¡No cuelgues los esquís que aún queda mucho por hacer! En el Pirineo central la temporada se alarga. Por encima de los 2000 metros, las condiciones invernales perduran hasta finales de mayo y es posible esquiar durante casi toda la primavera, siempre que estemos dispuestos a cargar los esquís y levantarnos pronto.
La primavera es una época privilegiada para los amantes de la montaña. Las temperaturas son más que agradables y la naturaleza nos ofrece un gran abanico de oportunidades para disfrutar de ella. Mientras que en las partes más bajas, la primavera se despierta, coloreando el fondo de los valles con múltiples tonos de verdes, salpicados por los colores vivos de las flores que abundan, en las partes altas, el invierno perdura y el manto de nieve sigue llamando nuestra atención.
El Pirineo central y sus numerosos picos que superan los 3000 metros son un terreno de juego privilegiado durante la primavera. Existe una multitud de itinerarios que podemos practicar en condiciones invernales, como por ejemplo los últimos glaciares de nuestra geografía, con nombres tan conocidos y sugerentes como el Aneto, Las Maladetas, el Monte Perdido o el Vignemal. Pero existen muchísimos otros picos de gran interés por toda nuestra cadena montañosa que serían demasiado números para nombrarlos todos aquí.
Pero tampoco nos engañemos, el esquí de primavera en nuestras montañas conlleva algunas indicaciones de base. La primera siendo levantarse muy pronto y volver antes del mediodía, para minimizar los riesgos de avalancha de primavera y disfrutar de una nieve que no enganche demasiado. La segunda siendo estar dispuesto a cargar los esquíes y las botas durante un buen rato antes de acceder a las zonas nevadas que suelen estar entre los 2000 y los 2300 metros de altura. Pues deberemos, a menudo, superar el desnivel por las partes bajas de los valles, hasta que por fin podamos calzar los esquís.
En nuestro caso, fue un amigo, Joel Pujol, gran conocedor de la Val d’Aran y sus alrededores quien me comentó que podríamos subir al Pico de la Forcanada (o Malh des Pois) de 2883m y bajar por la canal Norte-Oeste. Esta montaña, con su característica forma de horquilla, es uno de los picos emblemáticos de la Val d’Aran. Así que quedamos con Joel y Sophie (una amiga suya), pronto por la mañana, para una bella excursión hasta el pico de la Forcanada.
Nuestra jornada empezó dejando el coche en el parking (1350m) que se encuentra, a mano derecha, justo antes de la entrada de la boca Norte del túnel de Vielha y que da acceso al valle de Horno. También es posible adentrase un poco más dentro del valle, si se dispone de un 4x4. En ese caso acortaremos la caminata de algo más de una hora, accediendo por una pista que se encuentra a mano derecha, antes de la gran curva del parking.
Una vez aparcados, cargamos el material y seguimos la senda que bordea el arriu Nere. Mientras sorteamos las pedreras, vamos superando el desnivel y llegamos al primer altiplano con el Lac deth Hòro (2010m). Aquí es donde normalmente podemos calzar los esquís y siempre tendremos el Pico de la Forcanda frente a nosotros. Seguiremos nuestra ascensión por la parte derecha del Pico, por la Ribereta deth Nere, un poco como si nos dirigiésemos al Turó de Tres Puntes o al Collado de Mulleres. Solo que enseguida cortaremos para acceder a la Forcanada.
Una vez estamos entre los dos picos, la canal aparece ante nuestra vista. Se trata de un couloir con unos 400m de desnivel, orientado Norte-Oeste, de unos 35º que se va ampliando a medida que bajamos. El día que la hicimos, ofrecía unas condiciones muy alpinas, pues la nieve estaba muy dura e irregular. Al acabar la canal, seguimos la bajada por un amplio valle unos 450m de desnivel más, hasta el Estanhet des Puis (2057m). Ahí nos volvimos a poner las pieles y subimos hasta el Còlh des Puis (2454m), desde donde volvimos a bajar esquiando hasta el Lac de Hòro (2010m). Aquí cargamos una vez más los esquís en la espalda para volver caminando hasta el coche.
La verdad es que estas aventuras de primavera ofrecen muchas ventajas. La primera siendo de no tener que soportar los fríos intensos del invierno. Subir con calor y con el manto de primavera es muy agradable. Luego tenemos toda la tarde para disfrutar del calor. Después de comer una buena olla aranesa, podemos aprovechar una buena siesta o disfrutar de otra actividad como la bici de montaña o el senderismo. ¡Realmente, la primavera es una época privilegiada para la práctica del esquí de montaña.