Yo a Demetrio Espínola lo conocía bastante, pues además de ser compañero de esquí de mi padre (cuando se subía andando por el Castañar desde el tranvía de la sierra) eran de mi barrio, pues vivían en la calle Molinos.
He sido muy amigo de su hijo Tito, un geólogo, esquiador de fondo, con el que me he recorrido bastantes estaciones de invierno en campeonatos universitarios.
Fué todo un trago, porque el día del accidente, Tito estaba con nosotros en el Albergue Universitario y acaeció delante suya.
Pero en fin, hablando de cosas más alegres hay que decir, que la de Demetrio no era la única tienda de deportes de esquí y montaña de Granada. También estaba la de los Herederos de Joaquín Fernández en la calle de Mesones e incluso Borland y Requena ya tenían su tienda en la calle de Saravia.
Lo que pasa es que Demetrio Espínola, hombre simpatiquísimo y entrañable formaba parte del paisaje de Granada, porque siempre estaba en la puerta de su tienda en la Acera del Casino, que se llamaba el tontódromo porque todos los granadinos nos dedícabamos a recorrerla desde Puerta Real hasta el final de la Carrera de la Virgen, en un ambiente muy de pueblo.
Y pasabas por el Centro Artístico, donde estaban los señorones como en una "pecera" leyendo el Ideal, y luego por delante del Aeroclub (no club aeronáutico) que tenía un balconcillo que daba a la calle y siempre estaba abierto. Dentro había una gente un poco "rara". Eran unos tíos que volaban en avioneta...
Pero Demetrio, cuya tienda estaba al lado del Aeroclub daba prestigio por sí sólo a la Acera del Casino. Se enrollaba con todo el mundo. A él más que hablar de esquí le gustaba hablar de sus "hazañas" aeronáuticas. Yo quedé muy impresionado cuando siendo chico le contaba a mi padre en la puerta de su tienda (que era su tertulia) sus aterrizajes forzosos, que hacía como si tal cosa.
Una vez nos comentó que hizo la "zafra" de la caña en Almuñecar, con las alas de la avioneta, en un aterrizaje forzoso.
En fin, eran los tiempos del Dinosaurio