En 1974, el americano Steve McKinney fue el primero en superar la barrera de los 200 km/h. El kilómetro lanzado fue una disciplina de exhibición en los Juegos Olímpicos de Albertville en 1992, y de hecho, el francés Michael Prufer y la finlandesa Tarja Mularin son los únicos campeones olímpicos de toda la historia ya que posteriormente el Kilómetro Lanzado fue retirado del programa olímpico.
En la actualidad, el esquiador más rápido del planeta es el italiano Simone Origone (251,40 km/h), mientras que la deportista sueca Sanna Tidstrand alcanzó los 242,59 km/h.
Unas proezas que dependen "un 50% del material y un 50 % del ser humano", declaraba Michael Prufer. El secreto del éxito parece fácil: "De 0 a 180 km/h, hay que deslizarse lo mejor posible con los esquís planos, que pesan unos quince quilos, miden 2,40 metros y están dotados de sistemas antivibraciones. A continuación, hay que colocarse sobre los cantos para limitar los movimientos perturbadores de la parte superior del cuerpo, que actúan como frenos aerodinámicos. El feeling es muy sutil".
El resto es cuestión de tecnología: pintura granulada en el casco para romper las turbulencias, ensayos en túneles aerodinámicos, alerones aerodinámicos colocados detrás de las pantorrillas, una combinación diseñada para ser como una segunda piel, etc. ¿Listo? ¡Adelante!