Todos hemos leído la noticia de la que se hacía eco Nevasport sobre la muerte de Matilda Rapaport, la joven (30 años) esquiadora sueca. No es fácil que el "freeride" o cualquier otra modalidad del esquí acapare portadas y noticias en los medios que no son del mundo de la nieve. En este caso, como en otros, un terrible accidente nos pone, a los esquiadores y a la familia del esquí, en general, en boca de todos.
Es una pena cualquier pérdida de una vida humana en un accidente, sea del tipo que sea, o en un suceso traumático. Vemos estos días cientos de ellos en televisión, aunque aquí solo quiero hablar de esquí. Pero es cierto que nos llega un poquito más adentro cuando es una persona joven, deportista, llena de vida y que hace una de las cosas que a nosotros, a la mayoría, nos gustaría hacer: esquiar como los ángeles y esquiar donde solo algunas personas afortunadas (o no) pueden hacerlo.
Si cualquier pérdida es triste, ésta me ha llamado un poco más la atención. Supongo que porque era una chica a la que seguíamos, porque era un poco más famosa que otros "esquiadores libres", porque hacía poco habíamos visto alguna imagen de su reciente boda, porque también estaba casada con un esquiador, por sus patrocinadores... En fin, que hay esquiadores a los que sigues más. Pero, lo peor, es que no ha sido la primera ni será la última. Cada vez parece que pase menos tiempo entre muerte y muerte de atletas de deportes de riesgo.
Lo que me planteaba esta mañana era lo siguiente: ¿vale la pena? Vale la pena el protagonizar semejantes escenas, imágenes, carreras... por un poco de publicidad. Entiendo que es un deporte (también, en parte, lo que nosotros hacemos) de riesgo. Entiendo que era una persona con toda la preparación necesaria, con un gran equipo, con todos los medios a su disposición, habitualmente con todo a favor... Pero ¿Vale la pena? Una escena más, una imagen más. La última, la definitiva,... También sé que es una forma de vida, y que sin ese riesgo cualquiera podría hacerlo, por eso los patrocinadores pagan y por eso piden resultados, pero ¿vale la pena? El deporte profesional que tanto nos entretiene y que es tan duro ¿realmente vale la pena? La verdad es que no puedo contestar, no lo sé. Cada uno tendréis una idea, un razonamiento diferente.
Yo hoy pienso en una chica de 30 años, recién casada, con toda una vida por delante, una chica a la que la vida sonreía y a la que se le presentaba un futuro, digamos, fácil. Y me da pena, me da mucha pena.
Sé que a partir de ahora habrá debate. Que si llevaba las medidas de seguridad, que si no valía la pena arriesgar, que si el equipo humando no era el adecuado... Solo espero que sirva para que, en el futuro, los demás esquiadores estén un poco más seguros, y también para que nosotros reflexionemos.
A menudo tomamos un poco más riesgo del que está dentro de nuestro control, sé que no hay que pasar la vida pensando en qué puede pasar, de otro modo no cogeríamos ni el coche para ir a trabajar, pero merece la pena tomar todas las precauciones. Espero que poco a poco tomemos consciencia de los peligros que existen en el esquí y de qué podemos hacer para minimizarlos. Matilda era una gran profesional, con muchísima experiencia, seguramente iba con un equipo puntero, lo mejor que se pueda llevar, había gente vigilándola, se habían tomado medidas, helicópteros,... Todo. Y si La Montaña ha podido con ella, qué no podrá hacer con nosotros... Reflexionemos un poco.
Para los amigos que ahora están disfrutando de la nieve y hacen fuera pista, precaución. Seamos listos, el mejor "freerider" es el que vuelve a casa. La vida es (o debería ser) larga, habrá más días para esa bajada, habrá más oportunidades, mientras tanto podremos seguir disfrutando de la Vida, que es el mejor deporte.
Un abrazo a toda la familia del esquí, especialmente a todos los que tuvieron la suerte de estar cerca de Matilda, yo la recordaré con cariño, como a tantos y tantos atletas que pierden la vida en el camino.