Muchas veces hablo de la casualidad. Y la casualidad quiso de nuevo que me presentara a las 12 horas de HEAD en Masella, una carrera de resistencia a la que no se me habría ocurrido presentarme ni loco hace unos pocos días. Pero...
Yo estaba apuntado al camp de "freeride" que organizaba "Ski Powder Lovers", pero las altísimas temperaturas quemaron nuestra querida nieve y también nuestra ilusión, espero que pronto puedan preparar otro evento, porque me parecen este tipo de mini cursos muy interesantes.
Y casi en el mismo instante en el que me llegó el anuncio de la suspensión me llegó un "wasap" de Ski the East: "ya no tienes excusa, te va a encantar" y una carita simpática :-). Encima, It's a Powder day también presionaba de lo lindo.
Si os digo la verdad, el hecho de que me coincidieran los dos eventos me había ido de maravilla, porque yo pensaba que lo de las 12 horas era una locura.
Pero el viernes a la hora de cenar estaba allí, contento de compartir mesa y rato con Soto, Joan, Jordi y su chica. Hablando de esquí, de la carrera, un poco de la vida y esperando a otro protagonista de la jornada siguiente: Juli Sala, que venía desde Baqueira (y curiosamente salía en mi anterior artículo). 6 personas de 3 estaciones distintas compartiendo vida y pasión.
Conocía a todos los participantes individuales, y eso, lejos de reconfortarme, me asustaba: son unos fanáticos de la nieve. Olasnieve, de Ski the East. Jaros, de It's a Powder day, Soto, Iván Sanz de Diari de la Neu. Juli Sala y Joan.
La jornada comenzó a las 7 de la mañana. ¡A las 7 de la mañana!, explicaciones, reconocimiento de la pista, primera bajada cronometrada, salida corriendo y, por fin, la primera silla. Ya desde la primera silla vas viendo cómo bajan los demás participantes y te vas dando cuenta de que la cosa va muy en serio. Pero que muy en serio.
En la primera bajada me sorprendo a mí mismo yendo mucho más rápido de lo que suelo esquiar. Normal, supongo: trazado para ti solo, esquís de gigante, vallas de seguridad, controladores de la carrera con banderas por si acaso, ... ¡Una carrera! ¿Pero qué hago yo en una carrera si en mi vida he hecho una? Pues para ser la primera iba a ser un poco larga.
Llegas abajo como muy satisfecho, muy rápido, quemando esos nervios que habían conseguido que se me pusieran nada más empezar el reconocimiento y ver que la cosa iba en serio. ¡Pero si yo venía aquí de juerga!
Pues la segunda bajada mucho mejor, con más confianza, seguro que más rápido, más suelto, más metido en mi papel de competidor. Y la tercera, y la cuarta, y la quinta... Poco a poco te vas metiendo en la competición y te vas sintiendo mejor, apuras un poco más, te acercas más a las puertas, miras atrás por si viene alguien y aprietas los dientes, las espinillas, metes los palos atrás y te dejas llevar por la velocidad.
Poco a poco vas viendo dónde está cada uno y cómo afronta cada uno su carrera. Yo quería vivirla y aguantar todo el rato, por eso paré de los primeros, jejeje. ¡Qué gran engaño! Yo pensaba que todo el mundo iba a parar en algún momento, pero estaba muy equivocado. De los que íbamos en individual solo tres lo hicimos, los demás no pararon en ningún momento. Sí, hay árboles en Masella.
Pues hubo ratos de la mañana en los que sentí la velocidad en mí. Y miraba atrás para que no me adelantaran. Soy muy poco competitivo en cualquier deporte que practique. Ojo, poco competitivo para con los demás, conmigo sí que me mido, y suelo ganar.
Pues eso, que miraba por el rabillo del ojo y apretaba los dientes... Y es muy satisfactorio ver que aguantas y no te pasan. Nunca me lo había planteado. Nunca había surgido ese puntito que te hace apretar un poco más, pero tiene su gracia.
Ojo, que algunos pasaban como balas. Durante la mañana y con la nieve en buen estado no. Pero cuando empezó a transformar tomas ciertas precauciones, y ahí había gente que te pasaba volando. Si hubiera llevado pegatinas alguno me las hubiera quitado todas. ¡Madre mía!
Pues como había ido a disfrutar un poco de la fiesta yo paré a comer, al lavabo,... Esperando que pararan los demás. Parábamos Joan y yo, y seguíamos esquiando... Y esquiando, y esquiando,...
Llegó un momento en el que la nieve estaba muy transformada y ya me di cuenta de que algunos participantes individuales habían cambiado los esquís. En cierta manera sabía que era un error porque si estás en el trazado y vas a fondo no hay nada mejor que un esquí de GS para darle zapatilla, pero yo no estaba compitiendo contra nadie, ni siquiera contra el crono, mi ilusión era pasar el mayor tiempo posible esquiando. Y eso lo podía hacer también con los esquís gorditos.
Efectivamente, fue un error.
Un esquí gordo (95) con un radio de giro corto... lo contrario a la velocidad. Sin embargo, no hay esquí que no te permita disfrutar y el que llevaba en ese momento me abría otras posibilidades. Iba de puerta a puerta por donde no había pisado nadie, girando y disfrutando como si estuviera en una pista normal y corriente. En algún momento también sacaba velocidad, pero ya era muy distinto a lo que había sido por la mañana. Ahora me pasaban hasta tres veces en una bajada. Había gente que no bajaba el ritmo para nada.
Me fijé en alguno de los compañeros "individuales" e iban bajando, muy lógico. Había uno que no. Juli Sala seguía casi igual que por la mañana. Era muy sorprendente.
A nivel físico yo estaba perfecto, no tenía malas sensaciones de piernas ni cansancio en general. A nivel psicológico cuando llevas mucho rato ya y te dicen: "tranquilo, solo te quedan cinco horas". ¿5 horas? Eso es lo que para muchas personas es una jornada normal de esquí. Eso sí que te hacía recapacitar un poco, pero en la silla te preguntaban, te daban ánimos, la gente de la organización se estaba portando de maravilla. Había una persona que te aplaudía en cada vuelta. ¡En cada vuelta y a todos los participantes! Pues no creo que me lea, pero quiero que sepa que eso anima. ¡Y anima mucho! Así que quiero dar las gracias a todos los que en algún momento nos animaron, porque te empujan un poquito.
Y, por fin, llegó la oscuridad. Previamente yo había hecho una gran parada en la que me entretuve mucho hablando con Joan y Luis Goñi, al que llevo mucho tiempo siguiendo por las redes sociales pero al que no tenía el placer de conocer en persona. Luis fue a Masella desde Madrid a pasar un buen día de esquí. Se puso un disfraz nada más comenzar la mañana, y se lo volvió a poner para terminar la jornada. El esquí es muchas cosas, pero también es diversión.
Pues con la oscuridad la nieve mejoró, y con esa mejora pareció que la gente tomó vitaminas y fuerza, porque fueron muchos los participantes que se vinieron arriba. Soto fue subiendo su velocidad de nuevo, aún seguía con los GS, Juli seguía invariable con su ritmo, y con sus esquís de inicio. Eduardo recobró vida, siguió con los mismos esquís y les sacó buen partido (ese esquí de Kustom, el KFR97, es un "freeride" agigantado que va muy bien en velocidad, yo lo había probado el año pasado con buenas sensaciones). Iván iba sorprendentemente más rápido que por la mañana, los Jordis subieron un puntito de nuevo su velocidad, a pesar de que habían cambiado de esquís llevaban esquís rápidos, Joan lo había tenido que dejar por molestias en su rodilla (es un bruto, el médico le había desaconsejado totalmente esta prueba, pero la disfrutó mucho igualmente). Yo seguía con mi táctica de esquiar como en pista normal y dejar pasar a todo el que viniera con prisa. Mi carrera era solo contra mí.
¿Qué tal las piernas? Pues las piernas las tenía sorprendentemente bien. El físico muy bien en general, quizás algo cargado de cervicales, y algo de cansancio sí, pero nada grave.
Me encantó esquiar de noche, no lo había hecho nunca y tenía ganas de probarlo. En las zonas de luz artificial se podía esquiar perfectamente, solamente en una parte de la pista no veía bien. La organización había pedido a los participantes que llevaran un frontal, pero yo no lo llevé, no me acordé. Y había un trozo en el que no veía bien. Estuve unas cuantas bajadas en las que se me atragantaba el mismo trozo, y después de darme un pequeño susto decidí que era mejor retirarme a tiempo. Calculo que quedaría una media hora para el final. Daba por muy bueno el resultado de mi prueba. De hecho estaba contentísimo.
Me dio tiempo de recoger un poco mis cosas y reunirme con Joan para llegar a ver la última bajada. No os podéis creer cómo bajaban todavía los que quedaban en pista. ¡Espectacular! En la recta de meta no sé qué velocidad se podía alcanzar, pero entraban muy rápido, ¡luchando contra el crono 12 horas después!
Animé a todos los que vi llegar, pero de manera muy especial a los que estaban compitiendo en individual. Vi entrar a Ski the East, a It's a Powder day, a Juli, a 110% Ski, a Iván y a Soto, que entró como un rayo. Fue realmente sorprendente el que todos acabáramos felices por haberlo hecho, sonrientes, con ganas de hablar del día, con mucha energía todavía para preguntar a los demás, para felicitar, para comentar...
Después de quitarse botas y equipo quedaba la cena. La organización hasta el momento había estado muy bien, pero quedaba un rato de los buenos, en los que se podía ver si se habían comprometido hasta el final o no. ¡Y vaya si lo habían hecho! Una buena cena "pica pica", pero con bastante cantidad y calidad, reparto de sudaderas, de premios,...
Siempre intento dar las gracias a las marcas y estaciones que se implican en eventos que nos gustan a todos. Me parece muy importante y son buenos para nuestro deporte. En esta ocasión HEAD, Masella y Camp Base llevaron a cabo una organización MUY BUENA, con ellos otros muchos colaboradores. En todo momento estuvimos muy bien atendidos y nos hicieron sentir muy bien. Impulsaron la idea y dieron visibilidad de forma importante Ski the East e It's a Powder day, y por ello también les quiero agradecer de forma pública su implicación. Hay gente que vive la nieve y el esquí con intensidad y que tiene excelentes ideas. Hay que hacerles caso. A mí ni se me había pasado por la cabeza ir, pero su determinación me hizo hacerlo, y ahora quiero volver.
Habrá que ver cómo evoluciona el tema, pero a mí me da la impresión de que se repetirá, que esto ha sido solo el principio, incluso puede que se ponga de moda. Sería bueno porque al final, cuando en el esquí se mueven cosas ganamos todos: marcas, estaciones y aficionados.
Un aplauso para todos los que tuvieron que ver con la organización de una manera u otra. Para Jordi en las filas de la silla de manera especial, así como a la gente del portillón de salida y a la persona que nos estuvo animando a todos en cada una de las bajadas, por ser una zona rápida no sé si era hombre o mujer, pero sí sé que era una buena persona.
¿Y al día siguiente? Pues al día siguiente me fui a esquiar. Me levanté un poco más tarde de lo habitual, pero me calcé los esquís a las 10 de la mañana y bajé la pista Aliga de Grandvalira. Se me hacía raro mirar para atrás y que no viniera nadie a darme caza y sobrepasarme apurando en alguna bandera. En la primera bajada noté cierta pesadez en las piernas, pero desapareció en la segunda y tercera y estuve esquiando hasta las 2.
Parece que estamos ya en primavera disfrutemos de la nieve y no dejemos de ir a las estaciones hasta que cierren. Ellas se portan bien con nosotros y nosotros debemos corresponder disfrutándolas.
(*) Os dejo un divertido video de la prueba que ha hecho Luis Goñi y que podéis ver en su blog: Videoblog.
(**) En este artículo salen fotos de Masella, de Luis Goñi y de Joan.