La ex-mujer de Donald Trump falleció el pasado 14 de julio al caer accidentalmente por unas escaleras. Conocida por ser la primera mujer del penúltimo Presidente de los Estados Unidos, también tenía una gran faceta como esquiadora. De hecho era un deporte que le apasionaba tanto, que le marcó muchas veces en su vida.
Corredora de esquí
Nacida en la ciudad checa de Zlin como Ivana Marie Zelníčková, se cambió el apellido por el de su marido cuando se caso con Donald Trump en 1977. Antes de eso, fue una apasionada gimnasta y corredora de esquí. Llegó a inventarse que pdía estar seleccionada para los Juegos de Invierno de Sapporo 1972. Pero en todo caso, estar en la selección nacional de gimnasia le permitía viajar varias veces a países fuera del bloque comunista y descubrir los lujos del mundo capitalista.
Para poder salir del país sin perjudicar a su familia, aceptó casarse en 1971 con el instructor de esquí Alfred Winklmayr, un austriaco amigo de la familia, y con el que logró el ansiado pasaporte de la Europa occidental sin ser considerada una desertora por parte del régimen comunista. Fue un matrimonio puramente de conveniencia que duró apenas dos años. En 1973 ya estaban divorciados e Ivana Trump ya había puesto rumbo a Canadá.
En Norteamérica cambió su carrera de esquiadora para centrarse en la de modelo ya con 24 años. Tres años después conoce a Donald Trump y a los 28 se casa con el empresario, que tenía un año más que ella. Fue un matrimonio fructífero que duró 15 años y del que salieron los tres hijos Trump: Donald, Ivanka y Eric.
Divorcio esquiando
El final de ese matrimonio llegó en 1992 y en otro momento ligado al esquí de Ivana Trump.
En 1989 Trump se llevó a esquiar a Aspen a Ivana y a los tres niños en un avión, y a su amante Marta Mapples en otro, con tan mala fortuna que esposa y amante se encontraron frente a frente en un restaurante. Según contó la primera esposa del magnate en sus memorias,
"Maples llegó al restaurante donde almorzábamos la familia en Aspen para presentarse: “Soy Marla y amo a tu esposo”.
Según los medios de comunicación, Ia checoslovaca demostró su impecable dominio del idioma inglés por medio de la emisión a pleno pulmón de una formidable batería de insultos hacia tanto su esposo como la amante de éste.
Un careo como ese difícilmente iba a sofocar una fuerza de la naturaleza como Ivana, una mujer que, al descubrir que Trump la estaba engañando con su futura esposa Marla Maples, primero discutió con la amante y luego se las vio con su esposo, que ya estaba poniéndose apresuradamente sus esquís para huir de su ira. Persiguió al novato tambaleante montaña abajo (Donald Trump nunca llegó a aprender bien a esquiar), señalándole con su dedo en la cara rostro mientras esquiaba hacia atrás a su lado y él trataba de evitar caerse.
Ivana Trump era famosa por tener un carácter tan fuerte como el de su marido. Su vida y obra está llena de frases para la Historia. La más famosa (que suena mucho mejor en inglés, porque permite un juego de palabras) es "no te enfades, quítaselo todo" ("don't get mad, get everything"), en referencia al principio fundacional de su divorcio de Trump, en 1992, tras 15 años casados y un elevado número de infidelidades por parte de su esposo.
A partir de entonces cuando comenzó una dura batalla legal de casi tres años por las propiedades que compartían. Finalmente, la modelo obtuvo 10 millones de dólares y otros 16 millones en propiedades.
No fue la única indemnización por separación que obtuvo Ivana Trump. En 1995 se casó con el empresario italiano Riccardo Mazzucchelli, fallecido en 2017. La pareja se divorció en 1997.
Ivana demandó a Mazzucchelli por 15 millones de dólares por presuntamente violar la cláusula de confidencialidad de su acuerdo prenupcial, pues el empresario llegó a asegurar a la prensa que él había hecho mucho más por Ivana que Donald Trump. Mazzucchelli luego presentó una demanda por difamación contra Ivana y Donald en el Reino Unido. Finalmente pudieron resolver sus diferencias fuera de los tribunales.
Ivana Trump transmitió a sus hijos la pasión por el esquí