Aunque atravesaron la noche a la intemperie -en medio de una tormenta de nieve y viento blanco- al aparecer estaban en buenas condiciones. Mario Luis Elías Córdoba, de 45 años; su hijo Julián, de 18, y Martín Tapia, de 19, habían salido en la mañana del domingo para realizar una excursión fuera de la zona de pistas. Aunque los tres son de Capital Federal, todos tienen experiencia en montaña, porque pasan parte del año en Esquel, donde Tapia es instructor de esquí.
Llegaron alrededor de las 11 a la terminal de la telesilla cuádruple, a unos los 2.000 metros sobre el nivel del mar, y desde allí partieron hacia el norte con dirección a Las Maquinitas, un sector donde surgen fumarolas de agua caliente. Este fenómeno se produce porque el complejo está en las laderas del volcán Copahue. El mayor de los Córdoba iba con tablas de esquíes y los jóvenes con "snowboards", para aprovechar las zonas de pendiente.
Se dijo que sólo llevaban como alimento galletas y agua, por lo que se infiere que debían haber planificado un viaje rápido. Pero los sorprendió el temporal y nunca llegaron a Las Maquinitas, donde hay un refugio y un microclima cálido que les hubieran permitido pasar sin tropiezos la noche helada.El padre de Tapia, que permaneció en el complejo de cabañas, informó que no habían regresado alrededor de las 17 del domingo y de inmediato se montó un operativo de búsqueda. Incluso en la noche del domingo y la madrugada del lunes hubo patrullas recorriendo la zona.
Los esquiadores habían decidido refugiarse en un sector rocoso, de grietas, para evitar el viento blanco, pero como estaban a la intemperie se mojaron por la nevada. Para evitar la hipotermia respetaron una rutina agotadora: estuvieron moviéndose y despiertos toda la noche.
Cuando los encontraron, los esquiadores comentaron a quienes los buscaban que en la noche veían las luces y escuchaban las sirenas, pero que el viento les impedía caminar y acercarse a las patrullas de rescate. A la mañana paró el viento blanco y, si bien seguía nevando, los tres esquiadores dejaron en las grietas las mochilas -para tener menos peso- y comenzaron a volver hacia la zona de pistas.
Poco antes de las 12 de ayer, cerca de terminal de la silla cuádruple y justo cuando lograban establecer contacto telefónico, se encontraron con una patrulla que se movilizaba en un quitanieve. Era el equipo que integraban el conductor del vehículo, Nino Parada, el ingeniero Ruben Vargas y el perito fotográfico de la policía provincial, Antonio Huglich.
Mario Córdoba aseguró que ya habían encontrado el camino de regreso y que estaban en buenas condiciones. Por su parte, Antonio Huglich explicó que los trasladaron a la base del cerro en la cabina del quitanieve, para que se recuperaran del frío y que luego de un chequeo médico se retiraron a su alojamiento en perfectas condiciones. Fue imposible hablar con los esquiadores, que en la tarde de ayer descansaban por prescripción médica.
