El año pasado, L'oeuf d'or, el flamante hotel de lujo de Davos, era el lugar obligado para la elite global que agotó sus 216 habitaciones durante el Foro Económico Mundial. Una noche, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y su esposa comían en su restaurante, en tanto Tony Blair bebía una grappa en el bar con un colega, según el gerente general Peter Pedersen. Seis meses más tarde, la compañía administradora del hotel cinco estrellas quebró y su propietario, un fondo de Credit Suisse AG, tuvo que comenzar a recoger los pedazos.
A pesar de sus famosos huéspedes, que también incluyeron a Goldie Hawn y Bono, y a una investigación exhaustiva del mercado local, apenas los delegados del foro volvieron a su casa, el InterContinental Davos se quedó con las habitaciones vacías. Karl Wild, autor de una clasificación anual de los mejores establecimientos de Suiza, afirma que
La construcción del L'oeuf d'or, que se inauguró en diciembre del 2013, fue inducida por la necesidad del Foro Económico Mundial de más hoteles cinco estrellas en la estación de esquí. Su destino podría decidir si se construyen mas.
En las montañas del este de Suiza, Davos (con una población de 13.000 habitantes) recibe alrededor de 2.500 delegados en el evento anual, que este año tendrá lugar del 21 al 24 de enero. Con asistentes de renombre como Angela Merkel, François Hollande y John Kerry, cada semana del Foro Económico Mundial genera un aumento de la demanda de alojamiento de lujo.
Incluyendo el L'oeuf d'or, la ciudad ofrece menos de 400 habitaciones en hoteles cinco estrellas, en tanto la mayor parte del alojamiento en Davos es de cuatro estrellas. Aun en esos hoteles menos lujosos, de los cuales muchos se construyeron hace más de 30 años, los precios pueden llegar a quintuplicarse durante el foro.
La mayoría de los centros de montaña lujosos también cierra en las temporadas bajas de primavera y otoño mientras que el L'oeuf d'or, situado en las afueras de la ciudad y donde una habitación en temporada baja puede costar 950 francos la noche, permaneció abierto lo que disparó las pérdidas al no tener ingresos suficientes para contrarrestar los costes de mantenimiento.