sus artículos sigue pareciendo que me escribe a mí. No sé qué tiene, es posible que a vosotros o pase igual o parecido, y entonces me entenderéis. Me pasa lo mismo con sus libros, en especial con “Esquiar con los pies”, un libro que repaso todos los años y en el que siempre encuentro algo que me hace reflexionar, y eso que lo he leído muuuchas veces. No conozco a nadie que tenga la misma capacidad de análisis pero, sobre todo, la misma capacidad para decirte, con sencillez, qué te llevará a mejorar.
El currículum de Carolo es impresionante, a nivel de títulos y experiencia darían para otro libro, pero él prefiere no hablar de eso, y yo lo voy a respetar, como es lógico. Aquí os cuento lo que me ha contado él, a ver qué os parece:
Todo es a lo que uno se acostumbre, pero un material de competición es, normalmente, caro, incómodo y poco funcional.
Un esquí de taller necesita velocidad para funcionar bien, y la velocidad a la que se puede bajar por las pistas ni se acerca a la que baja un atleta entrenado, fresco, y que va a hacer solo un par de mangas esa mañana.
Respecto a los radios de giro igual. La gente por regla general no es consciente de los radios que hace. Una curva media de eslalon en una carrera tendrá alrededor de doce metros entre transiciones; eso, en la pista, es lo que la mayoría llamaría un giro amplio (mira ahora mismo hacia arriba y calcula doce metros… son tres pisos, amigo). Conclusión, nos compramos un SL de taller para hacer curvas cortas, y éstos no están diseñados exactamente para hacer lo que nosotros, equivocadamente, entendemos por curvas cortas.
Las botas, otra historia. Una bota dura bloquea el reflejo natural de flexión y extensión, que es con lo que la naturaleza ha desarrollado nuestro equilibrio de bípedos durante un par de millones de años. En consecuencia, ves a la gente retrasada esquiando, encantada, sin caer en la cuenta de que, tarde o temprano, probablemente sus rodillas pasarán por el quirófano. Respecto a la bota de competición otro problema relacionado con la anchura. Basta ‘googlear’ un poco para ver que el consenso científico apunta a que los dedos de los pies y la zona del metatarso funcionan mucho mejor cuanto más espacio tienen. La inercia del ‘leviatan’ de la industria del esquí no quiere aceptarlo y sigue haciendo botas estrechas, pero cada vez son más los atletas que modifican las botas para tener más espacio ahí.
Finalmente, unos brochazos sobre fijaciones y bastones. De las fijaciones que suelen traer los esquís de taller, ni hablar; la mayoría empieza en una dureza ya inadecuada para el esquiador que la adquiere para uso turístico.
Los bastones muy largos estorban en las pistas, obligan a hacer mucho aspaviento con los brazos y entorpecen los movimientos, restando fluidez, velocidad y precisión en el clavado. Lo que puede ser bueno en un trazado de GS a 80 por hora, no lo es en las pistas abiertas.
Esta foto sirvió también como cartel de una competición de baches. Fijaos en los esquís que lleva, unos "SL" puros. Al final va a ser vedad aquello de que el material no es tan importante como el esquiador. Impresionante Carolo. (La foto es de Jan Vokaty)
En fin, el material de competición tiene un efecto placebo que hace creer que vamos bien, pero es un autoengaño. En realidad, hace esquiar peor en la mayoría de las ocasiones, no mejor, pues es necesario a recurrir a multitud de trampas para suplir el estado físico que no se tiene, pero que es imprescindible para hacerlos rendir.
La sensación que se tiene de “esquí malo” al probar un esquí normal de tienda, no es tal, es simplemente un prejuicio al no estar acostumbrado a las sensaciones de éste. En cuanto uno se acostumbra a las nuevas sensaciones, no solo esquía mejor, sino que ya no le parece malo nunca más, y solo vuelve a sacar sus esquís de taller cuando realmente los necesita: en alguna carrerita de club, con la nieve muy dura, y muy fresquito y bien mentalizado por la mañana temprano.
Robert Puente.
Robert es uno de los esquiadores más mediáticos que hemos tenido en España. Conocido por todos vosotros por sus programas de televisión, por su blog en Nevasport, por su página Web con buenísima información, por sus libros, artículos e intervenciones de todo tipo. Para mí Robert destaca por haber sido Campeón de España de baches, por haber competido en “freeride” y en Kilómetro Lanzado y, sobre todo, por su calidad como docente del esquí.
El artículo que hoy nos ocupa, de hecho, se me ocurrió un día esquiando con él. Resulta que yo llevaba mis flamantes esquís de GS, con los cantos recién hechos, las suelas perfectamente enceradas, casi nuevos, y nos disponemos a bajar una pista dura a primera hora de la mañana, con cierta pendiente y que invitaba a tomar precauciones… Robert desapareció ante mis ojos con una facilidad y unos giros envidiables, perfectos, limpios, suaves, sencillos… Cuando llegué a donde me estaba esperando le pregunté: -“¿Qué esquís llevas? ¡Van como tiros!”. Y la realidad me sacudió en toda la cara con su crudeza más terrible: -“¿Estos?. Son de alquiler, los más básicos que tienen, de 15 euros. Son geniales para todo. A no ser que quieras competir, claro…”. Y volvió a desaparecer con sus giros ideales, dejando mi ego por debajo de las relucientes suelas de mis perfectos esquís tope de gama de GS.
Esa es la cruda realidad señores. Un esquí de hoy de gama media-alta es un esquí diseñado para que los esquiadores podamos disfrutar de unas prestaciones altísimas a las que solo podrán llegar unos esquiadores MUY buenos. Hablamos de gama media-alta. Si nos vamos a esquís “tope de gama” las prestaciones se multiplican, pero también se necesita una mejor calidad del esquiador. Y si nos vamos a un esquí de taller las exigencias de nivel están por encima de la inmensa mayoría de esquiadores.
Pues para escribir este artículo me puse en contacto con Robert, que es un tío que no para. Y al día siguiente me llamó desde Alemania. “-¿Qué pasa Urzaiz?”. Y me contó lo que os voy a contar a continuación:
-Mira Urzaiz, es muy fácil ¿Qué coche tiene tu madre?
-Una berlina de gama media alta.
-¿Muy potente?
-De sobra.
¿Qué tal lo lleva?
-Bien. Muy bien. Hace muchas décadas que conduce, muy segura. Sin problemas, viaja mucho y siempre con solvencia. Digamos que muy satisfecha con su coche y con su conducción.
-Muy bien. ¿Qué pasaría si le das un Ferrari?
-Pues que iría de culo, supongo. Es posible que no lo pudiera conducir.
-¿Pero no me dices que conduce bien?
-Sí, pero su coche. Un coche normal y corriente.
-¿Y si le das un coche de competición de Rally?
-Pues no lo puede conducir. Seguro.
-Pues eso es Urzaiz. Ahí está la clave. Con el esquí ocurre lo mismo.
Un esquí de taller te pide una fuerza y una técnica para doblarlo que no todo el mundo le puede dar. Además, te exige una buenas piernas para llevarlo de canto a canto, para frenarlo… Se necesita una capacidad técnica y física, también se necesita una pista adecuada. Estos esquís van a rendir bien con nieve muy dura, incluso inyectada y todavía mejor con buena pendiente. Por lo tanto, el que no lo vaya a usar en esas condiciones está perdiendo prestaciones, pero no solo eso, sino que el esquí le va a pedir condiciones al esquiador y si no las tiene no lo va a poder llevar, por lo menos no le va a poder sacar rendimiento.
Esquiar un esquí que está por encima de tus posibilidades (sean técnicas, físicas o incluso psicológicas) te va a perjudicar más que ayudar: no vas a poder pisarlo bien, vas a salir con problemas de la curva con lo cual vas a entrar a la siguiente con mala posición, estarás poniendo en peligro tus articulaciones y sobrecargando tu musculatura, incluso te puedes estar jugando una lesión...
¿Para qué complicarse la vida? La mayoría de nosotros esquiamos (aunque estemos trabajando a veces) por placer, y lo lógico es llevar un esquí al que podamos dominar, no que nos domine él a nosotros. Un esquí de gama alta está diseñado para dar unas prestaciones por encima de casi todos los esquiadores, incluidos profesores y gente de muchísimo nivel, excepto competidores y en competición. El que piense que se le queda pequeño un buen esquí es que se sobrevalora un poco.
Seguimos hablando un rato de lo bien que van los esquís específicos, cada uno para el uso para el que están diseñados. Hablamos del verano y de los planes de cada uno y le deseé una buena estancia en Alemania. ¿Dónde estará la próxima semana? Pues es imposible saberlo, este tío está siempre de aquí para allá, no para.
Sam Suárez.
Todos conocéis también a Sam, su blog, en mi opinión, es de los mejores blogs de técnica que tenemos en lengua española. Sam es técnico deportivo superior, es formador de técnicos deportivos en Fesneu ( actualmente no en activo ). Ha sido entrenador de infantiles y juveniles de competición en diversos clubs catalanes y andorranos (si vas esquiando con él le saludan infinidad de personas, casi todos muy buenos esquiadores. Y cuenta con más de 15 años de experiencia en en mundo de la enseñanza.
Esta es la pregunta que le hice y su respuesta. Casualmente también coincide con Robert en el ejemplo. Y es que, es un buen ejemplo.
-Sobre los esquís de taller, ¿son para esquiadores recreativos?-
Usar un esquí de taller o de competición sería similar a usar un deportivo de carreras, ¿puede servir para nuestro día a día? ¿Puede llevarse sin ser un piloto experto? Seguramente sí, aunque no es para eso para lo que se ha diseñado y construido...
Un esquí de taller es un material pensado para ser usado en pistas por esquiadores expertos, que tienen no solamente una buena técnica sino también un físico acorde y, cuando lo usa un perfil de esquiador diferente a este, se encuentra con un material excesivamente duro y reactivo que no resulta cómodo ni se adapta a sus necesidades. Esto pensando en un esquí de taller de SL (los más extendidos) pero, si además cogemos un esquí de GS con un radio 35 la cosa se pone aún peor... ¿Cómo vamos a girar un esquí así un sábado cualquiera en una pista plagada de gente?
Si no somos expertos, ni somos técnica/físicamente capaces de explotar un esquí de taller es mejor que busquemos material adaptado a nuestras necesidades y capacidades. Esquiaremos más cómodos, nos cansaremos menos, correremos menos riesgos de hacernos daño y encima podremos progresar más y mejor.
Por otro lado, si un esquiador acostumbrado a llevar esquís de taller usa uno de gama alta pero de la gama comercial (o 'de tienda') descubrirá que hoy en día este tipo de esquí es un esquí de grandísimas prestaciones que seguramente cubrirá de manera sobrada las necesidades de cualquier esquiador que no deba competir. Son esquís más adaptables a diferentes nieves y situaciones, cómodos, y fáciles. Al esquiador medio le facilitarán la vida y, sobre todo, la progresión técnica.
De hecho, yo mismo, en mi primera temporada después de mi grave lesión de rodilla dejé de lado los esquís de taller y volví a usar esquís de tienda, 'redescubriendo' así sus prestaciones y facilidad... Está claro que cada persona tendrá una opinión, pero desde mi punto de vista es mentira que en nieve dura vibren o que si esquiamos rápidos 'falta esquí'.
¿Qué os parece? ¿Con cuál de nuestros expertos os identificais más? ¿Qué pensáis del tema de los esquís de competición para los esquiadores de fin de semana?
Viene la nieve, esperemos que vuelvan a llenar nuestras estaciones de nieve y podamos disfrutar a tope hasta el final de temporada, que ya no está lejos, pero todavía nos queda mucho por disfrutar.