Esquí y Desarrollo Personal
Esbozo de bases para un proceso guiado
Por Miguel Fraguas Poole
Cada persona tiene una forma peculiar, individual, única de caminar por la que podemos reconocerla, incluso de espaldas y a distancia antes de ver su rostro. Del mismo modo podemos reconocer a alguien por su forma de esquiar, hay algo personal visible a distancia que nos permite reconocer al individuo. Esta característica personalizada del movimiento se mantiene aun cuando el individuo mejore su técnica y vaya transformando su forma de esquiar, aun así seguirá siendo reconocible a distancia por su forma personal de esquiar.
Por otro lado hay características de la personalidad también reconocibles en la forma de moverse del individuo, cosas que afectan a una persona en un momento dado, afectan a su forma de andar, de moverse, de esquiar y se translucen a través de ellas. ¿Y si también ocurriese en el otro sentido? ¿Y si resulta que la transformación de la forma de esquiar también tuviese repercusiones en la forma de ser del individuo?
A lo largo de siete temporadas de experiencia docente en los campos de nieve he tenido la oportunidad de presenciar la evolución técnica de muchos esquiadores y en ocasiones he tenido la ocasión de comentar con ellos y ellas las sensaciones interiores que han percibido al conseguir evolucionar y transformar su forma de esquiar.
Poco a poco se fue formando una idea: el esquí (como cualquier otro deporte) podría ser un buen centro experimental, un laboratorio para la vida. Los logros técnicos del estudiante se verían reflejados en su vida interior, en su forma de ser. Esta idea fue cobrando más y más forma, hasta que aparecieron claves de cómo poder comprenderla, evaluarla y seguir su evolución.
Hace unos años comencé a dedicarle tiempo a esta línea de pensamiento, cuyo esbozo presenté en una breve disertación durante mi formación en el nivel 3 de la CSIA (Canadian Ski Instructor´s Association) en Abril del 2005.
La premisa básica de partida es la relación que existe entre la actividad humana en el mundo físico y la actividad interior a nivel de pensamientos y emociones. Por ello lo que presento aquí es aplicable en alguna forma a cualquier actividad deportiva, de movimiento y/o laboral.
Por mi formación, habilidad e interés personal me centraré en la actividad deportiva del esquí alpino en este artículo y en las actividades que propongo desde la escuela de esquí en la que trabajo.
Quizás algunos recuerden un reportaje-artículo del 2004 publicado en el mejor y mayor portal especializado en nieve en español: https://www.nevasport.com/ en el que se presentaban las bases de la enseñanza del esquí en Canadá.
A partir del final de la página 2 del artículo se describe el sistema de las habilidades (skills) y su aplicación en la enseñanza del esquí.
Fue el sistema de las habilidades el que inspiró mi comprensión de la relación entre el mundo interior psicológico del esquiador y su forma de esquiar, y la posible interacción entre ambos. Aquí repetiremos la descripción técnica de cada una de las habilidades y su aplicación en el terreno que hoy nos ocupa:
Posición y equilibrio:
La posición es el alineamiento corporal del esquiador, cómo su cuerpo está colocado en el espacio. Una buena posición es estable pero móvil, permitiendo al esquiador hacer ajustes para mantener el equilibrio. El equilibrio óptimo se traduce en la menor cantidad de movimientos y esfuerzo muscular posibles para relacionar la base de soporte (BS) con el centro de masas (CM) de modo que sostengan al esquiador y a las fuerzas del giro. Posición y equilibrio son la base para la aplicación del resto de las habilidades. Claro que la posición ha de variar con diferente velocidad, condiciones de la nieve, y terreno. Nieve dura y velocidades altas requieren la estabilidad que da una posición más ensanchada. También los principiantes se sienten más seguros con una base de soporte más amplia. En nieve profunda una base más estrecha puede ser más fácil de controlar. En situaciones que requieran rapidez de reacciones como en bumps y nieve a medio pisar, una base estrecha puede ser también de ayuda.
Equilibrio no es una posición estática, sino una serie de ajustes continuos ante los estímulos externos. Y esto es especialmente cierto en el esquí.
Traduciendo esta habilidad al terreno psicológico del esquiador, Posición es el alineamiento interior del esquiador, cómo su personalidad está colocada en el espacio interior. Una buena posición es estable pero móvil, permitiendo al individuo hacer ajustes en su personalidad para mantener el equilibrio interior. Igual que en el esquí, la posición y el equilibrio son la base para la aplicación del resto de las habilidades en el terreno psicológico, en la vida interior del individuo. Como ejemplo, una personalidad temerosa que se posiciona a la defensiva y se desequilibra ante las sorpresas de la vida es equivalente a un esquiador con posición retrasada (en el plano longitudinal) que está propenso a caer ante una inesperada irregularidad del terreno.
Sincronización es la capacidad del esquiador para elegir y utilizar una acción en un momento concreto. La forma del giro, el terreno y las condiciones de la nieve son todos factores que influyen en las decisiones del esquiador en relación a la sincronización.
Coordinación es la capacidad del esquiador para fusionar las habilidades motrices en un movimiento global. Esta habilidad está determinada principalmente por las capacidades atléticas naturales del esquiador, su experiencia física y su entrenamiento deportivo específico.
Estos dos elementos se agrupan juntos y son considerados una habilidad fundamental pues es indispensable para poder aplicar las otras habilidades.
A nivel de principiantes, sincronización y coordinación significa desarrollar movilidad y ritmo armónicos por ejemplo a través de giros en serpentina. Con más velocidad, el reto es cambiar ambos cantos simultáneamente, y desarrollar una serie de movimientos para mejor canteo y control de la presión. En cualquier nivel de esquí, sincronización y coordinación determinan la aplicación feliz de las demás habilidades.
Traduciendo esta habilidad al terreno psicológico del esquiador, sincronización y coordinación implica la aplicación voluntaria, armónica y equilibrada de todas las habilidades, cada una en su momento preciso y en la adecuada proporción. Si mis respuestas son desproporcionadas como cuando me encuentro excesivamente susceptible y reacciono de forma exagerada ante una situación crítica, ocurre igual que cuando esquiando no tengo la correcta coordinación y proporción de mi respuesta, por ejemplo a la hora de plantar el bastón en giros cortos en una fuerte pendiente.
Pivotamiento es la capacidad del esquiador de utilizar los pies y las piernas para facilitar la orientación de los esquís en una dirección precisa. Este esfuerzo rotacional se ejecuta a partir de los pies y las piernas, tanto en giros conducidos como en giros derrapados.
Con la parte superior del cuerpo mirando en la dirección hacia la que vamos, al girar las piernas se crea un ángulo de conducción. Al combinarse esto con la cota de cantos del esquí, el esquiador es proyectado en un arco. La habilidad de guiar los esquís en su camino sin recurrir a rotación de la cadera o de la parte superior del cuerpo ayudará al esquiador a mantener el equilibrio. Hay menos masa de muslos hacia abajo que en el torso, por lo que cambiar de dirección con la parte inferior del cuerpo es más rápido y permite al Centro de Masas moverse en una trayectoria más suave.
Un pivotamiento correcto permite a la cadera tener más movilidad lateral hacia el interior del giro, ayudando a cantear.
El término rotación se usa para describir lo que ocurre cuando las caderas o la parte superior del cuerpo giran antes que las piernas y los pies en cualquier fase del giro. Al principio del arco (fase 2) esto puede estar causado por un cambio de peso apresurado (sincronización y coordinación), o por un desequilibrio que provenga ya desde la fase 1. Al final del arco (fase 3 hacia fase 1) puede estar causado por una deficiencia de la conducción o una pérdida de control del momento angular.
Y éste resulta ser uno de los problemas más comunes que nos encontramos en la práctica. Se observa en principiantes que han adquirido una técnica errónea, pero también en esquiadores de nivel intermedio que han esquiado con esquís de “los antiguos”. Puede llegar a ser un hábito difícil de corregir, especialmente cuando se lleva muchos años iniciando el giro con la parte superior del cuerpo. Pero precisamente el sistema de las habilidades (skills) nos es de gran ayuda, al considerar la rotación no como un problema en sí misma, sino como un síntoma de que una de las habilidades necesita ser desarrollada. Por ejemplo, una posición demasiado avanzada al final del giro anterior (con los pies retrasados, los tobillos bloqueados en flexión, y presión de las lengüetas de las botas en las espinillas), es un problema de ‘Posición y Equilibrio’ que causa rotación.
Traduciendo esta habilidad al terreno psicológico del esquiador, pivotamiento es la capacidad de cambiar de dirección en nuestro pensamiento, la habilidad de navegar por nuestro mundo interior a nuestro antojo y no sujetos a nuestras reacciones automáticas a los estímulos externos. Aquel que comienza su dia “con el pie izquierdo” y es incapaz de cambiar su línea de pensamiento desde sí mismo, necesita desarrollar más su habilidad de pivotamiento interior, su habilidad de cambiar la dirección de sus pensamientos en la dirección que le haga sentirse mejor en lugar de siempre hacer depender sus estados de ánimo de cómo le salgan las cosas o los demás le traten.
Canteo es la capacidad que tiene el esquiador de usar una combinación de los movimientos de inclinación y angulación para controlar el ángulo de los esquís contra la nieve y utilizar las propiedades de la geometría de sus cotas. El canteo permite al esquiador controlar la dirección y/o la velocidad. Al girar sobre los cantos del esquí, se generan fuerzas que dan al esquiador la sensación de presión. Cuando los esquís quedan planos sobre la nieve (fase 1), sueltan su agarre y la presión contra la nieve disminuye. Cuando los esquís giran sobre los cantos (fases 2 y 3), se crean fuerzas que proyectan el Centro de Masas. Al incrementarse el ángulo de los cantos se incrementa la presión.
Traduciendo esta habilidad al terreno psicológico del esquiador, canteo es la capacidad de aportar nitidez y precisión a la elaboración de mis pensamientos, es también la capacidad de ser claro y conciso como en un buen giro carveado que deja una doble huella impecable en la nieve. Siguiendo estas líneas de pensamiento, al desarrollar la habilidad de cantear en mi esquí, mejoraré mi claridad y nitidez en el pensar.
Control de la presión
El control de la presión es la capacidad del esquiador para aumentar y disminuir la presión sobre los esquís en el momento apropiado equilibrándose contra las fuerzas del giro y/o empleando esfuerzos musculares. Esta habilidad está muy estrechamente ligada al canteo y varía según el tipo de virajes y el terreno.
Los movimientos de flexión y extensión actúan como un sistema de suspensión, mantienen el Centro de Masas estable y los esquís en contacto con la nieve, o provocan aligeramiento y hasta el salto.
El control de la presión en el plano anteroposterior es esencial para ajustarse a los cambios de terreno y/o de calidad de nieve. Si la presión está demasiado adelante, el Centro de Masas tenderá a dominar (provocando rotación). Cuando la resistencia que el esquiador encuentra se incrementa por un cambio de dirección o al encontrar nieve más pesada, los pies se adelantan en relación al Centro de Masas. Se pueden hacer ajustes moviendo la Base de Soporte, el Centro de Masas, o ambos.
Traduciendo esta habilidad al terreno psicológico del esquiador, el control de la presión es la capacidad psicológica que tengo de aumentar y disminuir la presión que recibo del exterior o que preciso generar para acometer una actividad concreta. Del mismo modo que la flexión y extensión son esenciales para el control de la presión en el esquí alpino, la flexibilidad y elasticidad interiores son claves para el control de la presión a nivel psicológico. El aprendizaje y dominio del uso gradual y coordinado de las articulaciones (ver https://www.nevasport.com/phorum/read.php?40,1912698,1927528#msg-1927528 ) repercutirá según mis propuestas en el control de la presión interior.
Combinando estos conceptos con los de las tres fases del giro y los diversos planos de equilibrio, tendremos las bases para poder trabajar en este terreno de esquí y desarrollo personal. La utilización del video para el análisis de la forma de esquiar compartido entre el esquiador y su entrenador, junto con algunas charlas en los telesillas o frente a un café, nos darán la personalización del proceso en cada caso.
En caso de interés personal o profesional en el desarrollo y la experiencia de estas prácticas, estoy encantado de compartir mis pensamientos a través de comentarios, emails y en mis sesiones en la escuela de esquí.
Mis mejores deseos para una buena temporada!!
Miguel Fraguas Poole
CSIA and CSCF Member (Canadian Ski Instructors Alliance and Canadian Ski Coaches Federation)
CSIA Level 3 Intl. Certified Ski Instructor
CSCF Level 2 Trained Ski Coach
CANSI Telemark Level 1 Ski Instructor
Course Conductor for candidates to CSIA Level 1 Ski Instructor
miguel@iol.ie
Bookings-Reservas: Escola de esqui Ordino-Arcalis tel. 00376 739622