De como la segunda residencia se cargó una estación de esquí
Sus 560 habitantes se han quedado solos. No hay turistas, no hay tiendas, no hay escuelas, los bares han cerrado, y no hay hoteles. Ese fue su gran fallo. A finales de los 70 empezaron a construir segundas viviendas para poder pagar los remontes, la remodelación de pistas, y el desarrollo de la estación. Tenían prisa y nadie se acordó de hacer hoteles.
Así que salvo algún pequeño hotel, la estación se rodeó de viviendas usadas por personas que solo acuden unas pocas semanas al año, o lo que comúnmente se llaman "camas frías". Los habitantes por tanto no tenían turistas a los que vender los productos de sus tiendas, así que todas cerraron... menos una, que es la que vende a los 560 habitantes!. Detrás de ellas cerraron bares, escuelas de esquí, tiendas de material, etc...
Un buen día pusieron un anuncio en la prensa con la intención de regalar la estación a quien se comprometiera a reflotar la estación de esquí. Mas de 100 personas de todo el mundo se interesaron, pero fue a Bruno Prior, un empresario británico a quien finalmente se le 'regaló'. Bruno fue hasta el pueblo, subió las pistas, las estudió, y tras ver que eran demasiado empinadas "buenas para expertos que no necesitan clases de esquí", descubrió una parte donde poder ampliar una zona para debutantes.
La estación, de poco mas de 16 kilómetros y cuatro remontes (un telesilla y cuatro telesquís), perdió 1.300.000 euros la temporada pasada y la cantidad de gente que pasó por sus pista en toda la temporada fueron de 90.000, la mayoría propietarios de segundas residencias con mas interés que el de bajar pistas y poco mas. El nuevo propietario ha prometido invertir unos 25 millones de euros, y volver a atraer a turistas alemanes, suizos y holandeses, además de británicos y escandinavos.
No va a crear mas 'camas frías', creará una estación de carácter familiar "amable", construirá hoteles, ampliará pistas y llegará a acuerdos con las estaciones de los valles cercanos de la región de Aletsch, en las que hay mas de 120 kilómetros de pistas esquiables, muchas de ellas a tan solo cuatro kilómetros de allí.
Los 560 habitantes de Ernen ahora respiran mas tranquilos, y los dueños de las segundas viviendas también, ya que a punto han estado de tener una casa en una estación fantasma, algo que en nuestro país le puede pasar a mas de uno, que compra viviendas en estaciones cuyo único modelo de desarrollo es la construcción inmobiliaria, y un día se acaba el terreno, y por tanto el dinero, ejemplos de los cuales, ya conocemos sobradamente cuales son en nuestro país.