Y lo que es más importante, ha sido capaz de competir con el resto de esquiadores sin discapacidad... y acabar entre los mejores. La demostración más palpable es su participación en la Copa de la Cordillera Cantábrica donde ha brillado con actuaciones sobresalientes, también en la Copa de España (categoría mujer pie) donde se ha proclamado subcampeona. El premio Santiveri y el de El Corte Inglés en Sierra Nevada han sido otros de los logros de María, una apasionada del esquí pero también practicante de natación y baloncesto (siempre de manera inclusiva, es decir, con todo tipo de niños y niñas de su edad).
Para ella nada es imposible. Desde muy pequeña quería hacer las cosas como los demás, las que hacía su hermana melliza Cecilia y el resto de niños. El lema de ‘nada es imposible’ es una razón de ser para esta pequeña leonesa, aunque sólo en edad ya que en espíritu y condición humana es toda una grande.
Sus ganas de superar barreras, el éxito de poder hacerlo a pesar de que sólo es una niña de ocho años, la convierten en un ejemplo para otras niñas y niños a los que la capacidad no debe frenar sus anhelos e ilusiones. María, para la que los genes del deporte le vienen de familia y especialmente el esquí, lo ha logrado. No pretende ser la mejor sólo demostrar que nada es imposible, que a veces los límites son más mentales que físicos.
Pero su faceta de integración no se queda sólo ahí. También luce en el plano deportivo donde también supera a los niños y niñas de su edad que no tienen discapacidad física. Y eso la ha llevado a convertirse en un objetivo del Comité Paralímpico español que desde hace algún tiempo sigue sus evoluciones y éxitos. Hasta tal punto que muchos ya la ven disputando unos Juegos. No será en los de dentro de cuatro años porque aún contaría con 12 pero posiblemente para los de dentro de ocho. Su crecimiento deportivo y carácter competitivo juegan a favor de ella.
Y todos esos logros tienen como principales admiradores a sus padres Rafa y Natalia. Ellos han comprobado como en el día a día María ha conseguido integrarse como una niña más, disfrutar de la vida de una niña de ocho años y también de un deporte en el que es ya una grande. Para la pequeña Martín-Granizo Ferreiro nada es imposible, todo lo contrario, un estímulo que ya le ha reportado notables éxitos, en la vida diaria y también en el deporte. En los dos apartados puede presumir de ser toda una medalla de oro.
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