A las 14.48 horas la sala del servicio de emergencias del 112 recibió el aviso de alud en la ladera sur del macizo de Ubiña. Hasta la zona se desplazó un helicóptero de Bomberos de Asturias con base en La Morgal, con un equipo de rescate que, sin embargo, no tuvo necesidad de actuar. El herido, Juan Francisco Rubio Cabezas, de 44 años y vecino de Astorga, sufrió contusiones leves. El médico del equipo de rescate le atendió en el lugar y luego lo trasladaron hasta su vehículo.
Al parecer, según algunos testigos, el hombre, que estaba practicando esquí extremo, cayó «de manera espectacular» y fue la misma caída la que causó un desprendimiento de nieve de pequeñas dimensiones.
«Había mucha gente por allí porque el tiempo era muy bueno. Fueron ellos los que avisaron a los servicios de emergencia. Al parecer, según nos explicaron, la caída del esquiador fue bastante fuerte. Eso ocasionó el alud. Por suerte, porque, al parecer, la nieve le salvó de caer en los canales», comenta Pablo Villena, miembro del equipo de rescate de Bomberos de Asturias. Todo hace indicar que el descenso en diagonal provocó el corte de las capas de nieve y el posterior desprendimiento.
La época del año y el cambio tan brusco de temperaturas en los últimos días intensifican el riesgo de aludes. Ante esto, los servicios de emergencia y expertos no se cansan en pedir precaución. «Hay que tener cuidado cuando se sube a la montaña. Usar siempre la cabeza. A la gente que hace desplazamientos para subir al monte, le cuesta luego renunciar si la cosa no está bien. No es como alguien que vive en la zona y sabe que si no sube hoy lo hará mañana. Con eso hay que tener cuidado», explicó Villena, que enfatiza mucho el tema de la hora. «El pequeño accidente se produjo a las tres de la tarde. Eso es muy tarde porque a esa hora ya hace mucho calor y la poca nieve que puede haber se derrite, pierde consistencia. El que quiera hacer algo tiene que ser temprano», asegura.
El final del invierno siempre suele ser una época de peligro de aludes. Sin embargo, este mes de mayo se presenta especialmente propicio para los desprendimientos. A principios de mayo, el montañero vasco José Luis Jiménez Gil perdió la vida al quedar atrapado por un gran alud en los Picos de Europa, que hirió a varios más. La precaución para evitar los desprendimientos resulta esencial.
Los aludes son habituales cuando se producen bruscos cambios de temperatura. En las montañas asturianas hay actualmente una importante cantidad de nieve acumulada que, con el calor de los últimos días, empieza a derretirse. Al no llegar a compactar, queda relativamente suelta, lo que la hace muy poco estable, según explican algunos expertos montañeros. Cuando una persona corta las placas de nieve que se hallan acumuladas una encima de otra, si están en una pendiente importante, el alud se produce de manera casi inmediata.
Además, los desprendimientos de esta época del año son los más peligrosos. La denominada «nieve primavera», la que hay ahora, es más húmeda y compacta. Estas dos características dificultan la formación de las bolsas de aire que permiten respirar si se queda atrapado bajo la nieve. Por eso, los expertos recomiendan tener mucho cuidado, procurar no cortar las placas de nieve, si se va acompañado, guardar ciertas distancias para que en caso de alud se pueda reaccionar a tiempo y, especialmente, avisar a los servicios de emergencia en cuanto sea posible.