Otro aficionado a la nieve que no perdió la oportunidad de disfrutar de tan magnífica jornada fue el gijonés David Pérez Laviada, de 26 años, en su caso para practicar el <«snowboarding». Asegura que se inició en el mundillo de la tabla hace cuatro años y que, desde entonces, es un apasionado de Pajares, a la que prefiere «por encima del resto de las estaciones del Norte».
Florentino Fernández, «Flochi», también «alucinaba» con la situación de Pajares. Lleva siete años practicando el esquí y no recuerda una jornada tan propicia como la de ayer. Sobre otras cosas, destaca «la gran calidad de la nieve y lo bien pisada que está». Para Fernández, «cuando Valgrande está bien es la mejor estación que hay, ya que, salvo excepciones, apenas hay masificación y, además, puedes disfrutar de unos paisajes maravillosos, algo que no sucede, por ejemplo, en San Isidro».
Ayer, en Pajares, se dieron cita aficionados de todas las edades. Desde el veterano José Antonio Rodríguez, que lleva esquiando en la zona desde hace casi medio siglo, por lo que conoce a la perfección la historia de la estación invernal, hasta Federico Menéndez, un niño ovetense de 2 años de edad que se está iniciando de la mano de su padre, Miguel, en el deporte blanco. A pie de uno de los telesillas de Cueto Negro, y ya algo cansado de una mañana de actividad continua, el pequeño, perfectamente ataviado para la ocasión, asegura que la nieve le gusta mucho y que se lo pasa «muy bien» en las pistas.
Otro joven aficionado que acudió al reclamo de la soleada jornada que se vivió en la Cordillera fue el ovetense Álvaro Cachero, de 10 años. Lo suyo es la tabla de «snow» y disfrutar de un deporte que, según confiesa, le «encanta». Y más si lo practica en Pajares, a la que califica de «mi estación preferida».
La jornada de ayer en Pajares fue de las que quedarán marcada en el libro de los recuerdos de la estación. Cincuenta años después de su puesta en funcionamiento, Valgrande vivió uno de sus días más multitudinarios. No faltaron las quejas de algunos usuarios por los inconvenientes propios de una aglomeración de miles de personas. Sin embargo, la instalación asturiana ofreció unas magníficas condiciones para el esquí. Ni los más veteranos recordaban algo semejante.
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