La zona francesa más próxima a la Val d’Aran se está convirtiendo en una alternativa cada vez más habitual para las personas que no pueden costear una vivienda en el territorio. El precio resulta mucho más asequible, y además la oferta es de casas con jardín, a menudo a reformar, que los particulares pueden adaptar a sus necesidades. Ante esta situación, algunas inmobiliarias ya han ampliado la oferta de productos al otro lado de la frontera.
Una de ellas es Inmobiliaria Global en Vielha, cuyos responsables consideran que residir en Francia ofrece grandes posibilidades de futuro. La empresa ofrece productos en la zona gala más próxima al Aran desde hace un año y medio, y destaca como principales ventajas el precio y las características de las viviendas, que no se pueden encontrar en el Aran por la falta de terrenos.
Marignac se encuentra sólo a 35 minutos de Vielha, y la oferta de la inmobiliaria es en localidades comprendidas en un radio de 30 kilómetros alrededor de la ciudad. Según la propia empresa, “hay muchísimas opciones de ocio, de transportes y de servicios sociales, y las viviendas pueden resultar un 50% más baratas que en el Aran”.
Las estaciones de esquí de Superbagnères de Luchon, Le Mourtis y Peyragudes, además de múltiples lugares para practicar senderismo, escalada o golf son los atractivos que destacan de la zona. En cuanto a las mejores prestaciones sociales, cabe recordar que en el valle desde siempre ha existido la tradición de desplazarse a Francia para realizar consultas sanitarias.
Menos de la mitad
El principal motivo de esta diferencia de precios es que esta zona de Francia es una de las consideradas pobres, al estar en el sur del país. Esto provoca por una parte que haya poca oferta de obra nueva, a excepción de alguna promoción en Luchon, y que las casas de segunda mano sean más asequibles que en otros lugares.
Sin embargo, el incremento de la demanda de viviendas en esta zona ya está cambiando esta tendencia, tal y como refleja el estudio llevado a cabo por el asesor Josep Toló. El informe explica que la Cámara de Notarios de Francia ha detectado un incremento del 28,30% en los precios del área limítrofe con el Aran en el último año, mientras que algunos terrenos han llegado a duplicar su valor en dos años.
El precio no lo es todo
A pesar de lo que pueda parecer a través de estos datos, los casos de personas o familias que se trasladan a Francia motivadas exclusivamente por el precio son anecdóticos. Así, la gran mayoría lo hace porque ya tenía relación con el país, porque parte de su familia está allí o como opción de vida personal.
Anna, una maestra de 45 años que trabaja en Es Bòrdes y vive sola en Sait Béat desde hace varios años, asegura que no se trasladó allí por no poder pagar un piso en el valle. “De hecho tomé la decisión cuando ya estaba a punto de dar la paga y señal para un piso en Gausac”, recuerda.
El motivo fue que ella ya había vivido allí, y antes de tomar la decisión definitiva quiso ver la oferta de la zona. “En un momento encontré la casa donde vivo ahora, más grande y más barata que lo que había en el valle”, con lo que finalmente la compró.
Sin embargo, insiste en que “no conozco a nadie que haya venido sólo por la casa, tiene que gustarte el país, las costumbres, los horarios,... Es muy distinto del otro lado de la frontera”. Así, Anna está muy satisfecha con su lugar de residencia, tanto a nivel personal como por cuestiones económicas. “No me molesta que sea una zona pobre, al contrario, los productos cotidianos son mucho más baratos, de hecho lo compro todo allí”, asegura. Las facturas y los gastos de la casa tampoco suponen un problema, ya que abrió una cuenta corriente y domicilia en ella el coste de la electricidad, el gas o el teléfono.
La lengua es un aspecto muy importante para Anna. “Yo fuí guarda de un refugio de montaña y ya hablaba francés al llegar aquí, pero reconozco que si no al principio puede resultar incómodo, ya que a pesar de que la mayoría de la población entiende el español, toda la vida se articula en francés”, afirma.
Un factor que preocupa a muchas familias que consideran trasladarse es la educación de los hijos. En este caso, Anna lo tiene claro. “Para mí es muy fácil, los traería conmigo aquí, pero porque soy maestra y me resulta muy cómodo”, explica. “Sin embargo, la opción habitual es realizar la escolarización en Francia”, añade, tanto por comodidad como por prestaciones y costes. En este sentido, cabe recordar que hay familias aranesas cuyos hijos cursan los estudios de secundaria en Francia, por proximidad y por prestigio.
Otras personas que han optado por residir en Francia a pesar de trabajar en el valle se posicionan en la misma línea que Anna, es decir, que ya tenían algún tipo de relación con el país, ya sea por los estudios, por la familia o por predilección personal, y ahora aprovechan el ahorro que supone vivir allí.
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