Aunque siempre se ha dicho que no se debe mezclar política con deporte, la realidad es que un evento tan eminentemente deportivo como son los Juegos Olímpicos ha estado siempre ligado a la política. Desde los boicots a los países perdedores de la Primera Guerra Mundial, a las ausencias de las naciones afines a los Estados Unidos a Moscú'80. Situación que el bloque soviético replicó en Los Angeles 1984.
Un buen número de naciones africanas decidieron no ir a Montreal'76, después de que Nueva Zelanda hubiera mostrado su apoyo al apartheid realizando una gira por Sudáfrica, país que desde Roma-1960 estaba excluido por su racismo contra los negros.
España también ha hecho su particular boicot en Melbourne-1956. Junto a Holanda, no acudió en protesta por la invasión soviética de Hungría. Irak y Líbano tampoco fueron a esos Juegos como protesta a Israel, ni tampoco fue la China de Mao por la presencia de Taiwán.
Contados son los casos en que un grupo de países impidiera la participación de otros. Además de a la Sudáfrica del apartheid, años antes Alemania fue vetada en Amberes-1920 y París-1924 por ser la potencia derrotada en la Primera Guerra Mundial. Hitler se tomó la revancha en los Juegos de Berlín de 1936, convirtiéndolos en un formidable instrumento de propaganda del Reich.
Sería imposible enumerar la enorme cantidad de boicots políticos que ha habido en los Juegos Olímpicos. Y es que no solo los países se han excluido, sino que muchos atletas a título personal también tomaron la decisión, como la gimnasta checoslovaca Marie Provaznikova en Londres-1948 como protesta por el golpe comunista de Praga.
En México-1968 no fue una ausencia lo que marcó una crítica política, sino la actuación de un grupo de deportistas: Los velocistas estadounidenses Tommie Smith y John Carlos subieron al podio a recibir sus medallas y levantaron el puño enfundado en un guante negro en apoyo del Black Power.
Hay decenas y decenas de anécdotas de este tipo. Hasta que llegaron los Juegos Olímpicos de Barcelona-1992. Los primeros de la historia moderna que no sufrieron ninguna represalia política. Volvió incluso Sudáfrica, ya sin apartheid. La URSS no existía, y la mayoría de sus antiguas repúblicas lo hicieron con la bandera de la Comunidad de Estados Independientes (CEI). Y China empezó a mostrar su poderío.
30 años de paz olímpica que se vieron truncados en Pekín 2022, cuando se impidió la participación de Rusia y Bielorrusia por las presiones de algunas federaciones nacionales.
"No podemos dejar que los Gobiernos decidan quién participa"
Una situación que al alemán Thomas Bach, Presidente del COI, no le gusta, tal como confirmó el pasado miércoles en la asamblea general de la Asociación de Federaciones Internacionales Olímpicas de Verano en Lausana, Suiza.
"esta decisión abre una puerta peligrosa: hoy son Rusia y Bielorrusia, pero mañana puede ser su país".
¿Qué países pueden invadir sin ser sancionados y cuáles deberán ser castigados por hacerlo?. Una decisión que en un futuro podría determinar, no solo la cantidad de atletas que participarán en unos Juegos Olímpicos, sino qué gobiernos pueden decidir quién compite.
Oficialmente, Rusia y Bielorrusia, han sido excluidas de los Juegos Olímpicos por romper la ekecheiria, un acuerdo entre los países participantes en el que declaran la 'paz olimpica' y se comprometen a deponer las armas y los conflictos bélicos mientras se están disputando unos Juegos Olímpicos y Paralímpicos. La llamada Tregua Olímpica.
- La Tregua Olímpica es una tradición que se remonta a la antigua Grecia que exige el "cese de hostilidades" entre los países olímpicos siete días antes y después de los juegos para "promover la paz" y garantizar el paso seguro de los atletas dentro y fuera de sus países.
Según Thomas Bach, esta tregua va dirigida a los paises, no a los participantes. En caso de que en los próximos Juegos Olímpicos, que deberán ser en París-2024, estos países no estén involucrados en ningún conflicto armado, deberían ser aceptados de nuevo sus banderas. Aún así encuentra mal que se excluya a los deportistas personalmente. El caso de Wimbldon, donde la organización vetó a los tenistas de estos dos países, simplemente por ser rusos o bielorrusos, sienta un mal precedente de segregación, como la fue la racial del apartheid.
“En París, los deportistas rusos podrán competir como atletas neutrales. En Wimbledon, el gobierno no les dejó. Y si permitimos esto, si cedemos a esto, entonces estamos perdidos.
¿Cómo puede entonces garantizar en su deporte una competición internacional justa, si los gobiernos están decidiendo de acuerdo con sus propios intereses políticos, quién puede participar en una competición y quién no?
Si abres esta puerta, hoy son Rusia y Bielorrusia, mañana es tu país.
Todos los que están apoyando la guerra, pueden y deben ser sancionados, pero todos los que no apoyan la guerra, sus derechos deben ser respetados, bajo nuestras propias reglas y las reglas del derecho internacional, no hay sanción y no debe haber sanción. por tener un pasaporte.
Permitir que los gobiernos dicten a las federaciones destruiría la autonomía del deporte respecto de la política. La distopía, no la utopía, podría ser la consecuencia.
Se está gestando un nuevo orden mundial. La tendencia va hacia un orden mundial más divisivo”.