Para unos son unos locos, para otros grandes expertos. Para ellos tan sólo son personas deseosas de experimentar nuevas sensaciones. Espejo Público ha compartido con ellos aventuras. 24 horas en la vida de unos profesionales de la nieve para los que el riesgo se convierte en la única forma de disfrutar.
Son las ocho de la mañana y los primeros rayos de sol empiezan a teñir de naranja las cumbres de las montañas. Allí, donde apenas alcanza la vista, se subirán los riders para descender sus laderas. Lo harán en helicóptero, es lo que se llama heliboarding.
En tan sólo unos minutos estarán en la cumbre. Este es el único momento que tienen para ver al completo el descenso que van a hacer. Lo que no memoricen ahora se lo encontrarán por sorpresa.
Cuando llegan a la cumbre la vista sobrecoge por su belleza. Esto es lo último que verán antes de caer ladera abajo. Tras uno segundos de preparación empieza la descarga de adrenalina.
Bajan por nieve virgen sin pisar. El riesgo de sufrir un accidente en estas condiciones es muy alto. Las medidas de seguridad son importantísimas. Para empezar el descenso lo hacen de uno en uno.
Para salir de esos momentos, para poder prestar la ayuda necesaria los raiders deben estar debidamente equipados. A parte de las tablas o los esquí en perfecto estado la mochila que cada uno lleva es un auténtico salva- vidas.
El descenso de hoy ha salido bien, pero la aventura aún no ha terminado. El ansia que tienen cada uno de estos riders por descubrir nuevos sitios, por rodearse de cierta soledad les empuja hacia el refugio de Montgarry. Las motos de nieve les llevan hacia el viejo pueblo abandonado, El sitio perfecto para analizar la jornada junto a un fuego y un vaso de vino.
Así terminan un día en el que no han parado de bajar y de vivir la montaña. Mañana seguirán atentos, mirando al cielo esperando que haya buena nieve, buen tiempo y poder descender así esa próxima cima aún más difícil.
Vídeo con imágenes de Esquí Fuera Pista
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