En poco más de dos horas, ya voy pasando por taquillas. Maravilloso transporte público suizo, me permite ir a trabajar todos los días y los que tengo libres puedo desplazarme por los típicos sitios turísticos. El bono general suizo, AG como le llaman aquí por una cantidad de entre 240-330 francos al mes, te da total libertad. A menudo dibujo futuras líneas a recorrer con la libertad que te dan los barcos, autobuses, teleféricos, trenes y demás transportes de los que dispone el país helvético.
En poco más de dos horas, ya voy pasando por taquillas. Maravilloso transporte público suizo, me permite ir a trabajar todos los días y los que tengo libres puedo desplazarme por los típicos sitios turísticos. El bono general suizo, AG como le llaman aquí por una cantidad de entre 240-330 francos al mes, te da total libertad. A menudo dibujo futuras líneas a recorrer con la libertad que te dan los barcos, autobuses, teleféricos, trenes y demás transportes de los que dispone el país helvético.
Las consecuencias no podían ser mejores para mi, se retiran los chicos y chicas de mallas y sólo quedan algunos parqueros que pasan de los saltos y módulos al freeride más puro.
Algunos “civiles” quedamos para disfrutar del polvo por todas partes, con remontes vacíos, frío de escándalo y visibilidad perfecta.
En las pistas, las cuales han ido pisando durante el finde se acumulan 15-20cm de la noche anterior. Pero fuera de estas y con cuidado ya que estamos en terreno grietoso-glaciar, se acumulan según zonas ventosas o no entre 50-60cm. No hay tiempo de beber, de comer o descansar es la ansia del freeride, pero con calma, que los remontes siguen vacíos y tenemos terreno incluso a borde de pistas sin trillar.
No me extiendo más con este maravillso día. Es una de las sorpresas y premios de este noviembre por vivir aquí, ves llover en “casa” miras la temperatura y ya calculas los copos que habrá en función de esta según en que zona. Por aquí se vive asi, sin prisas y a la vez aprovechando el momento, aunque la misma noche en cuestión tengas que trabajar, pero un lunes cualquiera en Alpes, merece el esfuerzo.