El responsable de máquinas de Pal, Josep Maria Gelabert, explicó que el elemento que genera más problemas de seguridad es el cable que sujeta las máquinas pisanieves cuando deben trabajar en pendientes importantes, que tiene una longitud de hasta a 1.000 metros y por lo tanto es poco visible para los practicantes de esquí de montaña que entrenan fuera de las horas de apertura de la estación. Además, el cable tiene 4,5 toneladas de fuerza y ??queda muy tensado, por lo que las estaciones señalizan los puntos de anclaje que disponen para evitar sustos y que no se vuelvan a repetir accidentes mortales como el que hubo en enero de 2014.
La solución pasa por hacer público una planificación de los horarios y las pistas en las que no se esté trabajando con máquinas sujetadas por cables, por lo que los practicantes de esta modalidad tengan cada noche un espacio donde poder entrenarse. Viladomat añadió que intentarán que la mayoría de días haya lugares seguros a ambos valles, y que la planificación, que se hará por temporada, se podrá consultar en la página web de la FAM.
Viladomat ha recordado que las estaciones de esquí tienen el uso privativo del terreno público, y que por tanto cualquier otra actividad debe ser compatible con los dominios, que son quienes deben regular las actividades que se llevan a cabo. Por lo tanto, aseguró que actualmente podrían prohibir el esquí de montaña dentro de los dominios esquiables, pero que apuestan por hacer un reglamento que los avale para que su voluntad no es sancionar. De hecho, ha reconocido que