A partir de hoy, probablemente las informaciones de tráfico dejarán de referirse al cuello de botella de Puig-reig y pasarán a hablar del que se formará en Berga. Hasta ese punto es donde llega ahora el Eix del Llobregat. Con la inauguración de los 568 metros del viaducto sobre el río se acaban los últimos 21 kilómetros que estaban proyectados hasta ahora. Desde ese punto, ahora se tendrá que continuar hasta el túnel del Cadí.
Congestión de "Pocos días"
El conseller de Política Territorial i Obres Públiques, Joaquim Nadal, reconoció que el estudio informativo para proseguir con la C-16 de Berga a Bagà, a las puertas del túnel del Cadí, se redactará el año que viene, pero advirtió de que se trata de un proyecto complejo. No obstante, restó importancia a la congestión que con toda probabilidad se generará a partir de ahora en Berga. "Se trata solo de unos pocos días al año", minimizó.
Para quien representará un cambio sustancial en la movilidad será para los vecinos del Berguedà, tal como destacó el alcalde de Puig-reig, Saturnino Domínguez. "Llegar hasta aquí ha sido una carrera de obstáculos pero hemos logrado un trazado de consenso. El hito que representa quedará finalmente culminado cuando el Eix llegue hasta el Cadí", reclamó. El president de la Generalitat, José Montilla, que también participó en el acto de apertura de la vía, recalcó que el trayecto entre Barcelona y Berga ahora es solo de una hora y que hasta hace poco era de una hora y media.
Empuje de los tramos
El imponente viaducto de Puig-reig ha requerido un sofisticado trabajo de ingeniería. Para salvar el río, se han utilizado unos gatos hidráulicos para desplazar hasta su posición dos de los nueve fragmentos de la estructura metálica. Tras construir los pilares se empujaron estos tramos de 60 metros de longitud cada uno. Otra de las peculiaridades es que no se ha construido una calzada diferente para cada sentido de la circulación, sino que se ha hecho una única plataforma separada por una mediana.
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