Los volaeras de antaño. De muy antaño. (Y lleva adivinanza)
Tras dos meses perdido en el trabajo y los quehaceres varios, hoy que tengo un hueco, estoy dispuesto a darle satisfacción a los ansiosos de ver fotos antiguas.
A mí personalmente me interesa más que la estética, la ética, la filosofía profunda y el sentido de la vida que se adivina tras las fotos que hoy presento.
Desde los "Diez Amigos Limited", ¿cómo se movía el montañismo en Granada?, ¿de qué catadura eran los volaeras de entonces?, ¿eran selectas sociedades de alto "standing", o eran gente de a pie llano?, ¿eran urbanos o castrojas?, ¿tenían posibles (más bien imposibles) para hacer algo y conseguir medios?
El borrón de la guerra, como en tantas otras cosas, generó un pantano oscuro en el que se nubló el pasado y que costó mucho tiempo superar, pero el pasado estaba y está ahí todavía, enseñándonos que el agente patógeno de la enfermedad, a veces casi perversión, que padecemos los montañeros es muy antiguo, y ataca indiscriminadamente a algunos humanos sin que podamos diferenciarlos por credo, sexo, ideología, condición social o económica, y ni siquiera por aptitudes físicas (estamos muchos gordos desastrosos).
En la anteguerra existían en Granada, aparte de la Sociedad Sierra Nevada, heredera en cierta medida de los "Diez Amigos", varios Clubs y Sociedades dedicadas al montañismo, o como se prefería decir entonces al "penibetismo". Ello incluía sin ningún tipo de diferenciación todo tipo de actividades en montaña, incluido el esquí. Una de ellas era el Club Montañero Granadino.
Se organizaban excursiones y salidas varias, colectivas y por grupos, se recibía mensualmente la revista Peñalara, que era la principal fuente de información técnica; se disponía de un potente fondo editorial, con libros variados sobre todo tipo de temas (novela, poesía, guías de viajes, libros científicos, ...etc); se disponía de "moderno" material para los socios y para las salidas colectivas; se participaba en concursos deportivos (carreras, boxeo, y cómo no concursos de esquí) tanto deportivamente como en el aspecto organizativo.
O sea, ¡la leche!
Y no había subvenciones. Ni esponsorización publicitaria. Ni ná de ná. Y se financiaban con las cuotas de los socios.
¿Quienes eran los socios? Una curiosa algarabía. Había algún titulado (algún médico, algún abogado), pero sobretodo gente del común (del comercio, empresarios y dependientes, obreros especializados, incluso alguna gente de pueblos cercanos a Granada, es decir una incipiente clase media con más bien escasas posibilidades económicas.
Evidentemente no había salidas al extranjero. Alguna visita al Torcal de Antequera (que es también otro antiguo foco de montañismo
), y cómo mucho un penoso viaje a la Sierra de Madrid.
En nuestros lares se corría la vertiente de Sierra Nevada más cercana a Granada y como mucho alguna vez se cruzaba hasta Lanjarón, Capileira, Trevélez o Guadix. Pero eso eran expediciones sólo para los valientes, si es que disponían de días libres (no había vacaciones, ni puentes, ni siquiera sábados). También se visitaba mucho la Sierra de Huetor Santillán, entrando a pie desde El Fargue, desde Viznar o Alfacar, e incluso Sierra Harana entrando por Iznalloz (gracias al tren).
¿Y en invierno también?
Sí.
La invernal del Veleta era una ascensión de renombre para la cual había que ir convenientemente equipado.
Los piolets aún no se conocían (o no se podían comprar) en Granada, pero se usaban resistentes y ligeros bastones (de zarzamora) con fuerte regatón de acero. Los crampones sí había herreros que los hacían, con diez puntas prismáticas que pesaban lo suyo.
¿Y esquí de travesía?
También.
Los esquís se compraban en tiendas especializadas de Madrid, en madera de fresno, acompañados de bastones de caña de bambú con enormes arandelas de aluminio. Las ataduras (fijaciones diríamos hoy) eran con correas de cuero, con una dinámica parecida a la de los esquís de fondo, y la técnica se acercaba bastante a lo que hoy (y entonces también) se llama "telemark".
Lo primero era conseguir llegar a algún lado.
Aunque este sitio aún se le puede reconocer.
Y después dejarse ir. Con suerte se daban un par de virajes entre cada dos caídas.
Para llegar, ¿dónde?. Pues aquí.
¿Dónde está ésto?
Es un sitio conocido, pero hace casi 80 años. Los jugadores de adivinanzas ya pueden comerse el coco.
¿Y tonterías? ¿Había entonces tontería?
¡Claro que sí! Y como muestra un botón.
¡Casi ná lo del ojo! Buuuuuu.....
Y para terminar, un análisis de las caras y la equipación de un grupo de "volaeras" que acababan de subir con boína (sí, con acento que es como se decía entonces
) desde el Charcón, por el Hotel del Duque, a darse cuatro panzazos en los Campos de Otero, os permitirá establecer sin lugar a dudas que los ancestros de los pelitres, los ytantos, los poscojonuos y los Wihelmi, eran de la misma madera, con los mismos nudos y las mismas rebabas que ahora.
Un abrazo y feliz año de nieves a todos.
Guillermo
"(Sabiduría boticariana) "Andar por Andar"
