
A nosotros, los profesores de esquí y snowboard, lo primero que nos indujo a convertirnos en esto fue la atracción que sentíamos por el medio en que nos tenemos que mover, que es la nieve y la montaña. Eso es algo que siempre tendremos en cuenta a la hora de valorar nuestra actividad.
Sin embargo, no es menos cierto que cuando van pasando los años y mantenemos ésta profesión, muchos de nosotros no tenemos otras alternativas de trabajo por diversos motivos, y el problema de ¿qué hacer en verano? suele estar siempre ahí.
El profesor es un docente del esquí, y eso significa que necesita fundamentalmente unos esquís, una base sobre la que se pueda deslizar, y alumnos dispuestos a aprender.
Muchas veces, en vez de buscar trabajos estivales totalmente diferentes, y en los que cuando nos preguntan siempre respondemos con orgullo que “nosotros somos profesores de esquí” (cuando en realidad lo somos tan sólo 4/5 meses al año), podríamos replantearnos seriamente todas las alternativas que tenemos (y muchas veces ni siquiera valoramos) como puedan ser:
- Dar clases de esquí o camps específicos en glaciares,
- Clubs (de aficionados o de competición),
- Pistas cubiertas,
- Pistas secas,
- Ir al hemisferio sur durante nuestro verano,...
Todas ellas son opciones tentativas aunque sólo sea por el hecho de conocer sistemas de trabajo similares, pero en lugares diferentes al nuestro. Así, podremos realizar nuestra actividad profesional además de ampliar en gran parte nuestros conocimientos y nuestra visión sobre el mundo del esquí, y nos ganaremos la vida con nuestro trabajo, agusto y de manera eficaz, dado que es el medio que nosotros dominamos a la perfección.
Por otro lado, no es menos cierto que eso nos creará también nuevas oportunidades laborales, y que en todos los casos esas oportunidades estarán enfocadas al amplio mundo del esquí.
En el caso de las pistas cubiertas y secas puede parecer cuanto menos chocante, pero ¿acaso alguien se ha planteado aprender a nadar en la playa? ¿No es más cómoda una piscina climatizada, protegida de todas las inclemencias del tiempo, y acoplada para la persona que llega “perdida“por primera vez a ese nuevo entorno que desconoce?
Ampliemos nuestra visión profesional y si verdaderamente nos queremos hacer llamar profesionales del esquí, toquemos todos los puntos y oportunidades que se nos brindan en la actualidad. Así, podremos hacer del profesor de esquí una verdadera profesión permanente y absolutamente profesional.
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