La eterna pregunta que siempre plantean a los profesores unos padres ilusionados con poner los esquís, o la tabla de snowboard, a su hijo lo antes posible es: ¿Cuándo se los/la podremos poner por primera vez? Los profesores más experimentados ya saben la respuesta a tal pregunta.
La edad mínima para ponerle unos esquís o un snowboard a un niño, es muy relativa, pero también es cierto que existe una referencia que puede ser tratada como un estándar general.
Quien escribe estas líneas, esquía desde que tenía dos añitos. Esto no es un gran logro, sino el resultado de haber vivido en una estación de esquí, y tener una madre preocupada por que su pequeño jugase a diario con la nieve, posteriormente le puso unos mini-esquís de plástico, y finalmente con unos esquís.
Cualquier niño que pase muchos días encima de las tablas, y más aún con un buen profesional, es obvio que puede aprender. A lo que hay que dar mucha importancia, es a evitar meterse presión con prisas y objetivos. Se trata simplemente de poner los esquís para que el pequeño disfrute. Aprenderá poco a poco a moverse con ellos, y después a esquiar.
Lo mismo ocurre con el snowboard, aunque posiblemente en estos primeros pasos haya que estar más pendiente del pequeño que con unos esquís.
Por otro lado, la edad estándar que vamos a mencionar para aprender, tiene muchos matices.
Una buena edad para que comiencen a esquiar nuestros hijos, edad con la que previsiblemente se aprovecha y amortiza el coste de una clase de esquí, ronda los 5 años. Esto depende de lo hábil que sea en general, a cómo se adapte a este nuevo deporte para él, y también a cómo nosotros se lo inculquemos de manera divertida.
Muchos padres quedan admirados cuando ven a los pequeños de los clubes, quienes con 3 años, algunos esquían “mejor” que sus padres. Son casos puntuales y que han llevado parte de suerte, y parte de tiempo y dedicación para conseguirlo.
Del mismo modo, muchos se preguntan lo contrario: ¿A qué edad ya no es conveniente practicar los deportes de invierno?
En este caso depende de una gran cantidad de condicionantes.
Lo importante son dos elementos primordiales:
-Que el esquiador sea aún relativamente hábil para practicarlo.
-Que arriesgue lo mínimo y deslice especialmente atento para evitar sustos.
En el caso del snowboard, sabemos que hace falta un poco más de equilibrio, y a altas edades disponer de esta habilidad es algo más complicado. Pero más importante aún es tener claro que las caídas, especialmente los “contra-cantos”, son verdaderamente duros para una persona de cierta edad. Aun así, cada vez vemos más personas longevas practicándolo por las pistas.
Si una persona está sana y es hábil, puede practicar de manera moderada cualquiera de estos deportes aunque solamente sea para disfrutar del entorno en el que se practican.
¡Quién le hubiera apostado el poder hacerlo al mítico Emile Allais, quien falleció hace poco a sus casi 100 años practicando el esquí hasta su última temporada! Pero en este caso no se trataba de un esquiador cualquiera…