Nuestro periplo por los Dolomitas del Brenta termina con la visita de este dominio que comprende dos estaciones que en su conjunto tienen una extensión esquiable de unos 100 kilómetros. Passo Tonale y Ponte di Legno.
Comenzamos bien el día cuando, según avanzamos desde Madonna di Campiglio, vemos en el pequeño pueblo de Ossana este pequeño castillo.
Ossana aún pertenece a la Val di Sole y en este valle proliferan pocos castillos debido a la extrema independencia de la población local y del cuidadoso control ejercido en la zona por los príncipes-obispos de Trento.
El castillo es el de St. Michele de Ossana y data de la época Lombarda, entre los siglos VI y VIII, aunque la primera referencia que aparece sobre el mismo data del año 1.191. En el mismo se alojaban funcionarios episcopales, que a su vez pertenecían a familias nobles de la zona. El motivo del castillo no es otro que el de guardar la frontera, que por aquella época se encontraba en aquel lugar.
Se notaba que otrora era una zona fronteriza porque no fue la única fortificación que vimos por el camino, aunque fotos sólo tengo de esta primera.
Por tanto, el castillo nos indica que nos estamos alejando de la Val di Sole y comenzamos a entrar en los dominios del parque natural de Adamello - Brenta.
Situado al oeste del Trentino, este parque tiene una extensión de 620 km² e incluye los grupos montañosos del Brenta que no están dentro de la Val Rendena y comienza justo donde termina la Val di Sole, y la Val di Giudicarie. Se creó en el año 1.967 y fue ampliado 20 años después.
El parque comprende más de 50 lagos y también se incluye en el mismo el glaciar del Adamello.
En cuanto a fauna se refiere, se pueden encontrar cabras montesas y osos pardos. Existe un proyecto llamado "Life ursus" que está cofinanciado por la Unión Europea dedicado a la conservación del Oso de Brenta.
Cuando llegamos al Passo Tonale, continuamos el camino y seguimos hasta la histórica localidad de Ponte di Legno, donde iniciamos la jornada de esquí.
La actividad del esquí comenzó aquí allá por el año 1.909 cuando inmigrantes suizos y el conocido aristócrata Arici, trajeron aquellos extraños artilugios a la región desde Noruega. Hasta entonces, la zona estaba poblada por gente humilde, gente que vivía del pastoreo y del cultivo y que poco a poco, con su propio esfuerzo, sacaron la zona adelante hasta llegar a convertirse en el destino turístico que es hoy en día.
Ya en estos primeros años, el atleta dalignese Omobono Beltrachi ganó el campeonato lombardo en tres especialidades; salto, fondo y estilo.
En años posteriores, un grupo de daligneses viajaron al Pirineo para competir por primera vez en pruebas internacionales de esquí y de nuevo Omobono Beltrachi y Andrea Leoncelli ganaron sus competiciones lo que les dio bastante popularidad en la zona. Es por eso que en 1.911 se crea el Ski Club Ponte di Legno , creado como un club para esquiadores de fondo. Uno de los primeros clubs de esquí creados en Italia.
Debido a los éxitos deportivos de este club, se le empezó a conocer en toda Europa al que se le llegó a apodar como el club " Fiamme Rosse " - rojo fuego -
Hasta los años 60, este club fue el responsable de la promoción y desarrollo turístico de la zona, que cogió fama entre la nobleza y la burguesía milanesa y se convirtió en un destino de vacaciones, lo que propició el desarrollo económico del pueblo, en el que se construyeron mansiones, casas, hostales, hoteles y se organizaban además numerosos eventos deportivos invernales, tales como la " Grande Settimana Sportiva a Ponte di Legno ".
Esta infraestructura turística ni siquiera sucumbió a causa de la Primera Guerra Mundial, produciéndose un segundo gran desarrollo entre los años 20 y 30.
Un gran desarrollo, que tiene muchísimo mérito al estar promocionado por gente del pueblo cuyo origen es humilde, lo que le confiere un valor añadido a esta estación, que se la aprecia mucho más conociendo su historia.
Cuando llegamos nosotros, pagamos un poco la novatada, porque resulta que hay un telecabina que une las estaciones de Ponte di Legno con Passo Tonale, y éste tiene una parada intermedia y un parquin que suele estar vacío que es perfecto para iniciar la jornada de esquí, ya que luego es posible regresar al mismo sitio esquiando.
Es mejor quedarse en este punto intermedio que bajar con el coche hasta el pueblo porque se tarda menos con el telecabina, ya que la carretera es muy sinuosa y nos obliga a ir a una marcha lenta.
La zona que yo recomiendo para aparcar es la que está señalada en el mapa de pistas. Se encuentra a una altitud de 1.640 metros y existe una parada intermedia en el telecabina de unión de ambas estaciones. Aunque no se indica, ahí hay un pequeño aparcamiento en el que se puede dejar el coche. Y otro buen parquin en el que se puede dejar el coche es el está situado a 1.788 metros, que te deja a los pies del telesilla que termina en la entrada de otro telesilla que finaliza en la Cima Cadí.
Nosotros cometimos la novatada, pensando que el pueblo estaría mas cerca y bajamos hasta Ponte di Legno cuando no hacía falta. Además, el parquin a pie de pistas es pequeño por lo que es muy probable que esté lleno si no se madruga por lo que hay que aparcar en otro que está más alejado y hay que andar un rato hasta que se llega a la primera silla en el extremo de la estación. Todos los aparcamientos son gratuitos.
Nuestro recorrido consistió en hacer una ida y vuelta hasta Temú. Por lo que cogemos la primera silla, la número 6 marcada en el plano, que nos deja en la cota 1.500, desde donde cogemos la siguiente silla, que nos sube hasta los casi 1.800 metros.
Detrás de estas impresionantes paredes que aparecen en la foto anterior se encuentra el glaciar del Adamello, situado a más de 3.300 metros de altitud.
Cuando llegamos arriba, vimos a un pister que estaba colocando balizas en la pista. Pensábamos que estaba preparando la pista para alguna escuela de esquí o algún club, ya que es normal que a veces en los clubs se hagan pequeñas charangas entre sus alumnos o miembros para motivarlos.
Pero más tarde comprobamos que lo que pasaba es que se estaba desarrollando una competición en toda regla, donde habían llegado chavales de todas partes y la infraestructura desplegada era la de una competición oficial, con medida de tiempo, portillón de salida, incluso con speaker para que el público se enterase de como se estaba desarrollando la competición.
Debía ser algo importante, porque los esquís de competición los llevaban al hombro, supongo que para que no se desgastase la cera que le hubieran aplicado y se los colocaban poco antes de salir, todo muy profesional.
Hasta tenían seguimiento de reporteros gráficos.
Me gustó mucho ver una competición en directo, aunque fueran los chavales los que competían, la verdad es que hay buen ambiente y se disfruta mucho viendo a estos futuros campeones deslizarse con muy buenas formas por la pista preparada al efecto.
La pista que reservaron al efecto era la número 2 - La Croce y la cortaron sólo en parte. He de decir, que con el dominio tan extenso del que disponíamos para esquiar, no me importa lo más mínimo que se hubiera vedado esa zona si esto sirve para motivar a posibles futuros corredores de competición.
Pero la pista negra que hay más abajo, la que lleva a Temú, esa sí que estaba disponible, y es una bonita pista entre carriles de pinos que bien merece una bajada.
En esta estación, las dos zonas que merecen la pena son las de ambos extremos, la zona con las pistas que llegan a Temú y las que llegan a Ponte di Legno. Las pistas intermedias están bien, pero son un poco de transición.
En la zona de Ponte di Legno, hay una mega pista que te lleva desde la parte de Corno D'Aola a 1.920 metros hasta el mismo pueblo a 1.256 metros, un desnivel de 660 metros en dos kilómetros y medio de pista. Un descenso vertiginoso entre árboles que es una delicia.
Además es posible subir por un arrastre en la parte alta que da acceso a una pista roja, que amplia el descenso en un kilómetro y el desnivel sube hasta los 2.120 metros, lo que amplia el desnivel total esquiable en 860 metros, lo que no está nada mal. Además, esta zona es bastante vertical, por lo que aquellos que no tengan una buena técnica de esquí es mejor que no se metan en estas dos pistas.
La subida a estas preciosas pistas se hacía en una anticuada silla de dos que nos ofrecía estas vistas al valle con el glaciar al fondo.
Y este es el telesilla que os comentaba. Se hacía un poco pesado, porque es muy lento y cubre una buena distancia, pero las vistas lo compensaban todo.
A la llegada del remonte, podríamos encontrarnos este refugio en el que se podía comer tranquilamente disfrutando de las espectaculares vistas.
Vistas como éstas.
Una vez nos bajamos del telesilla, aún tenemos que subir un poco más para catar la pista roja, que estaba en excelentes condiciones. Para ello hay que tomar este telearrastre.
Lo que nos permite realizar una endiablada bajada hasta el mismo pueblo.
Como el telearrastre era lento, la silla de dos era lenta y no subía mucha gente, esto permitía que las pistas estuvieran casi todo el rato vacías o con muy poca gente, por lo que me tomé la licencia de ir bastante rápido por la misma, además carveando. Simplemente, una delicia.
Al finalizar la pista roja, se puede acceder a la pista negra sin tener que remar, simplemente se pasa por delante del refugio y se sigue.
Si tenéis nivel suficiente de esquí para bajar pistas negras con bastante pendiente, os la recomiendo porque es una de las mejores que he bajado, además tiene variantes lo que hace que bajarla varias veces no sea una tarea para nada repetitiva o aburrida.
En cuanto a la estación, me pareció una estación muy cañera, con pocas pistas fáciles, por decir algo, porque incluso las azules, al estar en zona sombría, no son muy fáciles de bajar. Una estación muy vertical que hará las delicias de aquellos que les guste esquiar fuerte.
La estación se hace tranquilamente en un mañana, que es lo que nosotros hicimos, y por la tarde, se puede ir a disfrutar de las pistas del Passo Tonale.
Esta estación me gustó menos que la de Ponte di Legno, sobre todo porque tiene una parte muy al estilo francés, con bloques altos de apartamentos y porque tiene uno de los sectores que me recuerdan mucho a Valdesquí, es decir, que una vez bajas una pista, las has bajado todas porque son todas iguales y paralelas entre sí.
Pero el sector más cercano a Ponte di Legno sí que merece la pena, tanto la parte del glaciar de Presena, como la que está justo enfrente a este glaciar.
La zona del glaciar, en la que es posible realizar esquí de verano, me pareció una de esas zonas de esquí antiguas, con los remontes desperdigados, y es que para acceder de un remonte a otro era necesario realizar remadas y para volver incluso era necesario quitarse los esquís. A mí personalmente fue una zona que no me gustó mucho, muy llana la mayor parte del tiempo, pero eso sí, con mucho terreno para "tirarse" por cualquier lado.
El que sea una zona glacial, se explica por sí solo en cuanto vemos este pequeño lago que está justo enfrente a la salida del Passo Paradiso.
Los remontes tampoco se puede decir que sean de última generación, pero cumplen su función perfectamente. En la siguiente fotografía se puede observar que aunque existe desnivel, existe también muchas zonas que son terreno llano lo que nos obligará a remar, por muy rápido que bajemos en las pendientes precedentes.
También se puede observar la forma de circo glaciar que tiene, lo que le permite conservar muy bien la nieve. Desde luego, la diferencia de temperatura con el resto del valle era tremenda y esa forma de circo favorece que se forme un "efecto de nevera" que confiere a la zona una temperatura menor a la de las otras zonas de la estación.
Eso sí, en cuanto a maquinaria de mantenimiento de pistas estaban perfectamente preparados. Aquí una instantánea de una Pisten Bully para los amantes de estas máquinas.
Nos dirigimos pues, a la parte más alta de la estación, a la Cima Presena, a 3.016 metros de altitud, para bajar hasta la misma base del telecabina a 1.845 metros, y poder así realizar un desnivel de 1.170 metros, aunque como ya he dicho, y como se puede apreciar en la siguiente foto, será necesario remar en algunos casos, e incluso en algún sitio quitarse los esquís.
Una subida, en cualquier caso, no muy complicada si la comparamos con las subidas que hicieron aquellos pioneros en el siglo XIX, cuando el 27 de agosto de 1.864, los alpinistas Freshfield, Beachcroft y Waker, junto al guía de Chamonix Devouassoud alcanzaron la cima que se encuentra a 3.558 metros de altitud.
En el Passo Tonale se encontraba la frontera entre Austria e Italia. Llegada la Primera Guerra Mundial, el frente austro-húngaro creó en este glaciar una línea de fortificaciones que no se planificaron bien, lo que permitió que pudiera ser atacada por las tropas italianas.
Estas cruentas batallas dejaron muchas bajas y en memoria a estos caídos y como representación de en donde estaba esa frontera, se dedicó el monumento que os muestro a continuación.
Os dejo un magnífico artículo de Pedro Maia que explica muy bien la Guerra Bianca en la que el Passo Tonale formó parte de ese escenario:
Hoy en día, en la frontera entre las provincias del Trentino y Brescia (Lombardía) existe un monumento a los caídos de la Primera Guerra Mundial. En él están enterrados 847 soldados que murieron en este frente, 50 de los cuales son desconocidos.
La estatua de bronce representa la Victoria Alada y es una copia de una obra romana que se encuentra en el museo de Brescia. Fue construida en 1.924 como demuestra este titular de este semanal ya desaparecido, la Domenica del Corriere
Una vez terminamos de esquiar por el glaciar, Mary Joe y Mercedes decidieron que, vistas las condiciones de la nieve, que estaba dura y viendo muy negra a la pista negra, se bajaron en el telecabina. Así que me bajé sólo esquiando y quedamos a la salida del telecabina.
En la bajada se podían observar diversas cascadas de hielo, supongo que es el agua congelada que rezuma del lago superior.
Y también vi como algunos intrépidos escaladores atacaban estas cascadas sin el menor de los escrúpulos.
¿Habrán pagado el forfait? La verdad es que es una maravilla ver a estos emuladores de Spiderman subir por estas paredes resbaladizas. Iban con mucho cuidado y estaban bien asegurados, porque alguno falló en más de una ocasión, pero los asistentes les sujetaban bien y no presentaba mayor problema que el de volverse a colocar de nuevo para seguir con la ascensión.
Continué esquiando un rato más, pero para mí se acabó el viaje en esta pista, cuando uno de los numerosos esquiadores superados por el nivel de esta bajada se me cruzó, y al esquivarlo y debido a que la nieve estaba muy dura y resbaladiza, pues ya se sabe que la frenada en este tipo de nieve no es inmediata, por lo que fui para abajo un ratito, frenando sin caerme, hasta que una bañera de nieve acumulada, muy típica de estas pistas y que no vi, supongo porque estaría en sombra, se puso de por medio y mi esquí se quedó clavado en la misma lanzándome a mí por delante tal cual supermán sin capa y calzoncillos rojos por fuera, aterrizando sobre mi hombro y partiéndome la clavícula en dos trozos.
Los servicios de emergencia, tanto de la estación, como la ambulancia y los médicos de Édolo, localidad en la que se encontraba el hospital situada a 30 km. de la estación, fueron en todo momento muy profesionales y atentos. Desde aquí quiero expresarles mi agradecimiento por la labor tan buena que llevaron a cabo conmigo.
Los rescatadores, que no son ni más ni menos que miembros del histórico Ejercito de Socorsso Alpino, me llevaron muy bien por la pista, una pista negra con nieve muy dura y un montón de novatos cruzándose, más de uno se llevó un par de gritos, y una vez llegaron abajo, para que no pasara frío mientras llegaba la ambulancia, me metieron con camilla incluida dentro de la cabina del cuadro de mandos que controla el remonte. Todo un detallazo y que es muy de agradecer.
Además, como los esquís no se podían llevar en la ambulancia y el coche lo teníamos en Ponte di Legno, nos custodiaron los esquís metiéndolos también en la cabina. Al día siguiente, Mercedes y Mary Joe pudieron recuperarlos sin el menor de los problemas, evitando así que pasaran toda la noche a la intemperie y que cualquiera que pasase por ahí se los pudiera llevar.
Así que la otra parte de la estación que tenía previsto conocer, no os la puedo describir. Pero como las "dos damas" tuvieron que volver a la estación a rescatar los esquís, decidieron terminar de recorrerla, continuando con "el programa previsto", así que lo que os describo a continuación, lo hago con los ojos e impresiones de ellas.
Aparcaron el coche en el parquin que estaba a 1.788 metros y cogieron ahí la silla que les lleva hasta la cima Bleis, desde donde hicieron la que supongo, es la bajada estrella de la estación, es decir, bajar desde aquí hasta llegar al remonte 21 - Sozine, que te deja en Ponte di Legno.
Primero bajaron por la pista de Bleis y luego hicieron la bajada mencionada, que según parece, está bastante bien. Es un tramo muy largo que empieza por las desoladas laderas de la estación para posteriormente adentrarse en la zona boscosa de la parte más baja.
Os muestro alguna de las fotos que hicieron en esta zona. Como podréis observar, también merece la pena una visita a esta parte de la estación.
Esta estación también requiere bastante nivel técnico, pero al contrario que la de Ponte di Legno, sí que dispone de una magnífica zona de principiantes, la que yo he convenido en llamar la "Zona Valdesquí", donde tienen laderas muy suaves y muy anchas y con buena visibilidad.
También comentaré que es una zona muy expuesta a los vientos, por lo que si veis que hay previsión de viento, es mejor que os acerquéis a otra estación de la zona porque es probable que en ésta se haga incómodo el esquí o que incluso lleguen a cerrar la estación, como nos pasó el día que vinimos desde Pejo, día que teníamos pensado hacer la "Zona Valdesquí" para terminar el día y nos encontramos la sorpresa de tener todos los remontes cerrados.
Finalizo con éste, mi serie de reportajes de la zona, una dominio, el de skirama, que a mí personalmente me ha gustado muchísimo y que no me importaría para nada repetir el viaje. Me quedó en la cartera la visita a Fai de la Paganella, que nos habían hablado muy bien de ella y que la reservamos para el último día porque es una estación pequeña, apenas 30 km. y así la vuelta para devolver los esquís y demás sería más relajada, pero no pudo ser, así que ya tengo excusa para volver.
Cualquier pregunta que tengáis sobre la zona, si está en mi mano, no tendré inconveniente en resolverla. Muchas gracias a todos por los comentarios que me habéis hecho sobre los reportajes, son de agradecer, sobre todo cuando compruebas que hay gente que quiere realizar el viaje después de leerse estos reportajes, para mí no hay mayor satisfacción que ésta, la de haber servido de ayuda, aunque sea sólo a uno ya es para mí un gran placer.
Muchas gracias a todos y hasta la próxima.
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