La irregular campaña de este último invierno ha puesto de relieve los problemas que puede suscitar el impuesto ambiental para la continuidad de las empresas que gestionan los centros de esquí. Las sociedades propietarias de Candanchú y Astún han enviado este verano sendas cartas al Ejecutivo aragonés señalando que sus cuentas de resultados arrojarán un balance negativo entorno al millón y medio de euros cada una. A ese resultado tendrían que sumar, en concepto de impuesto ambiental, alrededor de 320.000 euros por empresa.
Al margen de las quejas empresariales, las cifras evidencian la disfunción de una tasa fija para un negocio tan cambiante como el de la nieve. Pero el problema va más allá de la simple gestión de los complejos invernales, ya que de su actividad se deriva el grueso de la economía de los principales valles del Pirineo aragonés. Una mala campaña para las estaciones es un mal ejercicio para todo el sector turístico, hostelero y de servicios.
De hecho, ya ha habido peticiones de ayudas a la DGA desde el sector para paliar lo que se consideran en algunos casos resultados desastrosos por una temporada que tuvo un arranque muy malo, aunque luego se fue enderezando.
Reducir la presión
Mientras la concesión de ayudas directas a empresas privadas por un mal resultado económico se considera "inviable" en la DGA, sí que ha calado la idea de las contradicciones del impuesto ambiental, que en su día se concibió como una contraprestación, cargada de intención política, por los planes generalizados para la expansión de las estaciones de esquí aragonesas.
En ese sentido, el consejero de Industria, Arturo Aliaga, señalaba ayer a este periódico que "la realidad está indicando que es preciso reorientar esas tasas para que no se conviertan en un gravamen fijo sea cual sea el resultado de explotación". "Hay que darse cuenta de toda la actividad económica que difunden las estaciones de esquí, que se han convertido en un sector estratégico para mantener población en zonas tradicionalmente castigadas en ese tema; y sería irresponsable poner en peligro eso solo por no modular un gravamen", agregó.
La cuestión, sin embargo, está ahora más en el tejado del departamento de Economía, que deberá encontrar la fórmula adecuada que module el impuesto de acuerdo a un elemento variable que mida con más justicia la actividad que soportan las estaciones.
Desde ese punto de vista, los responsables de las estaciones han señalado numerosas veces que también resulta incongruente que la tasa se mida exclusivamente por los metros de cables de remontes que poseen, sin tener en cuenta, por ejemplo, cuántos clientes los usan, ya que es su actividad, a juicio de las empresas del esquí, la que incide directamente sobre el medio ambiente.
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