«No me lo puedo creer…»
Los pensamientos de Nico se agolpaban en su mente mientras estaba sudando a mares y el esfuerzo le empezaba a pasar factura en los brazos.
«Probablemente está siendo uno de los momentos más difíciles de mi vida… estábamos en nivel tres de avalanchas.»
«Con Alex habiamos decidido esquiar de forma pasiva, sin arriesgar en los sitios peligrosos y dando tiempo al tiempo, tomándonos las cosas con calma. A lo largo de la mañana habíamos comprobado la estabilidad de la nieve y sobre todo la cohesión entre la vieja y la nueva capa en la mayoría de zonas. Era factible hacer justo lo que nosotros estábamos haciendo, sin cruzar líneas rojas, pero siempre hay alguien que cree que sabe más que los demás. Estábamos en la entrada baja del couloir y los vimos allí arriba. Nos separaban 50 o 60 metros de distancia, un mundo…»
«Nosotros habíamos comprobado que la entrada de arriba estaba muy complicada y no entendíamos como esos tres chicos se envalentonaron lo suficiente para meterse por ahí, por arriba del todo. A pesar de nuestros gritos, que ellos debieron interpretar como que les jaleábamos, no hicieron caso. Vimos entrar al primero, ni siquiera era aparente que llevaran material adecuado, pues no llevaban mochila. Entró el segundo y ocurrió el desastre. Con la primera curva del segundo esquiador la capa de nieve se rompió y empezó a bajar en modo expansión, incluyendo al chico que lo provocó y al primer esquiador. El tercero, arriba parado, dejó de filmar con el móvil.»
«Por suerte para ellos, Alex y yo estábamos ahí, pero se repetía la historia de siempre: Unos esquiadores estaban buscando más, queriendo más, yendo más arriba, pushing the limits beyond their knowledge y en algún momento vas demasiado lejos y ocurre el desastre, con consecuencias. Cuando no le tengas claro, no subas más arriba… prevenir, prevenir, prevenir… »
«Yo no estaba hoy ni siquiera de servicio. Soy un esquiador más en las pistas haciendo cola como todos para coger el telesilla y si la estación hubiera estado cerrada me hubiera quedado en casa como todos los demás. Siempre respeto las decisiones que toman mis colegas del equipo de avalanchas y valoro yo mismo lo que es peligroso y lo que no, sin dejarme llevar por lo que dicen otros esquiadores que solo piensan en petarlo todo los primeros.»
«Arriesgar así, ¿vale realmente la pena? El peligro es siempre objetivo, el riesgo no. El riesgo depende de la perspectiva de cada uno. Algunos pueden ver más riesgo que otros, dependiendo de los conocimientos y experiencia de cada uno. No podemos mitigar el peligro de la montaña, pero sí que podemos reducir nuestro propio riesgo. Esto sí que depende de nosotros mismos… es una decisión que cada uno tiene que tomar por sí mismo, sin involucrar a otros.»
«Cuando voy a esquiar y no estoy trabajando, tomo mis propias decisiones y asumo toda la responsabilidad de mis actos, sobre todo si me estoy moviendo en un terreno avalanchoso. Si tomo una decisión es solo para mí, para nadie más. No quiero que nadie siga mis huellas ciegamente, por eso nunca doy pistas de donde estoy.»
«No entiendo bien cómo han llegado a ir hasta ahí sin equipo alguno. Han tenido suerte pues los hemos localizado, a uno por un esquí y al otro por una mano sin guante que sobresalía de la nieve.»
Nico continuaba sudando a mares y dándole a la pala para sacar lo más rápido posible a los dos chicos que estaban bajo el alud. Alex estaba con el otro.
Habían pasado ya cuatro largos minutos desde que Alex y Nico empezaron a desenterrarlos.
Quedaba poco tiempo…