Parece que Austria e Italia se van a quedar solas este invierno en cuanto a su política para utilizar las instalaciones de sus estaciones de esquí. Y es que mientras estos dos países aplicarán la regla 3-G y la solicitud del Green Pass respectivamente, sus vecinos en el continente no van a requerir nada para subirse a los remontes, a excepción de una mascarilla para entrar a los telecabinas.
Si ayer Suiza confirmaba que no iban a obligar a sus estaciones de esquí a pedir nada, poco después fue el Secretario de Turismo de Francia quien también hizo oficial una medida que ya adelantó hace unas semana el primer Ministro Jean Castex.
La estación de Tignes ya comenzó este fin de semana su temporada de esquí con este protocolo sanitario. Es decir, no han pedido a nadie si estaba vacunado o no para comprar un forfait.
No obstante, dejan la puerta abierta para que, en caso de que haya una explosión de casos, se tomen nuevas medidas. Habrá que estar atentos por tanto con un país donde hay un buen número de anti-vacunas. Allí tan solo un 67% de la población tiene las dos dosis, por lo que se espera que el invierno sea complicado de nuevo, especialmente con los que no se han vacunado.
Aún así, el 85% de la población vulnerable al COVID si tiene las dos dosis, lo que puede minimizar el impacto. Además, para tomar vuelos o trenes de larga distancia, sí se pide un Pase Sanitario. Muchos turistas viajan por estas dos vías, así que cuando lleguen a las estaciones será con la doble pauta. Un tercio de los esquiadores del país son británicos, y para entrar deberán estar vacunados del todo.
Las reservas para el invierno están alcanzando niveles de récord pre-pandemia. Hay muchas ganas de esquiar y todo parece que, si la meteorología no lo impide, se va a registrar cifras muy saludables en Francia.