En enero ya se tuvo que suspender la cita de China, donde el coronavirus estaba ya en pleno apogeo y se temía que un contagio general de corredores y técnicos repartiera el virus luego por otras partes del planeta. De todas maneras es algo que al final hemos visto que no se ha podido parar. De hecho pocos días después de la cancelación china, en Suiza anunciaban el veto a eventos con más de 1.000 personas, lo que abría la posibilidad a organizar sus competiciones de Copa del Mundo de esquí alpino a 'puerta cerrada'. Italia quiso seguir el mismo camino para sus finales en Cortina d'Ampezzo, hasta que al final se detuvo directamente todo el circuito.
La italiana Federica Brignone, que era la que en ese momento lideraba el ranking de la General, se llevó a casa el Gran Globo de Cristal de la Copa del Mundo, mientras que en categoría masculina fue el noruego Aleksander Aamodt Kilde quien se llevó el trofeo.
Acabada la Copa del Mundo los corredores se toman un merecidísimo descanso para un deporte duro y a menudo poco agradecido por la audiencia. Hacia el mes de mayo comienzan a incorporarse a filas con unos primeros ejercicios en seco, mucha bicicleta y planes para la siguiente temporada. Llega entonces los primeros giros en algún glaciar abierto de los Alpes para irse luego a Argentina, Chile o Nueva Zelanda a entrenar en nieve, para ya a finales de verano volver a los Alpes donde ya en octubre les espera la primera prueba de la temporada, la que organiza la localidad austriaca de Soelden ininterrumpidamente desde el año 2000. Hasta entonces se había alternado con Tignes, e incluso años atrás Nueva Zelanda y Las Leñas (Argentina) habían sido primera etapa del 'circo blanco'.
Pero este año todo esto seguramente se retocará bastante. Los corredores han tenido mucho más tiempo de vacaciones, aunque muy lejos no han podido irse. La mayoría se han ejercitado en casa, y otros donde el confinamiento ha sido más relajado han salido a hacer bici, como es la caso de Petra Vlhova, la primera eslovaca en llevarse un globo de la Copa del Mundo, la ganar la disciplina de Slálom.
Otro efecto colateral es que los corredores y corredoras que querían cambiar de marca de esquís o les estaban tentando para hacerlo, no están pudiendo probar el material. Además la FIS introdujo la regla de que estos cambios solo se pueden hacer en años pares... y 2020 es par. Por eso los pretendientes hacen importantes pruebas de material entre finales del mes de marzo y principios de abril porque todavía están en plena forma y sigue habiendo buenas condiciones de nieve.
Aunque en Austria ha comenzado el desconfinamiento y se permite el esquí de travesía, los remontes siguen parados y parece que así seguirán hasta el mes de mayo. Así que los corredores y federaciones nacionales han pedido a la FIS que se ajuste a la nueva situación y se permita hacer pruebas de material entre el mes de julio y el de agosto, ya con los glaciares abiertos y los corredores en cierta buena forma tras varias semanas de vuelta al trabajo.
De todas maneras la situación actual no está siendo difícil solamente para los corredores y corredoras, sino también para las marcas, con una situación financiera incierta, lo que probablemente acabe afectando a sus deportistas en nómina.
De momento la FIS ya ha ampliado la fecha de firma de nuevos contratos hasta el 30 de septiembre, mientras se trabaja por si la primera prueba de Copa del Mundo de esquí alpino en Soelden se tiene que retrasar a alguna fecha entre finales de octubre a finales de noviembre, cuando Levi recoge el testigo con un slálom también para hombres y mujeres.