El comité de empresa pide acelerar un informe que se dilata desde hace dos años e intenta responder a la cuestión de si ascender de la cota 600 a los 3.400 metros a diario afecta gravemente la salud de los trabajadores. Es la facilidad de desplazamiento que ofrecen los medios mecánicos la que permite hoy en día estos bruscos cambios de altitud en una misma jornada.
Con el nombre de mal de altura se conoce una serie de síntomas que aparecen a partir de los 2.500 metros de altitud. Como la presión atmosférica es menor, disminuye también la densidad del oxígeno en el aire y el organismo tiene que adaptarse a una reducción del aporte del elemento vital a los órganos. Para conducir todo el oxígeno que es capaz de dirigir el cuerpo a los órganos vitales, se eleva el ritmo cardiaco y la respiración se acelera. Es ahí cuando aparecen la fatiga y el insomnio. ¿Qué ocurre cuando se sube y se baja de forma brusca a menudo?
El estudio de Sierra Nevada, que ya ha completado dos fases y al que le queda una tercera, investiga la exposición crónica intermitente a grandes alturas, la que se refiere a las personas que no viven de modo permanentemente en esas cotas, pero se desplazan a ésta por periodos de tiempo para realizar su trabajo (horas o días) y luego descienden, manteniéndose esta intermitencia durante largos periodos de tiempo. El principal problema es que no está suficientemente estudiada.
La segunda fase del estudio, acometida durante 2010, ha registrado el historial médico de los trabajadores que han dado su conocimiento, incluyendo fármacos y enfermedades. La tercera implicará un estudio pormenorizado de la evolución de su salud. Sin embargo, se prevé que sea mucho más dilatada en el tiempo. Y, por el momento, claro está, no hay conclusiones.
Nerviosismo en Sierra Nevada
La pregunta, por el camino, ha servido para poner nervioso al entorno de la estación de esquí. La urbanización de Pradollano vive de la estación de esquí: hoteles, escuelas, restaurantes, locales de ocio... ¿Puede la insinuación de que los trabajadores enferman por el cambio de altitud perjudicar a las visitas? Nadie se atreve a afirmar tanto, pero tampoco a expresar sus opiniones al respecto. La prudencia entre las escuelas de esquí o los comerciantes es menos llamativa en tanto sus cambios de altitud son más puntuales. El empleado de un restaurante en Pradollano que viva en Güéjar Sierra, por ejemplo, asciende y desciende todos los días entre los 1.000 y los 2.100 metros.
Según el comité de empresa, un 60 por ciento de los trabajadores reside en Granada, situada a 600 metros de altura sobre el nivel del mar. El resto del personal vive a más altura, repartidos entre los municipios de Güéjar Sierra o Monachil. Por su cuenta han de desplazarse hasta Pinos Genil (700 metros de altitud), donde los recoge el autobús de la empresa, que ya los lleva a Pradollano. Una vez allí, dado que su trabajo es el mantenimiento de las infraestructuras de la estación, pueden subir y bajar varias veces hasta, por ejemplo, las pistas del Veleta, cuya cabecera se sitúa en los 3.400 metros. Y de regreso, el mismo tránsito anterior, con varias subidas y bajadas.
Recuerda igualmente que en colaboración con el comité de empresa "promueve campañas de salud laboral y vida saludable entre los trabajos", como programas de deshabituación tabáquica, por ejemplo.
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