Después de leer el reportaje sobre Arolla y Evoléne en el Trofeo Nieve, una deseo incontrolable de hacer ese viaje se apoderó de mí, fue como un amor a primera vista de esos que n o te puedes quitar de la cabeza y que tienes que conseguir como sea.
Fue entonces cuando se me ocurrió embaucar a mi amigo Guzmán Concejo, uno de los socios de la Escuela de esquí de Fuentes de Invierno, con el que llevo esquiando desde la pubertad. Como sabía que me iba a decir que no, que estaba muy liado con la escuela, la patria y las obligaciones, bla, bla, bla, hablé con su mujer y socios para urdir una trama y engañarlo vilmente. La cosa estaba complicada porque, para colmo de males, odia viajar en avión a causa de un problema de vértigo, así que había que estudiarlo bien y no dejar cabos sueltos. Como le conozco bien me inventé que la compañía americana Black Diamond a cuyos representantes en España pido perdón de antemano, famosos fabricantes de esquí de freeride, iban a organizar un test en Madrid para promocionar su nueva gama de esquís de pista con una oferta para escuelas imposible de batir. Sabía que ante la responsabilidad de cumplir con la escuela y ahorrarles un dinero a sus profesores mordería el anzuelo, así que copié el logotipo de la empresa de Internet e hice una carta contando las mil y un maravillas, carta que firmaba un tal Meelhan Köll, AO de Black Diamond (o sea me la han colao de Black Diamond). No os quiero ni contar como me lo pasé organizando el tema, casi me troncho de la risa yo sólo pensando en el careto de Guzmán cuando nos viese en el aeropuerto.
Este es José Santaana, con el cartelito con el nombre de “Guzmán Concejo” en la mano, diciéndole a Guzmán que debido a la falta de nieve el test se ha trasladado a una estación en Suiza, casi se le escapa la risa.
El tío estaba tan flipao que no se dio ni cuenta de que yo estaba a metro y medio sacándole fotos, cuando se enteró se le escapó un “cabrones!!!”, ja, ja, ja.
Y comienza el drama.
Como el avión de Asturias llegó con retraso y teníamos que ir de la T4 a la T1, no llegamos a tiempo para embarcar y perdimos el avión por 5 p**** minutos. Sólo Conrado, otro de los del grupo, lo cogió a tiempo y así se iba el solito camino de Suiza. Nosotros no dejamos que cundiera el pánico y empezamos a buscar cual era el siguiente vuelo disponible, una vez allí ya nos daba igual todo. Un vuelo de Iberia con 3 plazas disponibles salía a dos horas mas tarde. Ni nos lo pensamos, eran nuestras.
Una vez allí lo metemos todo en los coches que habíamos alquilado y bajo una lluvia torrencial salimos hacia el valle de Hérens. Dos horitas y poco de coche y nos saltamos el cruce porque las estaciones n o estaban indicadas… media vuelta y ascensión por una carretera en plan “angliru” que no paraba de subir, curva tras curva, y venga a nevar…. Llegó un momento que los copos eran más que considerables y la carretera era una loncha blanca con más de 5 cm. de nieve donde las ruedas de invierno empezaban a quejarse en alguna que otra curva y cuando pensábamos que estábamos llegando vemos: Arolla 20 Km. No nos lo podíamos creer. Ante la posibilidad de quedarnos a dormir en el coche y viendo que no venía ni el Tato por la carretera empezamos a tomar las curvas en plan Carlos Sainz y gracias a la inercia no nos quedamos atascados en más de una subida.
Llegamos al hotel casi a las 2 de la mañana ante la mirada incrédula del Barman y del gerente, Peter, que amablemente nos estaban esperando sin mucha fe. Un 10 para ellos.
Cena fría a base de foie, queso y embutido y a dormir, frotándonos las manos del paquete que estaba metiendo.
No despertamos y…. sigue nevando. Mucha niebla y muy mal tiempo. No podemos volar y Déde, nuestro guía, nos dice que mejor nos ahorramos la pasta y esquiamos por nuestra cuenta como calentamiento para mañana. Le hacemos caso.
Del hotel sales directamente a pistas por un caminito en el bosque. Fotos de las vistas desde nuestra ventana, hotel Kurhaus y caminito a pistas:
Mirad el grosor del paquete a la entrada del hotel:
Lo que es la estación es supercutre, algo que yo ya sabía, pero aun así flipas un poco. Tres remontes de percha del año catapún que te suben de ¡¡¡2000 a 3000 metros de altitud!!!. Lento pero brutal. Para los que sepáis hablar inglés, no os perdáis lo que dicen en el snow-forecast sobre estas estaciones y fijaros en los desniveles:
http://www.snow-forecast.com/resorts/Arolla
http://www.snow-forecast.com/resorts/Evolene
Así aguantamos hasta la hora de comer, un poco aburridos porque las pistas se nos repetían, la visibilidad era mala y el frío intenso. Después de dormir poco la noche anterior, decidimos hacer retirada para descansar y prepararnos para la mañana siguiente.
Día 2, amanece un poco mejor, pero sigue feo. La amenaza de aludes es inminente así que Déde sugiere bajar a esquiar los fuera pistas de dentro de la estación vecina de Evoléne después de ver como los helicópteros bombardean toda la zona:
De izquierda a derecha: Conrado, Guzmán, Déde Anzévui, Benoit Vollmer y Seb Gardies.
Creo que es el momento de contaros algo sobre Déde. Este guía de montaña ya entradito en años fue el primer montañero que fundó una compañía de heliesquí en el himalaya que también actuaba como transporte de material para escaladores. Entre sus logros más importante tiene el ser el único que ha esquiado la cara norte del Cervino, con desniveles que rondan el 70 %. Yo he bajado algunos rondando el 40 % y tenías que asomar los esquís hasta las fijaciones para ver la bajada. Con su estilo pies juntos, y sus esquís megafat, fumándose un cigarrito entre parada y parada y una botella de vino blanco cada tres bajadas, este personaje es único e inconfundible. Seguirle es un placer porque sus gestos son fáciles, su visión de la bajada clara, se desenvuelve como un pez en el agua tanto esquivando árboles en el bosque como en costra como en polvo, increíblemente ágil para su edad y ese nivel de tralla que le da al cuerpo, vital como un chaval de 22 años.
Benoit en fotógrafo, residente en París por el verano y acompaña a Seb en invierno. Esquía muy bien y saca buenas fotos. Su inglés es excelente y hace de enlace entre los esquiadores y los turistas. Siempre amable, buena gente.
Seb es un pro de Elan, con eso digo mucho. Su visión de esquí es moderna, agresiva y veloz, cuando tu vas por el tercer giro él ya se ha bajado media pala volando por encima de todo lo que se ponga por delante. Giros de gigante en nieve profunda, olas de polvo y pendientes de esas que quitan el hipo se las fuma en un alarde de seguridad encima de sus esquís. Esta de Seb la tengo de fondo de escritorio. Impresionante.
Y ¿Qué tal esta otra?
Puede que algún día tenga la suerte de que Benoit me saque alguna parecida…. Tendrá que ser él porque siempre soy yo el que saca fotos a todo el mundo y cuando les pido que me saquen alguna sale el paisaje, me cortan la cabeza o me sacan retrasado en el peor de los virajes. Ten amigos para esto.
Vamos al turrón, primer contacto con Evoléne, base a 1600 cima a 3.000 y pico. Jaaaarrrrrllll!!!!!
El aparcamiento es como el de un merendero, ja,ja,ja
Vista de la base con pueblo incorporado
Silla de madera modelo “vintage”. Si vas con mochila (seguro, a no ser que te tragues la pala y el Arva), casi no tienes sitio para sentarte y al apoyar los esquís te vas machacando las rodillas con la barra de seguridad. Tan cómodo como el somier de un fakir. El pobre de José que mide casi 1,90 tenía que ir sólo porque lo ocupaba todo.
En Suiza los hórreos son siderales
Primeros polvos vírgenes
Déde se las sabía todas, bajábamos esquiando entre pueblos fantasmas cubiertos de nieve
Paradita para ver al jefe de seguridad del valle, Pietro. Fijaros en la casa a la izquierda, eso es el tejado.
Los de seguridad se lo montan bien. Vinito, chuletones a la piedra, la vida es dura….
Me imagino a alguno de ellos rescatando a alguien, conduciendo un helicóptero con una botella de vino en la mano…. Que peligro.
Fuera coñas, la peña se pone hasta las cejas, luego curran como el que más, pero a más de uno le cantaba el aliento a primera hora. Nosotros estábamos de vacaciones, así que no cuenta.
Salimos de la cabaña con esa chispa de euforia, dispuestos a todo, y funcionó… mirad esto:
Guzmán “The Ripper”
Conrri “Supercool”
José “Carterpillar”
En el bosque….
Cuando llegamos abajo, después de esquivar unas cuantas vallas de terrenos particulares, nos encontramos que unos rebecos pastando salen corriendo, que bonito.
Ducha, cena y pa la piltra.
Día 3.- Más de lo mismo. Sigue nevando, pero en el proceso nocturno la nieve se ha encostrado, no me preguntéis como. Todos estamos de bajón, uno de los helicópteros que bombardeaban la zona se ha estrellado. Tres pasajeros mas el piloto mueren en el accidente. Aquí se conoce todo el mundo… es extraño ver como pese al dolor del momento, la vida sigue y la situación se asume como algo normal, inherente al oficio de piloto.
Volvemos a Evoléne, la costra es brutal y nos hace aterrizar a todos uno por uno, menos los Pros. Hubo un momento en el que Déde se para en mitad de una pala, yo me paro a trompicones detrás de él y voy viendo a los tres restantes zambulléndose en la nieve a los pies de Déde, al que no se llevan por delante por los pelos primero Guzmán, luego Conrado… Era de peli de cine mudo con el subtitulo de “Huy!!!!”. Creo que José se salvó después de tres “casis”, la imagen de ver a 1,90 de jabalí descontrolado dirigiéndose hacia ti tuvo que impresionar a Déde, que se fumaba un cigarrito para quitar hierro al asunto.
A Guzmán le dio un ataque de risa porque tenía un esquí cruzado y no era capar de ponerse de pié. Todos nos tronchamos durante un buen rato:
Al poco José se esnafra en el bosque y tarda un buen rato en encontrar el esquí que se le fue en plan submarino. Siete giros más tarde empotra contra un pino… ¿Será por eso por lo que se llama al esquí Alpino?. Un esquí se le queda cruzado y no se puede mover, se queda incrustado de pié y retorcido sobre el árbol, le vemos desde abajo y sabemos que lo está pasando mal, pero cualquiera sube a ayudarlo, en esa zona sin esquís la nieve te llega a la cintura… Finalmente sale y todo queda en un susto.
Atardeciendo en la misma zona donde vimos a los rebecos.
Fuimos a Evoléne pueblo a cenar después de esquiar. El sitio es precioso. Cenamos en Le Mazot y seguía nevando, ahora con más intensidad aún. Esos son nuestros coches cuando entramos.
Y así estaban cuando salimos:
El sitio estaba muy bien, pequeño pero acogedor. La dueña, una Helvética muy Teutona de unos 50 años sobaba a propios y extraños sin piedad, yo no sabía si estaba allí para cenar o si la cena era yo…
En fin, cenamos de lujo, de dos chuletones enormes sacaron lonchas que se acompañaban de un revuelto de patatas fritas con queso, de aspecto parecido a una tortilla antes de añadirle los huevos, mu rico tó.
De vuelta a Arolla la carretera estaba tan mal que Déde tuvo que dar la vuelta por nosotros con su fragoneta michubichi 4x4. Dejamos el coche bien aparcado y santiguado y nos fuimos a dormir.
Dia4.- Todas nuestras esperanzas estaban puestas en ese día porque era el último. Amanece un día de sol espectacular con nubes altas y algo de aire, pero con un frío que te cagas y nieve pa tupir.
Déde, además de guía, tiene una compañía que se encarga de limpiar la carretera de Evoléne a Arolla y también se dedica a sacar los coches de las cunetas. Donde está la excavadora, aunque no lo parezca, es la carretera:
Nosotros, mientras se despejaba la carretera nos dedicábamos a cargar las escopetas y sacar fotos. Menudos tronchos. El mío era uno de los del medio. 1,80 de alto y más de 120 de patín. Me sobresalía un buen trozo a cada lado de la bota:
Se veían avalanchas por todos lados. Arriba en el centro a hacia la izquierda se ven dos canales. La más estrecha se llama “Dede´s Couloir” , li, li, li….
Seb está que no se aguanta, cualquier excusa es buena para hacer el cabra y a falta de “couloirs” buenos son los tejados:
Lo de José es culo veo….
Los que no llevábamos esquís puestos nos hundíamos hasta la rodilla.
Por fin llega el momento. A sus puestos!!!
El helicóptero nos espera. Tenemos que ir de 2 tandas.
El despegue es espectacular…y el tiempo muy cambiante. Vamos, vamos, que hay prisa.
Yo fui en el segundo grupo, cuando llegamos Dedé estaba plantado en un llano de unos 30 metros cuadrados con un cortado enorme a sus espaldas, el viento movía el helicóptero como la veleta de un niño, sólo la belleza del paisaje glaciar daba buen rollo; todos teníamos el culo mas apretado que un hetero en un bar gay. En un visto y no visto el helicóptero se posó a escasos 30 centímetros de Déde en una maniobra relámpago con precisión cirujana, saltamos al suelo y no arrodillamos, no para besarlo, sino para que el pájaro de hierro se fuese sobrevolando nuestras cabezas sin riesgo de decapitarnos. Levantamos la vista y vemos un frente gris enorme dirigiéndose hacia nosotros, no hay tiempo que perder y lo sabemos. Bajo detrás de Déde en viraje fundamental, tal y como él va. La cosa se pone fea, hay placa debajo de nosotros con el consiguiente peligro inminente de alud y para colmo la nube se mete y no se ve ni para cantar. Se masca la tensión, ni los Pros se despegan. Seb y Benoit cierran el grupo para que nadie se desperdigue, todos vamos atentos para no caernos y no retrasar al resto, esquiando torpes a causa de lo ancho de los esquís y la baja velocidad que llevamos en una nieve tan profunda.
Más o menos por la mitad de la bajada empieza a resolear algo. Nos encontramos con un grupo de esquiadores de travesía y les preguntamos por las condiciones de la nieve más abajo. Parece que la costra ha vuelto a hacer de las suyas.
Al poco el tiempo vuelve a ser gris otra vez, no para de bailar
Llegamos a un refugio de montaña y hacemos una parada para reponer fuerzas y tomar un vino, atrás dejamos a esta maravilla y más que no se ve, sin poder realmente disfrutarlo.
Las llaves estaban escondidas entre las vigas
Continuamos el descenso hacia La Gouille pasando por “Le Lac bleu”, el lago azul y otro pueblo totalmente cubierto de nieve. Benoit me dijo que en verano ese pequeño lago es de un azul turquesa muy parecido al del traje de Seb. Tiene que ser bonito, pero cuidado con los cazadores ebrios de la zona ….
De ahí, un descenso vertiginoso por el bosque y llegas a La Gouille, un pueblo muy pequeño al pié de la carretera que une Arolla con Evoléne. El bar está regentado por unos holandeses, así que la calidad de la cerveza está asegurada. Mientras esperamos por Piero, nuestro chofer del Kurhaus que amablemente nos viene a recoger para llevarnos a Arolla, vemos un plano de la zona y hablamos con la abuela. Aquí es donde os tengo que decir que me sentí como en casa, esa abuela vestía igual que cualquier abuela española y la gente se conoce y saludan como en cualquier pueblo. La ley se trasgrede o no dependiendo de la situación y el momento y no hay nunca prisa. Para que os hagáis una idea, Dedé siempre conduce con las botas de esquiar puestas, fumando y sin el cinturón de seguridad. Seb iba tirado encima de los esquís en el maletero porque no había más sitio dentro y una vez paramos en plena curva y en mitad de la carretera para dejarle un paquete de tabaco escondido debajo de una piedra a un amigo de Dedé que estaba trabajando por la zona y no tenía. No creáis que al de atrás le pareció mal, ni siquiera tocó la bocina. Dedé le saludó de vuelta al coche, arrancamos y tan amigos. En los pueblos los lugareños, cazadores en su mayoría, van con las escopetas por la mitad del pueblo y no pasa nada, todos conocen a los policías y las pequeñas gilipoyeces se pasan por alto sin armar un escándalo al respecto…Fotos.
De vuelta en Arolla, afortunadamente pudimos subir hasta arriba del todo. No era seguro porque nos habían dicho que un alud casi se lleva de cuajo un par de pilonas, pero se tiraron toda la mañana retirando la nieve de ellas y seguían en su sitio. De órdago, porque estaba empezando a salir el sol un poco más y se veían fuera pistas sin trillar por doquier:
El descenso fue muy bueno y con sol, así que nada de fotos, había que aprovechar el momento.
Y con ésta última foto mía me despido anunciando que el próximo año vuelvo sin falta y recomendando el lugar, todo un paraíso sin explotar. Eso sí, no vayáis sin guía porque os lo perderéis todo. Podéis contactar conmigo a través de nevasport, o con los Pros a través de su Web www.freeridexperience.ch o en la Web del hotel kurhaus www.hotel.kurhaus.arolla.com
Espero que os haya gustado.
Estos cabrones…para una foto que me sacan me la hacen en un cambio de desnivel que no se veía y me pillan retrasado… ¡a tomar por el c*** la cámara en el próximo viaje!.