Un cartel colocado sobre el muro exterior de una vivienda, con el nombre de Fonchanina en letras blancas sobre fondo azul, confirma a los dos desconocidos que no se han equivocado. Rafael les cuenta que está solo en la aldea porque su hijo ha ido a comprar a Castanesa, la población que da nombre al valle. Él tiene 80 años y ha vivido toda su vida en ese rincón del Pirineo oscense, arropado por el silencio y las nieves en invierno. Le hace gracia saber que los dos extraños no son excursionistas, sino periodistas. Y decide acompañarles en la visita.
Terrenos comprados
El vecino asegura que no conoce demasiado el proyecto de ampliación de Cerler, pero sabe indicar dónde se instalarán los soportes del futuro remonte de Fonchanina, que unirá el ahora pueblo de dos habitantes con las pistas de esquí. "Al lado de casa tendremos la primera torre y luego colocarán otras seis para llevar a la gente hasta lo alto", relata mientras traza con su bastón una línea imaginaria en el aire, que une una huerta con el punto más elevado del pico de Basibé. "Los coches no llegarán hasta aquí porque construirán un aparcamiento abajo", dice.
¿Y los terrenos? ¿Son ya suyos? "Sí, lo han comprado todo. Solo nos han dejado las casas", protesta el anciano, que vive de la ganadería, junto con su hijo. A diferencia de lo que ocurre en Los Monegros con el macroproyecto de casinos y parques temáticos de Gran Scala, parece que no habrá problemas para encontrar suelo. Más complicado será el trámite medioambiental. Aramón reconoce que el impacto de la ampliación será relevante porque la expansión afecta a los circos glaciares de Basibé y de Tous, donde habitan varias especies protegidas.
Desde Barcelona y Lleida
El remonte para acceder a las futuras pistas situado en el pueblo de Fonchanina, está ahora a unos 25 minutos de El Pont de Suert por una ruta serpenteante de la carretera N-260, que, a buen seguro, el Gobierno de Aragón presionará para que sea mejorada. La titularidad de la vía es del Ministerio de Fomento, que ya ha empezado a construir (de momento en las proximidades de Lleida) la autovía A-14, que unirá la capital del Segrià con Francia, a través de esta zona de la Ribagorza y el Vall d'Aran. La entrada a Cerler por esta nueva puerta tendrá, pues, un acceso inmejorable desde Barcelona y Lleida.
El proyecto de ampliación de Cerler busca, además, ganar altitud para poder asegurar nieve para la práctica de esquí a principios y finales de temporada. La expansión supondrá disponer de 317 hectáreas de dominio esquiable, con 70 nuevos kilómetros de pistas, que se sumarán a los 76 ya existentes. Habrá 107 pistas y 54 remontes, con capacidad para transportar a 46.180 personas por hora. Los aparcamientos para los usuarios se levantarán en los distintos núcleos habitados.
El caso es que, mientras la mayoría de las estaciones de esquí que alberga el Pirineo catalán (salvo contadísimas excepciones) tienen que hacer auténticos equilibrios financieros cada final de temporada blanca para que los números cuadren, las de Aragón siguen haciendo planes para atraer a más y más clientes. Evidentemente, eso no sería posible sin el apoyo incondicional que les brinda su Gobierno autonómico.
Las obras de ampliación han de empezar antes de finales del 2010, según establecen los acuerdos de alquiler de terrenos firmados durante estos últimos años con los vecinos de la zona. De ahí que el proyecto haya tomado velocidad de crucero.
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