¡Arriba hay nieve!
Si no soportas tanto dolor ni tanta duda, está claro. Lo que tienes que hacer es lo mismo que las marmotas o los narcisos: dejar que tu yo travesero brote de lo más profundo, armarte de unos esquís de travesía y demás pertrechos y tirar para arriba. Es más fácil de lo que parece: de hecho, cualquiera que sepa andar cuesta arriba y esquiar cuesta abajo puede hacerlo.
Tras todas estas reflexiones, el pasado puente nos plantamos en la estación de Cerler, ya cerrada, con la idea (por mi parte) de dar un paseo mientras el cuerpo aguantara. De lo que pensara mi compañero de travesía no me hago responsable, que ese es muy de No Friends on Enfarinada Day. Y algo más que enfarinada tuvimos en lo alto de Gallinero: nieve polvo de la de verdad.
Vistas al llegar al aparcamiento del Ampriu: es posible salir foqueando desde abajo. Buena noticia.
Y aquí una de los mencionados narcisos, que empiezan a brotar donde ya no queda nieve:
Y una madriguera de marmota: la inquilina corrió demasiado para salir en la foto.
O a lo mejor había recibido una llamada urgente de su vecina:
Empezamos a subir rumbo a Gallinero por la pista de esquí: la conocemos como la palma de nuestra mano, lo que a mí, que sigo siendo novata en esto de la travesía, me da seguridad. Vamos cargados con todo: pala, arva, sonda... sabemos por donde vamos a subir, pero no lo que nos encontraremos arriba... ni por dónde se nos ocurrirá bajar. Lo previsto es ir desde Ampriu (1920 m) al pico del Gallinero (2728
Practicando vueltas maría, que nunca viene mal. Especialmente si anda por ahí un profesor paciente:
Ah, qué bonita la vuelta maría: solo nos falta el tutú:
Posets a mi espalda:
El macizo de Aneto y Maladetas al fondo
Los que están más fuertes suben todo tieso parriba: los demás, hacemos zetas. Aparece en lo alto un quebrantahuesos pero se va porque comprueba que sigo medio viva.
Mis esquís, unos Dynafit Baltoro de mujer. Me voy reconciliando con ellos. Al fondo, Cibollés:
Al fondo, Aneto y compañía:
Curiosos los cables del telesilla de Gallinero pintados de blanco por el hielo:
No subo hasta el pico porque me pongo nerviosa: la nieve espera y ¡quiero bajar ya!
Hay por ahí esquiadores de todo tipo, incluso con pezuñas:
Menos mal que las previsiones meteorológicas no nos desanimaron: el sábado y el lunes (las fotos corresponden a los dos días) tuvimos un tiempo magnífico. Y la lluvia / nieve del domingo nos dejó la nieve a punto de caramelo.
Nieve rica, rica, rica. Y fácil. El tubo de Gallinero no lo hemos visto así de bueno en todo el invierno.
Cuando la nieve está tan buena no me atrevo ni a respirar...
Probablemente, la lluvia del domingo 30 alisó la base, de manera que los cuatro dedos de nieve polvo se disfrutaban sin sorpresas ni relieve inesperado.
La nieve estaba tan buena que daban ganas de repetir.... pero eso ya será otro día.