El castillo de Neuschwanstein, también conocido como el casillo del rey Loco es una construcción extemporánea ordenada por el rey bávaro Ludwig II, que decidió su construcción en una época en la que los castillos se habían quedado obsoletos y ya no cumplían la función defensiva para la que fueron diseñados.
Es más, su construcción ni siquiera cumple los requisitos mínimos para desempeñar esta tarea defensiva, pues todos sus muros están plagados de grandes ventanales que harían ineficaz cualquier tipo de defensa.
Para llegar al castillo desde Garmisch-Partenkirchen es fácil. En Garmisch-Partenkirchen está bien señalado el Fernpassstraße, carretera que hay que tomar para iniciar el camino. Desde Garmisch-Partenkirchen hay que llegar hasta Lermoos y desde ahí hay que ir en dirección a Reutte. Una vez en Reutte se debe ir en dirección Füssen y en Füssen hay que seguir la señalización al castillo.
Cuidado con la señalización. Por ningún lado encontraréis señales que indiquen dirección Neuschwanstein, sino más bien señales que indican el Königschloss o lo que es lo mismo, el castillo del Rey. Cuidado con eso.
Cuando lleguéis, veréis que existen unos cuantos parquins disuasivos en el que podréis dejar el coche por unos 4,50 €. La subida al castillo en coche está prohibida, así que no os quedará más remedio que dejar el coche en alguno de estos parquins.
La primera imagen que se tiene del castillo es ésta.
Como podéis ver, desde donde se deja el coche, hasta el castillo hay un buen trecho. La subida se puede hacer en autobús, aunque el día que nosotros llegamos no funcionaba, y también se puede hacer mediante unas carretas tiradas por caballo, subida cuyo coste no es muy caro, alrededor de 3 € por persona.
Por supuesto, también está permitido subir a pie, lo que con un paso medio nos llevará unos 30 minutos.
Los tickets para la visita se sacan abajo y cuestan 9 €. La visita es guiada y no se puede elegir cuando se quiere entrar, sino que la visita es a una hora concertada, que es la que te toque por turno. Así que si el día tiene mucha afluencia de turistas, es posible que os toque una espera muy larga.
A nosotros nos tocó esperar una hora y media, por lo que decidimos realizar la subida andando de forma tranquila, dando un paseo y disfrutando del paisaje.
En la subida, podíamos disfrutar de construcciones de estilo decimonónico como la de esta villa que hace las veces de hotel con un nombre muy rústico - la casa del cazador.
Este hotel está muy cerca de otro de los castillos de la zona, el Hohenschwangau:
Que fue la residencia de Ludwig II cuando éste era un infante y fué construido por su padre Maximilian II sobre las ruinas de una antigua fortaleza, la fortaleza de Schwanstein que data del siglo XII.
Este castillo se utilizaba como residencia de verano por la familia de Maximilian II hasta que éste murió. Entonces, su hijo, Ludwig II trasladó a este castillo su residencia permanente, a la vez que inició la construcción del nuevo Schwanstein
La subida al castillo transcurre por un camino asfaltado rodeado de esbeltos árboles de hoja caduca y salpicados por pinos a su paso.
De vez en cuando aparecían llamativas construcciones como la de la siguiente foto, en la que se puede leer el mensaje "Zur neuen Burg" o lo que es lo mismo, "para el nuevo ciudadano", clara referencia al nuevo ilustre ciudadano de la región.
Una vez llegas arriba, hay un mirador en el que se pueden tomar bellas imágenes del castillo, y uno entiende la razón que inspiró a Walt Disney para imitar este castillo en sus dibujos.
Desde este mismo mirador, también se puede apreciar la extensa llanura que se despliega a los pies de la ladera que sostiene el castillo.
Imagen en la que se puede contemplar el pueblo de Schwangau y el lago Forggensee. Un poco más a la derecha de esta imagen, está la estación de esquí de Tegelberg, que permite practicar nuestro deporte favorito permitiendo la contemplación del castillo al fondo.
La situación de esta estación es la siguiente:
Y como podéis ver, está asociada con otra estación, la Breitenberg, que compartern el mismo forfait.
El plano de Tegelberg es éste.
Que como se vé, es una estación pequeña, de 4,3 kilómetros esquiables, aunque con un desnivel esquiable de 900 metros que para dos o tres horas permite pasar el rato con el aliciente de poder realizar bajadas increibles gracias a la visión que se tiene sobre el castillo, sobre todo, si se quiere practicar el esquí nocturno, ya que el castillo se ilumina por la noche, dando la sensación de estar flotando en medio de la oscuridad.
Supongo que yendo por la mañana a Breitenberg y por la tarde y la noche a Tegelberg se puede pasar un buen día de esquí.
^^Fuente: Tegelbergbahn.de
^^Fuente: Tegelbergbahn.de
La apertura para el esquí nocturno son los jueves y sábados de 18.00 h. a 21.00 h. y el forfait cuesta 12.00 €.
Nuestra primera intención, por tanto, sería hacer esquí nocturno en esta estación, pero el pequeño tamaño de su pista iluminada nos hechó para atrás.
Continuando con la visita al castillo del Rey, según nos vamos acercando al castillo, podemos contemplar la verdadera dimensión del mismo.
Y una vez dentro, la sensación es indescriptible. Lo mejor que puedo hacer es mostraros las imágenes y que seáis vosotros mismos quienes las comentéis.
La visita a su interior está limitada por horas, y se va entrando en grupo, cada cuarto de hora. Hay un torno que valida la visita, impidiendo entrar a aquellos cuyo billete no corresponda a la hora asignada en la taquilla.
También está prohibido hacer fotos del interior y la visita es guiada y con audioguía, existiendo audioguías en español.
La verdad en que no me gustó nada el formato de la visita, ya que yo soy de los que prefiero ver las cosas a mi aire y no siendo guiado como un rebaño de ovejas. Además la visita transcurrió muy rápida, en cuestión de media hora ya estábamos todos fuera, bueno, en la tienda del amigo que siempre ponen en las salidas de los museos.
Aun así, el interior es realmente impresionante, la pena fue no poder tener más tiempo para dedicarlo a su contemplación y disfrute.
Os pongo algunas fotos de su interior que he encontrado por internet.
En fin, dejamos el castillo con la sensación de habernos perdido un montón de cosas de su interior, pero a la vez, maravillados con lo poco que pudimos ver.
Pero ¿Pensábais que este capítulo sólo hablaba de monumentos y turismo de a pie? ¿Por quién me tomáis? De eso nada, no podíamos dejar escapar una jornada más de esquí, así que por la tarde fuimos a ...