«la conclusión de que hemos extraído del estudio es que no hemos obtenido diferencias entre los niños sanos y los asmáticos en cuanto a inflamación y hiperrespuesta bronquial antes de la temporada de esquí y después de practicarlo a 2.000 metros de altitud".
Si que pudieron observar, sin embargo, que la muestra de esputo era más viable, tenía más células vivas en mayor altura. El estudio se realizó en 15 niños de entre 7 y 13 años, de entre los que ocho eran sanos y siete asmáticos. Durante noviembre y diciembre de 2013, se hicieron las determinaciones básicas en el Hospital Nuestra Señora de Meritxell y en marzo de 2014 se repitieron estas pruebas a los mismos niños en las pistas de Arcalís y la Rabassa una hora después de haber esquiado para ver si éstas habían variado.Las pruebas que se realizaron fueron: un prick test /prueba cutánea) para detectar posibles pneumoalergénicos, una determinación de fracción exhalada de óxido nítrico (feno) para determinar la inflamación bronquial, una espirometría forzada para determinar la función pulmonar, un test de broncoprovocación con manitol inhalado para determinar la hiperrespuesta bronquial y una inducción de esputo con manitol. Este esputo recogido en pistas se enviaba en taxi al hospital donde posteriormente se analizaban las células. En parte también por este hecho, se tuvieron que reducir los niños estudiados a sólo 15. Según Vizmanos, se trata de un estudio «nuevo, internacional y multicéntrico». El trabajo final, se presentará en septiembre en el Congreso de la ERS (European Respiratory Society) en Amsterdam y se publicará en revista científica.
El estudio fue elaborado por los Dres. Vizmanos, E. Canturri y L. Álvarez (neumólogos), C. Ribó (citotécnicos), y los Dres. MJ. Cruz, M. Henket, R. Louis y Moreno. Y han colaborado, además, el SAAS, Aldo-Union y Novartis.
