Buenas, yo no soy profesor, ni dueño de una escuela, ni de Cetursa. Soy un cliente fiel de SN, de los pocos, por lo que decís.
Un poco de historia, de la mía, claro. Tengo 40 tacos, esquío desde los 3, y he sido alumno, evidentemente de la EEE ya que no había otra, y sigo siéndolo en mis hijos que están empezando (6, 4 y 2 años ahora) también a esquiar con 3 años. Yo he sido “profesor” o monitor de esquí de “clubes”, me servía para poder pagarme viajes a los Alpes que de otra forma no hubiese podido, esos que algunos despreciáis, éramos, más bien, guías. También hice mis pinitos en competición aunque nunca con verdadera dedicación. En cuanto tuve dinero para pagar estos viajes dejé de hacerlo. No era mi vocación.
Soy un ferviente defensor de las clases. Toda mi vida las di. Me da pena la actitud actual de los esquiadores nuevos, y más de los surferos, que piensan que dar clases de esquí es una pérdida de tiempo y dinero, y, claro, así esquían.
He vivido desde el lado del cliente “la guerra de las escuelas” en SN, y, he de decir que el espectáculo que se ha dado no es muy edificante. Un buen día empezaron a surgir escuelas. Inicialmente se ve como “bueno”. La competencia hace que se mejore el servicio. Pero llegó el momento en que el caos empezó a reinar. Ahora hay escuelas hasta debajo de las piedras. Los profesores, algunos, dejan mucho que desear, ya no sabemos a quien acudir. Con esta proliferación se ha pasado de la sana competencia al “sálvese el que pueda” que ha derivado en baja calidad en los servicios.
El cliente ha perdido la preferencia de paso, que, en una actividad que se paga por horas y en una estación como SN con grandes colas, es una gran pérdida. Los profesores rara vez duran varias temporadas en la misma escuela. La propuesta, con matices, de Carlos Olmedo, a mi, me parece buena y no tan difícil de llevar a cabo. La asociación cooperativista, que también se plantea, de los profesores me parece mucho menos realista y menos eficaz a la postre.
Para mi un profesor de esquí era alguien a quien admirar, enseñaba a comportarte en la montaña, a transportar los esquíes, a ponerse los bastones y las botas a los principiantes. Iba bien equipado y, siempre, tenía los guantes calientes y servían para calentar las manos de sus alumnos (niños en este caso). Esto ya no existe, prácticamente. No hay más que ver a la cantidad de turistas que andan por la sierra. Cargan los esquíes como fardos, van dando golpes a todos lados, llevan las botas flojas, incluso puestas al revés, cuando esquían, y ningún profesor les corrige ¡aunque estén en clase!
En mi opinión debería haber 5 ó 6 escuelas. Serias. Con profesores capacitados para los distintos niveles, que no quiero decir TITULADOS, aunque esto ayudaría. Los profesores deberían ser estables, es decir, que duraran algo más de una temporada para que podamos, los que si somos fieles, repetir de profesor año a año, esto nos motivaría a seguir cogiendo clases. Desde que yo tengo memoria de mis clases de esquí en Cotos y Navacerrada, siempre tuve al mismo profesor, o casi siempre. Y así esquío de bien
Me ha salido un buen rollo, pero ya que me ponía ...
Por tanto, creo que algo de conocimiento de causa tengo, para poder opinar... 
