Esta búsqueda de nuevos espacios no implica desaprovechar los adelantos de la técnica. Los aficionados al esquí fuera de pista, dentro de los límites de la estación o fuera de ellos, continuarán utilizando los remontes (teleféricos en las grandes centros de esquí) e incluso el heliesquí, para alcanzar las cimas de los Pirineos, Alpes o las Rocosas.
El esquí de montaña o de 'randonnée' es diferente y también está muy de moda. Cada año gana adeptos a pesar de ser potencialmente peligroso: avalanchas, hielo, cambios bruscos de tiempo y desorientación son sus grandes enemigos.
Tanto en esquí fuera de pista como en montaña es necesario dominar la técnica alpina. Cuanto más alto sea el nivel del practicante, mayor será su 'divertimento', seguridad y eficacia en ascensiones, 'treks' y recorridos por terreno mixto.
El material usado fuera de pista será el mismo que en pista. Conviene esmerar el afilado de los cantos y el reglaje de las fijaciones. Las suelas han de estar siempre enceradas. No deben descuidarse la ropa, los guantes, el gorro y las gafas.
En 'randonnée' el equipamiento es distinto. Los fabricantes han desarrollado modelos de esquí más ligeros que permiten subir con mayor comodidad. Tienen el inconveniente de que 'bailan' en nieve dura y, por tanto, son inestables. Con las botas el problema será idéntico. A mayor ligereza, menor seguridad en un descenso técnico y prolongado.
Finalmente queda el apartado de las pieles de foca, mohair o nylon. Su técnica es simple: se colocan para subir y se retiran para descender. Deben de ajustarse ('pegarse') a la tabla seca.
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