Autocaravana 4.0- La Jamoneta Segunda.
Tras las satisfactorias pruebas veraniegas, y los imprescindibles ajustes otoñales, ha llegado el momento de la prueba de fuego. Prueba de nieve, en este caso.
Naturalmente el primero e imprescindiblemente imprescindible de esos ajustes ha sido este.
Lo primero es lo primero
Así que os cuento mis primeras experiencias invernales y esquiadoras de esta temporada que tan temprano ha llegado, y gracias a lo cual ha sido posible hacer este viaje y experimentar para que luego, es decir, ahora, pueda estar corrigiendo los detalles que mi actualización invernal a 4.1 no habían previsto. Así que voy a por la Jamoneta 4.2.
Después de varias comeduras de coco, dudas e indecisiones, y gracias a la ayuda de los compañeros del foro que también lidian en este mismo ruedo, conseguí dejar el habitáculo destinado a equipo, intendencia y accesorios bastante apañado.
La zona de almacén ha quedado apañadita, ya veremos con el uso si requiere arreglos.
Igualmente, revisión de aislamientos varios cara a no acabar de nuevo en un iglú. Con lo temprano que ha llegado la nieve, con el aspecto positivo en cuanto a poder probar desde noviembre, que ya he comentado, ha venido también la cara negativa. Casi me pilla el toro, bueno, me ha pillado, y no me encontré en disposición de ponerme en marcha hasta el día 24, con una semana de retraso.
Así, el lunes veinticinco de noviembre aproaba el morro dirección a Masella. De nuevo soy “local” con abono de temporada y espero exprimirlo como en otras ocasiones.
Tras el montón de kilómetros de rigor, planto mi pisito a pie de escalera en el Plá de Masella a las tantas de la noche. Ya no me cabe en el habitual aparcamiento frente al SkiBar.
Cambio de ubicación, en cualquier caso a pie de acceso a pistas.
Al día siguiente, con calma y tranquilidad, recojo el abono y me encamino a pistas para estrenar. Todavía noviembre y aquello pinta estupendo. Buen día, escaso público, la nieve blanca y dura, y mis esquís, en casa. Menos mal que llevo alternativa y no tengo que andar mendigando ”un esquí para un despistado, por el amor de Dios”.
El día se presenta extraordinario.
Y continúa igual toda la jornada
En resumen, un primer día suave, no muy largo pero estupendo.
Rematando como debe ser. Primera de la temporada.
Debo comentar que a lo largo del año he tenido algunos problemas físicos que me hacían dudar de mi capacidad para continuar en esto y este primer día lo encaraba con una mezcla de ilusión y miedo a partes iguales, o casi más de esto último. Las buenas sensaciones han sido la tónica general y la razón del balance finalmente positivo.
Y es que las goteras van asomando. Consecuencia esperada y esperable de la pila. La pila de años, naturalmente. Y el porte “albondiguilla” que luzco, y no orgullosamente.
El pisito nuevo, por otra parte, de lujo. Todo en su sitio, cómodo y funcionando perfectamente. Hasta televisión tengo ahora para las tardes invernales. Este y los próximos días serán de pruebas para todos los sistemas de calefacción,agua, duchitas calientes, cocina amplia y cómoda.... Lujo, como decía.
La cocinita y su jamonero.(foto de archivo)
Noche lluviosa en la base, y ocho grados positivos en mi termómetro. Veremos mañana como va la cosa. Y si no, pues comeré jamón
Siguiente día, miércoles, no se confirman los malos presagios que traía la lluvia. Se repite la jornada anterior, aumentada y corregida por mi mayor confianza en mi mismo. Voy encadenando remontes y pistas a lo largo de unas horas magníficas que continúan aumentando la fe en mi mismo.
Retirada ni tarde ni pronto, y disfrute de merecidas cervecitas en el habitual SkiBar, acompañadas de ensalada, para disimular. Así no arreglo yo lo de mi porte. Por lo menos, después de duchita y maquillaje, me hago unos largos caminando hasta completar la dosis diaria recomendada, que nunca está de más.
El jueves he quedado en verme con el amigo nico52, junto a Panaca y Fran, hijo de este último. Se supone que vamos a desayunar en Coma Oriola, pero se me presentan en la puerta de casa a la hora de abrir, y emprendemos el camino juntos en busca de la pitanza, primero, y la nieve, después. Ambos objetivos logrados con éxito, hacemos largas bajadas del desnivel completo con el estómago lleno en su justo punto. Un día con nieve extraordinaria, sobre todo en la parte más alta, que repetimos una vez tras otra, con diversas variantes.
Hasta que la larga percha de subida a La Tosa, junto con la bajada de Tosa Vermella, en la que la nieve está mucho mas incómoda, vuelven a poner en su sitio a mi cuerpo y mi alma. En concreto, mis piernas recuperan todos los dolores que he tenido a lo largo del año, y que pensaba que había superado en su mayor parte, y mi espíritu todos los temores que creía ya desterrados. Conclusión, periodo de reflexión en cafetería y vuelta a casa con calma y tranquilidad, una vez que el grupo, del que me había desligado, se une de nuevo.
Despedidos los compañeros de faena, tras unas cervecitas, de nuevo a probar y probar las nuevas y variadas comodidades de las que disfruto en mi nuevo hogar. Por cierto, a los puñeteros les entraron las prisas y no hubo modo de empezar el jamón. Mañana me lo abro para mí sólo.
Y descubro con estupor, que me olvidé de ponerle el “carrete” a la máquina de fotos, con lo que no hay ilustración alguna de estos dos días.
El viernes, de nuevo a empezar con el proceso de adaptación y expulsión de temores varios. Por suerte, otro buen día que me permite de nuevo progresar en mis intenciones de retomar la buena senda, cosa que voy consiguiendo.
Otro estupendo día, y como se puede ver, la estación, abarrotada.
Por momentos tengo la sensación de ser el único ser esquiante en la zona.
Vamos, que en contraposición a lo que se avecina, parece que han abierto la estación para mí sólo.
Empiezo el jamón para celebrarlo. Y estrenamos la temporada de sidra con los amiguetes del bar.
Llega el fin de semana, y mi abono, solo para laborables, no me da acceso. Ello, unido a las multitudes que pueblan la estación, en contraposición a las jornadas anteriores, me hace desistir de sacar un FF de día, por lo que me dedico a labores de mantenimiento y limpieza también imprescindibles al viajar de este modo. Hay que vaciar unos depósitos y rellenar otros, tengo que repostar gas, barrer mi casita, fregar vajilla, en fin esas cosas que aunque siendo sólo una persona se minimizan, son necesarias periódicamente. Que no todo es hacer risas y esquiar.
El jamón progresa adecuadamente.
Y el lunes, último día aquí. Me he quedado para catar también La Molina, y estrenar el tramo nuevo de la “nueva” cabina Cadí-Moixeró, antes Alp2500, denominación que parece se ha decidido sustituir también para el dominio conjunto por la de La Molina+Masella.
Amanece otro día para disfrutar
Coma Oriola vista desde el desayuno.
Y cato.
En la nueva cabina, exterior desde el interior
Llegando arriba.
La nieve durita tirando a hielo, sobre todo en la parte de La Molina. Unas bajaditas y cuando me doy por satisfecho, recojo, sujeto todo, quito trastos de delante y detrás, y emprendo camino a otros destinos.
No tenía claro cual iba a ser el siguiente paso, pero un par de casualidades afortunadas hacen que esta vez dirija mis ruedas hacia Baqueira, donde me encontraré con Ardi46 y Laura, así como un inesperado grupo en el que se incluyen algunos de mis hermanos, a los que yo hacía en su habitual peregrinación constitucional a Tignes y sin embargo no han ido mas allá de la Val d´Arán por cuestiones de agenda.
Primer viaje por carreteras de montaña, si bien es verdad que tanto el Port de Cantó como el Bonaigua son carreteras cómodas, anchas y con buen firme con lo que todos los temores por el tamaño del cacharro se atenúan, y salvo la bajada desde el alto de la Bonaigua hacia Baqueira, donde llego ya de noche, con obras, la carretera sin pintar y con niebla y a ratos nevando, todo va sobre ruedas. Literalmente.
Parada y fonda en el parquin de 1500, reunión y cena familiar, y mañana cita con Ardi y pareja, además de los de esta noche. Duermo como una personita decente y todo.
Martes. Sol, nieve estupenda, nadie en las pistas. No he estado mucho en Baqueira, pero nunca había visto tan poca gente, la estación está casi vacía, y se esquía de manera deliciosamente cómoda.
Apréciense las multitudes. Y los que se ven son nuestro grupo, que siendo once ya llenábamos el lugar.
Cris.
Ardi46.
Recorridos desde Cap de Baqueira hasta Peulla, con repetición de la mejores jugadas, y simpática jornada en grupo de once bien avenido.
De Bonaigua a Peulla.
Subiendo a Peulla. Las multitudes seguimos siendo nosotros mismos.
Momento de relax en Bonaigua.
Los chicos y la chicas.
La nota negra la pone de nuevo mi escaso rendimiento físico, de nuevo un teleski, en esta ocasión Baciver, me devuelve a mis carencias, y he de separarme del grupo para retomarlo a la hora de las cervecitas.
Momentos difíciles aparte, el día maravilloso.
Reunión apreski en la Jamoneta, con Ardi y Laura y parte del grupo. Seguimos dando cuenta del jamón.
Ardi et moi.
Laura y mi hermano Jaime e Iker, dos de los desertores de Tignes.
Risas y hasta mañana.
Segundo día en Baqueira. En esta ocasión, el primero con peores condiciones que en toda la pasada semana, nubes, visibilidad y relieve justitos.
Subiendo a Blanhiblar. El día un poco menos bueno.
El grupo en acción.
Dado el momento incómodo de ayer, decido no forzar mucho la máquina en estas condiciones, así que, tras dejar el grupo familiar y compartir algunas bajadas con Ardi, Laura y la inesperada y agradable presencia y compañía de Carme y su hija, me retiro prudentemente a hora temprana para bajar hasta Vielha y disfrutar allí de los placeres que la villa ofrece, en compañía de los que han estado esquiando conmigo estos dos días.
Paisajes de Vielha. Que mas se puede decir. Bueno, si que ese tío sobra en la foto.
Pernocto ya valle abajo, con la intención de dedicar el jueves al traslado hasta Gourette, última etapa ya camino de casa.
De nuevo, tareas de limpieza y repostado, rematadas con la última de las faenas de mantenimiento, ya en Francia, consistente en recargar GLP para completar los combustibles necesarios.
Viaje sin mayor relevancia, salvo el último tramo de subida hasta la estación, que es un nuevo reto a superar con una autocaravana de este tamaño, esta vez sí que la carretera es estrecha y revirada, pero ya voy cogiendo el tranquillo y otra vez lo supero sin problemas.
Y así arribo a la estupenda área de autocaravanas de Gourette, que ha mejorado desde mi pasada visita, hace casi tres años, ya que esta vez si está abierto y en funcionamiento el bar y restaurante que hay allí y no lo estaba entonces. De este modo, no se queda uno completamente aislado allí abajo, junto a la estación pero sin acceso a partir de las seis de la tarde, cuando cierra la cabina de Ley.
Aquí tengo de nuevo cita con familia y amigos del foro. Mañana viernes por la tarde llegarán El Iglú, con sus actuales usuarios, Pablo, hijo de MSE y su mujer Loreto, y también Pierre Nodoyuna y Pablo LB. El domingo, además, se nos unirán moshkis y señora.
Arranco el viernes yo solito, en plan avanzadilla del grupo que vendrá, para ver el estado de la estación y como andan las diversas zonas en cuanto a estado de la nieve.
Ya sabemos que en esta época de sol muy bajo en el horizonte, en Gourette hay mucho tiempo de sombra, lo cual es bueno o malo, dependiendo de temperaturas. En estos días ha resultado una buena combinación que ha mantenido la nieve en un buen punto, sin llegar a estar demasiado dura arriba ni muy primaveral abajo, pese a temperaturas relativamente suaves.
Y casi toda la estación, que tenía abiertos sus 1100m. de desnivel, a mi disposición, faltando alguna zona por terminar de preparar.
Gourette, la urbanización desde lo alto.
Un día disfrutado, sin incidencias reseñables a favor ni en contra.
Y por la tarde van llegando las visitas esperadas. Nostalgia y recuerdos al llegar El Iglú y sus nuevos inquilinos.
El Iglú y la Jamoneta Segunda, juntos de nuevo. Foto cortesía de Pablo LB
Alegría en el reencuentro con los amigos del foro, sin habernos visto desde la pasada temporada.
Y naturalmente, jamón y cervecitas, como ya mostraron tanto Pablo LB como Pierre Nodoyuna en sus reportajes en el foro sobre estos días. Repito, con su permiso, alguna de ellas, y os enlazo el estupendo relato de Pablo LB en su totalidad.
Amiguetes
Cervecitas. Bueno, lo que queda. Foto cortesía de Pierre Nodoyuna
Jamón. Este va a llegar de milagro a 2020. Foto cortesía de Pierre Nodoyuna
Una magnífica compañía para una agradable velada, completada con una nueva experiencia en mi vida errante, como es pedir unas pizzas y que te las traigan a”domicilio” en la autocaravana. Punto a favor del nuevo restaurante del que hablaba al principio.
Pizzas. Foto cortesía de Pierre Nodoyuna
El sábado amanece un extraordinario día en el que todos disfrutamos en la medida de nuestras personales posibilidades, unos ratos junto en la nieve, otros en los comercios y bebercios del lugar.
Nosotros. Loreto, Pablo y yo. Foto cortesía de Pablo LB
Yo continuo con mi programa de “eslouesquí”, al que se me une Loreto y por momentos el “niño”, que se mantiene flotante entre los tranquilos y las incursiones en los alrededores de las pistas en compañía de Pierre y Pablo. Remato la jornada nuevamente sin apurar mis posibilidades personales, y quedamos para más tarde hacer una cenita en el nucléo de la estación todos juntos. Estupenda, por cierto, bien comidos y bebidos, además de muy bien atendidos. Un lugar recomendable, L´Etoile des Neiges, como ya ha destacado Pablo en sus comentarios.
Viandas en L´Etoile...
Domingo. Último día de mi escapada. El pronóstico es de lluvia a partir de mediodía, así que me pongo ese momento como límite, sobre todo por no tener que guardar los trastos muy mojados.
Yo. Estoy asomando mucho en este reportaje.
Subimos como en anteriores días, y en pistas encontramos a moshkis y Dani, que han acudido desde La Pierre, en esta incursión al otro extremo del Pirineo del que les es habitual. Han acudido, claro, al aroma del jamón, que tenemos una curiosa relación moshkis y yo en torno a la pata de cochino.
El jamón, moshkis y el ratón. Foto cortesía de moshkis.
Vamos esquiando y disfrutando del día, con menos gente que el sábado, unos ratos en conjunto, otros separándonos por los intereses de cada momento.
Y se va cubriendo el cielo. Los mentirólogos han acertado de nuevo, y empiezan a caer unas gotitas que son la señal para dar por terminada mi jornada y estos días de esquí. Me voy a recoger, sobre todo, como decía, me interesa mucho evitar que la protección térmica de parabrisas se me empape y tenga que llevarla escurriendo en la ducha el viaje de vuelta.
Mientras tanto, el resto del grupo de arriesgados esquiadores apura el tiempo hasta los límites, esperando que cuando bajen tengan mesa y mantel puestos en la Jamoneta para la ineludible reunión postesquí. Y jamón cortadito y servido.
Todo listo. Foto cortesía de Pablo LB
Que no falte la foto de grupo. Foto cortesía de Pablo LB
Y nada mas por esta vez. Unas horitas de viaje a casa y de nuevo en mi sofá, a preparar el siguiente, que al momento de escribir esto, tiene un plazo de cuarenta y ocho horas para comenzar.
Como conclusión, de nuevo he de remitirme a la presentación del reportaje. Un tremendo cambio para bien de todo el entorno en que se mueve mi esquí de unos años a esta parte. Sin menospreciar para nada mi anterior morada errante, es mas, echando de menos alguno de sus aspectos por su sencillez y eficacia, el confort que he alcanzado ahora me permite disfrutar mas sin tener que dedicar momentos a algunos de los aspectos que antes ocupaban necesariamente parte del tiempo en los viajes con El Iglú.
Ambas autocaravanas juntas. El garaje es una de las cosas que marca, y mucho, la deferencia
Sigo implementando actualizaciones, estamos de momento en 4.2 y espero llegar a la versión definitiva durante este próximo viaje, para que el que preparo posteriormente resulte perfecto, al menos en lo que atañe a toda la infraestructura en la que me muevo.
Y una linea más para agradecer la compañía de todos lo que me he ido encontrando en estos días, por riguroso orden de aparición, Nico, Paco, Fran, Soto, Javier, Cris, Jaime, Iker, Amaya, Fernando, Amaia, Rosa, Laura, Álvaro, Pablo, Loreto, Pablo, Rubén, Oscar y Dani. Y a la gente del Skibar de Masella, que siempre me acogen con cariño.
Agradecer especialmente a Pablo LB y Pierre Nodoyuna, así como a moshkis sus prestamos de fotos para poder ilustrar mejor este relato.
Y, como siempre, a Nevasport por permitirme compartirlo.
SL2, ratón.