Del Descenso de Lauberhorn se encargó la Swiss Television (Schweizer Fernsehen SF), que pasó la señal a otros 12 países, gracias al trabajo de 30 personas que componían el staff, incluyendo cuatro cámaras que retransmitían la carrera. Para lograrlo se tuvieron que trasladar más de 10 toneladas de material por ferrocarril, y se extendieron un total de 14 kilómetros de cable. Aunque la tecnología y los avances ha ayudado mucho, hoy en día sigue siendo un gran esfuerzo retransmitir una Copa del Mundo, por la cantidad de gente y medios que se trasladan.
Solo la televisión suiza (que junto a la austriaca es la que más medios pone), requiere del trabajo de 110 técnicos y profesionales, y 20 cámaras que graban cada metro de la pista para poder enviarla a las cadenas de todo el planeta.
Pero los suizos, donde el esquí es deporte nacional, siguen la carreras en directo, por la que la televisión nacional pone tres cámaras que graban el transcurso de la carrera. Las señales transmitidas mediante fibra óptica y satélite, han eliminado en gran medida aquellos pesados transportes en tren, carretera y hasta helicóptero.
80 años de Lauberhorn
También por estos días se celebran las ocho décadas de esta carrera legendaria, fija en el calendario internacional de Copa del Mundo, y que fue creadas por Ernst Gertsch, quien ganó la prueba en su primera edición, la de 1930.
Este descenso, situado en la estación de esquí suiza de Wengen, se llama así porque la salida está situada en la cima del monte Lauberhorn (2.472 metros). La particularidad de la prueba radica en su gran longitud (4.260 metros), y en su extrema dificultad. Varias zonas de la pista son muy problemáticas, como la Cabeza de Perro (un paso entre rocas), el paso por debajo del puente del tren, el Canadian Comer (llamado así desde la caída que sufrió allí en 1976 el canadiense Dave Irwin) o el Bosque de Minsch (donde en 1956, se cayó el suizo Joos Minsch).
Uno de los datos curiosos, es que en 1983, por falta de nieve no se pudo realizar la prueba en Wengen, por lo que se trasladó a Kitzbühel (Austria), aprovechando que allí se celebraba la Hahnenkamm. Pues bien, a las pocas horas se tuvo que cerrar la estación por el riesgo de avalanchas provocadas por una enorme nevada.