Claustrofóbico
Sobre el tren accidentado, tal como informó Eduardo Roldán en su momento, parecía una cápsula con la medida suficiente para personas y sus esquíes, y nada más, "y la verdad es que la forma de subir puede ser claustrofóbica, porque se mete allí uno como una sardina. El trayecto es corto, pero se hace un poco penoso a veces porque resulta asfixiante" añadió en su día a los medios.
El funicular subía herméticamente cerrado con puertas automáticas y no se abrieron en el momento de producirse el incendio al saltar los mecanismos que hacían que estas se abrieran, por lo que quedaron bloqueadas y dificultó enormemente el rescate, que tambien tuvieron que lidiar con los gases provocados en el incendio. El despliegue que se hizo, fué espectacular, con 7 helicópteros austríacos y alemanes actuando en la zona.
Roldán se percató de que algo no iba bien, porque en los 15 años que llevaba usando este medio de transporte, nunca notó que hiciera esa parada tan extraña de dos minutos, y que se cruzara con el convoy de bajada. Pese a esto, para no alarmar a sus compañeros, no dijo nada pero en su experiencia, y tal como relató mas tarde, "me temí lo peor, que algo iba a pasar, porque estos trenes cuando hacen paradas son antes de cruzarse con el convoy, no después".
Finalmente, un cortocircuito, que el equipo español ya notó pocos minutos antes en la base de la estación, fué lo que provocó al terrible accidente, que dejó un saldo de 155 cadáveres.